(RV).- “Con renovada esperanza”, los Obispos de Chile dieron a conocer el mensaje conclusivo de la 112ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de este país sudamericano, que se desarrolló en Punta de Tralca, del 7 al 11 de noviembre.
Entre los temas tratados en este encuentro, los Obispos dialogaron sobre los frutos en las diócesis de Chile del Año Santo de la Misericordia; continuaron trabajando sobre los desafíos para la pastoral de los presbíteros, y prepararon la próxima visita Ad limina en febrero de 2017, en la que el Episcopado chileno se reunirá con el Papa Francisco y con las autoridades de los diversos dicasterios de la Santa Sede. Gran parte de la Asamblea estuvo dedicada a conocer los informes de gestión y cuentas del Comité Permanente, de las Comisiones Pastoral y Administrativa, entre otros organismos de la Conferencia Episcopal cuyo período ahora concluye. Asimismo, los Obispos también eligieron a las nuevas autoridades de esta Conferencia: el nuevo Presidente de la Conferencia es, Mons. Santiago Silva, Obispo Castrense; Mons. Cristián Contreras Villarroel, Obispo de Melipilla, Vicepresidente; Mons. Fernando Ramos, Obispo Auxiliar de Santiago, Secretario General; el Cardenal Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago, y Mons. Juan Ignacio González, Obispo de San Bernardo.
Una misericordia que perdura
En su mensaje conclusivo, los Obispos chilenos recordaron que al finalizar el Año
Santo de la Misericordia, “si bien el jubileo termina, creemos que el tiempo de la
Misericordia es un desafío que perdura, y con mucha fuerza queremos insistir en la
dimensión evangélica en nuestros planes y proyectos pastorales”.
Mayor participación y responsabilidad ciudadana
En el mensaje, también los Pastores
destacaron la importancia de trabajar por la vida y la dignidad de todos los chilenos.
Al respecto señalaron que “hemos visto un creciente malestar que se ha manifestado
en movimientos sociales que buscan promover iniciativas, defender derechos y exigir
mayores estándares de calidad cívica a los líderes de todos los ámbitos de la nación”.
Asimismo, los Prelados manifestaron su preocupación por el debilitamiento democrático,
manifiesto en la altísima abstención de las últimas elecciones municipales. Y reconocieron
que “las instituciones del país, políticas, sociales y religiosas, tenemos un papel
relevante a la hora de reconocer, acoger y discernir el legítimo malestar que expresan
diversos sectores de la sociedad”.
Un diálogo social sano y constructivo
De otro lado, los Obispos afirmaron también que “la gente tiene derecho a pedir cuentas
a sus representantes” utilizando las vías apropiadas que otorga el estado de derecho,
destacando que es responsabilidad de todos la búsqueda de lo mejor para Chile.
Urgencia por los más vulnerables
Durante esta Asamblea Plenaria también reflexionaron sobre los avances significativos
que han tenido lugar en el Parlamento a favor de algunas necesidades de las personas
más vulnerables de la sociedad, y expresaron la necesidad de mantener un trabajo mancomunado
en bien de las personas. Señalaron también preocupación sobre diversos temas de gran
importancia que aún no han sido incluidos dentro de las grandes necesidades del país.
“Nos inquieta – afirmaron los Obispos – cómo no se apoya suficientemente desde el
Estado y la sociedad civil a los adultos, jóvenes y niños en situación de vulnerabilidad”.
Educación humanizadora e integral
Por último, los Pastores expresaron su preocupación sobre la necesidad de una educación
integral que humanice cada vez más a las personas, en especial a los niños, niñas
y jóvenes. “El Estado y la escuela deben contribuir subsidiariamente al derecho fundamental
y primordial de los padres y madres de formar a sus hijos e hijas según sus propios
valores, libres de cualquier influencia de ideologías de género, que puedan transformarse
en “verdaderas colonizaciones ideológicas”.
(Renato Martinez – Radio Vaticano)
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