2016-12-12 15:47:00

¿Cuál es el principio y fundamento de nuestra vida?


Reflexionando con el padre Luis Ramírez, Asistente internacional del Apostolado de la Oración.

El Papa Francisco ha insistido en varias oportunidades sobre el dicernimiento. Para iniciar el dicernimiento es necesario tener claro cuál es el principio y fundamento de nuestra vida, que nos ayuda a ser disponibles.

Nuestra salvación, así como mi valor como persona, no se encuentran en mí mismo, en mi rendimiento o productividad, o en mi capacidad de justicia. Está solo y exclusivamente en el amor y la gracia de Dios. Él es quien se regala gratuitamente. Simplemente porque así lo desea. Por eso que creer significa: que este amor es gratuito y que el tenerlo, como gracia, pasa a ser el fundamento de mi vida. De ello surge la verdadera libertad y creatividad, que se expresan en las obras de amor.

Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola en su primera parte, nos recuerda que somos criaturas. Nuestra verdad es esa: nuestro principio y sentido no se encuentra en nosotros mismos, sino en Alguien que nos ha creado por amor. Tenemos que asumir con paz que nosotros no somos ni el origen ni la meta de nuestras vidas, ambas están en Dios. A las personas de fe, nos toca responder con alabanza y agradecimiento el tener un Dios tan generoso. Desde esta generosidad, se nos abre un espacio para nuestro ser y nuestro actuar. Estamos llamados a la santidad, porque nuestro creador es Santo.

Esta es una meditación, una “consideración” que nos da el sentido trascendente de nuestra vida ¿En qué radica la libertad humana? Hay una profunda antropología al situar al hombre como criatura de un Dios que es Amor – Compasión – Misericordia. Es un Dios cercano, trinitario, creador, que se da con nosotros, que quiere salvarnos. Es el Dios de la Biblia: que es Padre y Madre, liberador; desde este Dios nos toca a nosotros responder. Se nos invita con esta meditación a reconvertir nuestros afectos, y que Él sea el centro. Y tener presente que es un proceso constante durante toda la vida.

San Ignacio comienza la experiencia de los Ejercicios presentándonos una apretada síntesis sobre el sentido de la vida humana. En medio de tantos falsos ideales como nos ofrece el mundo, debo aclararme sobre el fin de mi vida, reconociendo la realidad objetiva de mí mismo y de todo lo que me rodea. Así crecerá en mí un deseo profundo de cooperación consciente con el hermoso proyecto que Dios tiene sobre mí, sobre los demás y sobre todo el mundo.

No debes angustiarte queriendo arreglar enseguida tus problemas. Por ahora sólo debes pretender aclarar la finalidad de tu vida, a la luz del proyecto de Dios.

 








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