2017-07-21 12:46:00

María Magdalena, una mujer llamada por Jesús a ser Apóstol de la Iglesia


(RV).- “La experiencia de la resurrección que vive María Magdalena es profunda y existencial. Ella se acercó al sepulcro con el corazón colmado de la tristeza y la soledad de quien ha perdido un ser querido, y al llegar allí, el dolor y la desilusión de no encontrar el cuerpo de Jesús le impedían verlo y reconocerlo vivo. 

Entonces Jesús, tomando la iniciativa, la llama por su nombre. Ella al sentirse interpelada personalmente, experimenta dentro de sí una felicidad tan profunda que cambiará su existencia y que está destinada también a transformar la existencia de todo hombre y mujer”. Palabras de Papa Francisco en su Catequesis del 17-5-2017.

Cuando Jesús de Nazareth empezó su vida pública, eligió 12 apóstoles, doce hombres que formarían su compañía y que cumplirían junto a Él, un tiempo de misión, una convivencia en el camino de la predicación; pero ¿y las mujeres? ¿qué papel juegan en esta compañía de Jesús? Jesús no “elige” a María Magdalena, pero consiente en ser elegido por ella. Jesús acepta el paso que da la mujer hacia Él, como los pasos que da el alma enamorada, en busca del Esposo.

 En la imagen del cuadro vemos los signos que identifican la conversión de la Magdalena: la mano en el corazón para indicar el reconocimiento de su pasado y el arrepentimiento, y los pies descalzos, que siempre son signo de tocar el camino santo del Señor. María Magdalena elige a Jesús, y enjuga sus pies con un perfume de nardos y después utiliza sus propios cabellos para demostrar su infinita devoción, la fuerza de su conversión. Y Jesús se deja elegir por ella. Y dejará que le siga en todo el camino hasta el pie de la cruz.

María Magdalena no es llamada apóstol por las escrituras, pero su presencia es inseparable de la de Jesús. Hasta el extremo de ser ella, la que primero puede reconocer a su Señor resucitado. Y Jesús la llama, por su nombre, como antes había llamado a todos los apóstoles. La revelación de Dios hecho hombre a través de la Resurrección, ella la vive primero que todos, situándola a la altura de los grandes profetas del AT, de los cuales se sirve Dios para hablar con su pueblo. 

 María Magdalena lava los pies de Jesús a pesar de ser una mujer impura, y Jesús atiende esta devoción con infinita misericordia. Jesús mismo lava los pies de sus apóstoles en su última cena, haciendo suyo ese rasgo de servicio y entrega de la mujer.

Desde el año 2016 el día 22 de julio María Magdalena es “celebrada” litúrgicamente como el resto de los apóstoles.  Escuchamos a través de Radio Vaticano, el testimonio de fe viva de los oyentes de la radio del Papa, sobre este reconocimiento a la figura de la santa.

(Isabel Cantos - RV)

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