(RV).- Sufrir con paciencia los defectos del prójimo, corregir al que se equivoca y enseñar al que no sabe. Las tres obras de misericordia espirituales entorno a las cuales el Papa Francisco desarrolló la catequesis de la última semana del Año de la Misericordia.
Tras saludar a los fieles en la plaza de san Pedro y oir junto a ellos un pasaje del Evangelio de San Lucas, el Papa meditó sobre los versículos 41 y 42, con los cuales el Señor hace ver que, en su seguimiento, la falta de autocrítica constituye un obstáculo para la instauración del reino.
De este modo invitó por un lado, a mirar la paciencia de Jesús, y a hacernos un examen de conciencia para ver si también nosotros, a veces, podemos resultar molestos a los demás. Y por el otro, recordando un pasaje del Evangelio de Mateo (20,21), señaló cómo el Maestro enseña a ir hacia lo esencial y a mirar más allá, para asumir con responsabilidad la propia misión, es decir, aquella de amonestar a los pecadores, y enseñar a quien no sabe.
A continuación, el resumen de la catequesis que el pontífice pronunció en nuestro idioma:
Queridos hermanos y hermanas
He dedicado la catequesis de hoy a la obra de misericordia que nos pide «sufrir con paciencia los defectos del prójimo». En la Biblia, Dios se muestra como un Dios paciente y misericordioso, que soporta los lamentos de su pueblo. También Jesús fue paciente durante los tres años de su vida pública. Pensemos en el episodio de la madre de Santiago y Juan, que pidió para sus hijos que se sentaran uno a su derecha y otro a su izquierda en el Reino de los Cielos. Jesús, en cambio, aprovechó esa situación para enseñarles y corregirles.
Esta obra de misericordia espiritual está relacionada con otras dos: «corregir al que se equivoca» y «enseñar al que no sabe». Supone un gran esfuerzo ayudar a otros para que crezcan en la fe y caminen en la vida.
La exigencia de aconsejar, amonestar y enseñar no nos ha de llevar a considerarnos mejores que los demás, sino, más bien, nos impulsa a entrar en nosotros mismos para verificar si somos coherentes con lo que pedimos a los demás.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Les animo a poner en práctica las obras de misericordia, corporales y espirituales, para que todos puedan experimentar la presencia y ternura de Dios en sus vidas.
(Griselda Mutual - Radio Vaticano)
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