2017-04-05 13:51:00

El "secreto" de la Carta de san Pedro, según el Papa Francisco


(RV).- “¡La Primera Carta del Apóstol Pedro lleva en sí una carga extraordinaria!” [...] Pero, ¿cuál es el secreto de esta Carta, y en modo particular del pasaje que hemos apenas escuchado? (Cfr. 1 Pt 3,8-17)” A partir de esta afirmación y consecuente pregunta el Papa Francisco siguió, en el miércoles 5 de abril, con el ciclo de catequesis sobre la esperanza cristiana.

La esperanza cristiana no es un concepto, no es un sentimiento, un teléfono celular o un montón de riquezas. La esperanza cristiana es una Persona, se llama Jesucristo, al que reconocemos vivo y presente en nosotros y en nuestros hermanos. Y si Cristo está vivo y habita en nosotros, tenemos que permitir que se haga visible, sin esconderlo y permitiendo que actúe en nosotros: tenemos que hacer lo mismo que Él hacía. Así, la esperanza  - que es Jesús Resucitado – necesariamente tiene que irradiarse hacia afuera, tomando la forma de la dulzura, del respeto, de la bondad hacia el prójimo, llegando inclusive a perdonar a quien nos hace daño.  

Una demostración sencilla,  - casi matemática - , la del Papa Francisco en la catequesis del miércoles, con la cual desveló el secreto de esa "carga extraordinaria" que se cela en la primera Carta del apóstol Pedro: “El apóstol Pedro nos invita a dar razones de la esperanza que habita en nuestros corazones - dijo en español. Esta esperanza no es un concepto ni un sentimiento, sino una persona, Jesús resucitado, que, desde nuestro bautismo, vive en nosotros, renueva nuestra vida y nos colma con su amor y con la plenitud del Espíritu Santo. Este tesoro no podemos ocultarlo, tenemos que compartirlo y darlo a conocer con el testimonio de nuestra vida. Es necesario que la esperanza tome la forma de dulzura y de bondad para con el prójimo, y también de perdón para los que nos han hecho daño, convencidos que el mal solamente se vence con la humildad y la misericordia”.

Un círculo virtuoso con el cual el Obispo de Roma indicó que hacer el bien aún a quien nos hace daño es signo de la esperanza cristiana porque una persona que no tiene esperanza “no logra perdonar, no logra dar el consuelo del perdón ni tener el consuelo de perdonar”. Y esto porque así lo hizo y lo sigue haciendo Jesús, a través, dijo el Papa, de todos los que le hacen espacio en su corazón y en su vida: “Los mafiosos piensan que el mal se puede vencer con el mal, y así se vengan y hacen muchas cosas que todos nosotros sabemos. Pero no conocen que cosa es la humildad, la misericordia y la mansedumbre. ¿Y por qué? Porque los mafiosos no tienen esperanza. ¡Eh! Piensen en esto”, exhortó en italiano.

Comprendemos de este modo, que para dar razón de nuestra esperanza – tal es la invitación de san Pedro en la carta – no se tiene que dar razones tanto a nivel teórico, sino, con el testimonio de la propia vida. “San Pedro nos dice además que es mejor sufrir haciendo el bien que haciendo el mal,  - añadió el pontífice resumiendo en español- porque cuando sufrimos por el bien, estamos en comunión con Jesús, que aceptó el sufrimiento por nuestra salvación. Cuando vivimos esta realidad, nos convertimos en sembradores de la resurrección, y en portadores de un perdón y de una bendición que son el anuncio del amor sin medida de Dios, fundamento de nuestra esperanza”.

En este período, en espera de la Resurrección del Señor, el Obispo de Roma invitó en la conclusión de su catequesis a que “la contemplación de la Pasión y Muerte de Jesús, nos asegure en la esperanza de la resurrección, y nos ayude a ser instrumentos de su consuelo y de su amor para todos nuestros hermanos”.

(Griselda Mutual – Radio Vaticano)








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