2017-03-21 18:46:00

La mujer queda impresionada por el gran respeto que Jesús tiene por ella, dijo el Papa


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

El pozo de agua profundo en el desierto y el recipiente para sacar el agua, sirven a Jesús, en el Evangelio, para ilustrar que hay otra agua posible y que esta agua distinta sacia para siempre.

La mujer sencilla está cansada de ir y venir al único pozo a buscar agua, pero además dijo Francisco el 19 de marzo, que “la sed de afecto de esta mujer y de vida plena no ha sido apagada por los cinco maridos que ha tenido, es más, ha experimentado desilusiones y engaños. Por eso la mujer queda impresionada por el gran respeto que Jesús tiene por ella”. Y a esta mujer que tenía una vida así desordenada le confiesa –“cosa rarísima en Jesús”, dijo el Papa-, que Él Mesías.

En plena Cuaresma el Papa dijo que “el agua que da la vida eterna ha sido derramada en nuestros corazones en el día de nuestro Bautismo; cuando Dios nos ha transformado y llenado de su gracia. Pero puede darse –explicó- que este gran don lo hayamos olvidado… y quizás vamos a la búsqueda de “pozos” cuyas aguas no nos sacian la sed. Cuando olvidamos la verdadera agua, vamos a la búsqueda de pozos que no tienen agua limpia.”

El sucesor de Pedro afirmó que la Cuaresma es la ocasión buena para acercarnos a Jesús…, hablar con él, escucharlo; es la ocasión buena para ver su rostro también en el rostro de un hermano o de una hermana sufriente. De este modo –dijo- podemos renovar en nosotros la gracia del Bautismo, refrescarnos en la fuente de la Palabra de Dios y de su Santo Espíritu”. jesuita Guillo

 








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