2017-01-25 11:29:00

Catequesis del Papa: confiar en Dios sin ponerle condiciones


(RV).- Al celebrar la Audiencia General del cuarto y último  miércoles de enero – en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano, y en la que participaron varios miles de fieles y peregrinos procedentes de numerosos países – el Papa Francisco prosiguiendo con su ciclo de catequesis sobre la esperanza cristiana, se refirió al valor de una mujer que da esperanza a su pueblo, ilustrando la figura bíblica de Judit.

Hablando en italiano, el Pontífice explicó que se trata de una de las figuras de mujeres del Antiguo Testamento que sobresale por ser heroína de su pueblo, en tiempos del rey Nabucodonosor. Y afirmó que de la lectura de aquel relato se observa la presencia de aquel gran e invencible enemigo que exterminando y destruyendo llega hasta la Tierra Prometida, poniendo en peligro la vida de los hijos de Israel.

El Santo Padre recordó que el fin, que en aquel entonces, parecía ineluctable con la pérdida de confianza en Dios por parte de ese pueblo y en medio de la desesperación, paradójicamente cambia cuando se enciende una débil esperanza mediante la idea de resistir al enemigo cinco días más, en espera de la intervención salvífica del Todopoderoso. Como si cinco días – dijo el Papa – fueran concedidos a Dios para intervenir, cinco días de espera…

En semejante situación aparece en la escena Judit, mujer viuda de gran belleza y sabiduría que se dirige al pueblo con el lenguaje de la fe para pedirle a sus hermanos que no provoquen la ira del Señor poniéndolo a prueba, puesto que si querrá ayudarlos Él tiene pleno poder para defenderlos así como para hacerlos perecer por parte de sus enemigos. De ahí que les haya pedido que esperen con confianza su salvación, para lo cual los invita a suplicarlo para que venga en su ayuda, sabiendo que, si lo querrá, escuchará su grito.

El Obispo de Roma afirmó asimismo que Judit, con la fuerza de un profeta, llama a los hombres de su pueblo para que vuelvan a tener confianza en Dios. Sí, porque ella, con la mirada de un profeta, ve más allá del horizonte propuesto por los jefes y que el miedo vuelve aún más limitado.

Por esta razón, el Papa Bergoglio invitó a los fieles presentes en esta Audiencia General a no poner jamás condiciones a Dios sino a dejar que la esperanza venza todos nuestros temores. Porque confiar en Dios – dijo – “quiere decir entrar en sus designios sin pretender nada” e incluso aceptando que su salvación y ayuda lleguen de una manera distinta a la de nuestras expectativas.

Por último, tras recordar que solemos pedir al Señor vida, salud, afectos y felicidad – lo que ciertamente es justo – Francisco hizo hincapié en que debemos ser conscientes de que Dios es capaz de obtener la vida también de la muerte, puesto que sabemos que es posible experimentar la paz incluso en la enfermedad; tener serenidad también en la soledad así como beatitud en el llanto. De modo que el Pontífice reafirmó que no podemos enseñar a Dios lo que debe hacer, dado que Él sabe mejor que  nosotros lo que necesitamos.

Y concluyó su catequesis diciendo que el camino que Judit nos indica es el de la confianza, la espera en la paz, la oración y la obediencia, sin fáciles resignaciones, sino haciendo todo lo que podemos, pero permaneciendo siempre en el surco de la voluntad del Señor, tal como lo hizo ella.

(María Fernanda Bernasconi - RV).

Texto y audio del resumen de esta catequesis que el Papa Francisco pronunció en nuestro idioma:

Queridos hermanos y hermanas:

El personaje bíblico de Judit nos muestra a una mujer llena de fe y de valor, capaz de orientar a los hombres y mujeres de su tiempo, que se enfrentaban a una situación límite y desesperada, hacia la verdadera esperanza en Dios.

Ella nos enseña que, ante las situaciones difíciles y dolorosas, el camino a seguir es el de la confianza en Dios, y nos invita a recorrerlo con paz, oración y obediencia, haciendo también todo lo que esté en nuestra mano para superar estas situaciones, pero reconociendo siempre y en todo la voluntad del Señor.

Como ella, tenemos que mirar más allá de las cosas del aquí y el ahora, y descubrir que Dios es un Padre bueno que sabe todo lo que nos hace falta mejor que nosotros mismos. Nosotros podemos pedirle todo lo que necesitemos, pero siempre con la humildad necesaria para reconocer su voluntad y entrar en sus designios, aunque a veces no coincidan con los nuestros, pues él es el único que con su amor puede sacar vida incluso de la muerte, conceder paz en la enfermedad, serenidad en la soledad y el consuelo en el llanto.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Hoy celebramos la fiesta de la Conversión de san Pablo y se concluye la semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, los invito a todos a que, conscientes de que el amor de Cristo nos apremia, no dejen nunca de rezar para que los cristianos trabajemos, con respeto fraterno y caridad activa, por llegar a la tan deseada unidad. Que Dios los Bendiga.








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