2016-12-10 14:19:00

El mundo agrícola en el centro de la audiencia del Papa a la Asociación Internacional Rural Católica


(RV).-  La mañana del sábado 10 de diciembre el Papa Francisco recibió en la Sala del Consistorio a los participantes en la Reunión de la Asociación Internacional Rural Católica (ICRA) que, como notó el Santo Padre, han analizado los problemas del mundo rural y sobre todo la realidad de aquellos que trabajan en la agricultura con un compromiso diario. “Un trabajo a veces muy fatigoso, subrayó, pero realizado siendo conscientes de hacer algo por los demás, cultivando con pasión la tierra para garantizar los frutos, siguiendo los ciclos de las estaciones y enfrentando los problemas debidos a los cambios climáticos, lamentablemente agravados por la negligencia humana”.

Vivimos la paradoja de una agricultura no más considerada sector primario de la economía, pero que mantiene una evidente relevancia en las políticas de desarrollo, en los desequilibrios de la seguridad alimentaria como también en la vida de las comunidades rurales. En algunas áreas geográficas, de hecho, el desarrollo agrícola permanece como la respuesta principal posible a la pobreza y a la escasez de los alimentos. Esto significa remediar  la carencia de los aparatos institucionales, la adquisición inicua de tierras cuya producción es sustraída a los legítimos beneficiarios, injustos métodos especulativos o la falta de políticas específicas, nacionales e internacionales.

El Pontífice enfatizó que, mirando hoy al mundo rural, emerge el primado de la dimensión del mercado, “que orienta acciones y decisiones”. “Ante todo, la ganancia, agregó, también al precio de sacrificar los ritmos de la vida agrícola, con sus momentos de trabajo y de tiempo libre, del descanso semanal y del cuidado de la familia”.

Para los que viven la realidad rural esto significa constatar que el desarrollo no es igual para todos, como si la vida de las comunidades de los campos tuviese un valor más bajo. La misma solidaridad, largamente invocada como remedio, es insuficiente si no está acompañada por la justicia en la distribución de las tierras, en los salarios agrícolas o en el acceso al mercado.  

Francisco se interrogó ¿qué cosa hacer? Mencionando la historia de la ICRA, el Papa aseguró que esta muestra que es posible conjugar el ser cristianos con el actuar como cristianos en la realidad del mundo agrícola, donde el significado de la persona humana, la dimensión familiar y social, el sentido de la solidaridad son valores esenciales, también en las situaciones de mayor subdesarrollo y pobreza.

Las relaciones con las grandes Organizaciones internacionales son la forma a través de la cual es posible, para una Organización No Gubernamental de inspiración cristiana como la vuestra, reaccionar a los desafíos y responder a las necesidades. Pero para esto es requerido un suplemento de humanidad, hecho sobre todo de elecciones valientes y de competencia constantemente actualizada, para cooperar con las instituciones estatales e internacionales en el predisponer las técnicas y en el dar soluciones a los problemas, siempre en clave humana. Por lo tanto, un rol propositivo que ayude al mundo rural a no quedarse al margen de las decisiones políticas, de los planos normativos o de la  acción en los diversos sectores de la vida social y de la economía.

(RC-RV)

 

         








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