2016-10-12 11:41:00

Catequesis del Papa: Jesús, es la encarnación de la Misericordia


(RV).- También el segundo miércoles de octubre la Plaza de San Pedro volvió a reunir a miles de fieles y peregrinos de numerosos países con motivo de la tradicional Audiencia General. En esta ocasión, el Papa Francisco dedicó su catequesis a las obras de Misericordia corporales y espirituales, que tocan las exigencias más importantes y esenciales de las personas.

Hablando en italiano el Santo Padre recordó que en las catequesis precedentes fue abordando el gran misterio de la Misericordia de Dios, meditando acerca de la actuación del Padre en el Antiguo Testamento, hasta llegar a los relatos evangélicos, de los que se desprende que Jesús, con sus palabras y gestos, “es la encarnación de la Misericordia”.

Después de destacar que la Misericordia no está reservada sólo a algunos momentos especiales, sino que abraza toda nuestra existencia cotidiana, el Obispo de Roma invitó a preguntarnos ¿cómo podemos ser testigos de la misericordia? Y respondió que el mismo Señor nos indica un camino muy sencillo, hecho de pequeños gestos que, sin embargo, tienen gran valor, hasta el punto de que Él mismo nos ha dicho que sobre estos gestos seremos juzgados…

De ahí que Francisco haya afirmado que una de las páginas más bellas del Evangelio de Mateo – que el Evangelista, por haber experimentado directamente su Misericordia considera como el “testamento de Jesús” – nos refiere que el Señor dice que cada vez que demos de comer a quien tiene hambre, o de beber a quien tiene sed; o que vistamos a una persona desnuda, acojamos a un extranjero, visitemos a un enfermo o a un encarcelado, se lo hacemos a Él (Cfr. Mt 25,31-46).

Y a estos gestos – dijo Su Santidad  – la Iglesia los llama obras de Misericordia “corporales”, porque socorren a las personas en sus necesidades materiales. Mientras de las “espirituales”, es decir de las que se refieren a otras exigencias, igualmente importantes, sobre todo hoy porque tocan el aspecto íntimo de las personas y con frecuencias suelen hacer sufrir, incluso, más, el Pontífice aludió, por ejemplo al hecho de “soportar pacientemente a las personas molestas”, lo que podría hacer sonreír –  dijo –  por considerarlo algo poco importante, pero que, en cambio, contiene un sentimiento de profunda caridad. Al igual que las otras seis obras de Misericordia espirituales, que él mismo recordó, a saber: aconsejar a quienes lo necesiten; enseñar a quienes se equivocan; poner en guardia a los pecadores; consolar a los afligidos; perdonar las ofensas y rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.

Francisco concluyó su catequesis invocando al Espíritu Santo para que “encienda en nosotros el deseo de practicar las obras de misericordia, para que nuestros hermanos sientan presente a Jesús, que no los abandona en sus necesidades sino que se hace cercano y los abraza con ternura”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).








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