2016-09-23 08:00:00

Padre Pío santo, servidor y caricia de la misericordia de Dios


(RV).- Con la voz del Papa Francisco recordamos a San Pío de Pietrelcina. En especial con el discurso del Obispo de Roma a los grupos de oración del Padre Pío, en el marco del Jubileo extraordinario de la Misericordia (6 de febrero de 2016)

Animando a estos grupos en todo el mundo, el Papa destacó el carisma de San Pío de Pietrelcina: confesor infatigable e impulsor de la oración, así como del cuidado misericordioso a los enfermos y a los que sufren.

Con el apostolado de la escucha el Papa recordó el sacramento de Reconciliación

«Podemos decir que el padre Pío fue un servidor de la misericordia. Lo fue a tiempo completo, practicando, a veces hasta el agotamiento, «el apostolado de la escucha».

Se convirtió, a través del ministerio de la confesión, en una caricia viviente del Padre, que sana las heridas del pecado y alivia el corazón con la paz. San Pío nunca se cansó de acoger a las personas y de escucharlas, de dedicar tiempo y fuerzas para difundir el perfume del perdón del Señor. Podía hacerlo porque estaba siempre unido a la fuente: se aferraba continuamente a Jesús Crucificado, y así se convertía en canal de misericordia».

El Papa destacó la importancia del apostolado de la oración para la Iglesia y el mundo

«Pienso en los grupos de oración, que san Pío ha definido «viveros de fe, hogares de amor»; no sólo centros de encuentro para estar bien, con los amigos y consolarse un poco», sino hogares de amor divino. ¡Esto son los grupos de oración!

La oración, de hecho, es una auténtica misión, que trae el fuego del amor a toda la humanidad. Padre Pío dijo que la oración es «una fuerza que mueve el mundo». ¡La oración es una fuerza que mueve el mundo!»

Asimismo el Papa Francisco invitó a pedir la gracia de reconocer la presencia de Cristo en los enfermos y en quienes sufren. Como repetía el P. Pío: «el enfermo es Jesús. Es la carne de Cristo»

«Al lado de la obra de misericordia espiritual de los grupos de oración, san Pío quiso una extraordinaria obra de misericordia corporal: la «Casa Alivio del Sufrimiento», inaugurada hace 60 años. Él deseaba que no fuera solo un excelente hospital, sino un templo de ciencia y de oración». En efecto, «se trata de seres humanos, y los seres humanos necesitan siempre algo más que una atención sólo técnicamente correcta. Necesitan humanidad. Necesitan atención cordial» (Benedicto XVI, Enc. Deus caritas est, 31). Es muy importante esto: tratar la enfermedad, pero sobre todo cuidar del enfermo. Son dos cosas diferentes, y las dos importantes: tratar la enfermedad y cuidar del enfermo».

(CdM – RV)








All the contents on this site are copyrighted ©.