2016-12-07 10:56:00

Catequesis del Papa: permitamos al Señor que nos enseñe la esperanza


(RV).- Al celebrar la Audiencia General del primer miércoles de diciembre, en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano, en la que participaron varios miles de fieles y peregrinos procedentes de numerosos países, el Papa Francisco tras haber concluido su serie de catequesis sobre las obras de misericordia, comenzó un nuevo ciclo sobre la esperanza cristiana, que introdujo con las palabras del profeta Isaías que nos invita a llevar el consuelo de Dios a nuestros hermanos.

“Consuelen, consuelen a mi pueblo”, se lee en el capítulo 40 del libro del profeta. Halando en italiano el Santo Padre comenzó afirmando que tenemos tanta necesidad de la esperanza cristiana en estos tiempos oscuros, en los que solemos sentirnos extraviados ante el mal y la violencia que nos rodean y ante el dolor de tantos hermanos. Situaciones éstas que hacen que nos desanimemos un  poco puesto que nos sentimos impotentes y nos parece que esta oscuridad jamás se disipará.

Sin embargo, el Obispo de Roma dijo que no debemos permitir que la esperanza nos abandone, porque Dios, con su amor, camina con nosotros sin dejarnos solos. Además – reafirmó – el Señor Jesús ha vencido el mal, abriéndonos, al mismo tiempo, el camino de la vida.

De ahí que en este tiempo de Adviento –  que es tiempo de espera, en que nos preparamos a acoger una vez más el misterio consolador de la Encarnación y la luz de Navidad –  sea importante reflexionar, precisamente, sobre la esperanza. Además, el Papa Bergoglio invitó a aprender del Señor lo que significa esperar, escuchando sus palabras a través de la Sagrada Escritura, comenzando, por ejemplo, con Isaías, el gran profeta del Adviento, el gran mensajero de la esperanza.

Tras reafirmar que Dios Padre consuela suscitando consoladores y de recordar que para el pueblo el consuelo comienza con la posibilidad de caminar por el camino de Dios, una vía nueva que conduce a regresar a la patria, Francisco explicó que “preparar este camino” quiere decir “preparar un camino de salvación y de liberación de todo obstáculo y tropiezo”.

Teniendo en cuenta que la vida con frecuencia es un desierto, en el que cuesta caminar, el Pontífice afirmó que si nos encomendamos a Dios puede llegar a ser como una bella y ancha autopista. Es suficiente no perder jamás la esperanza, sino seguir creyendo siempre y a pesar de todo.

Y concluyó su catequesis pidiendo que permitamos al Señor que nos enseñe la esperanza, esperando confiados en su venida y pidiendo la gracia de que trasforme el desierto de nuestra vida, sufrimiento y soledad, en un camino llano que nos lleve al encuentro con Él y con los hermanos.

(María Fernanda Bernasconi - RV).








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