2016-09-24 20:17:00

Entre nosotros y ustedes se abre un gran abismo, responde Abrahán en el Evangelio


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Con lectura del Evangelio 5 minutos

Pero el abismo no es la muerte sino el espacio que separa al infierno del cielo. En la tierra, la situación del rico y del pobre de la historia que refiere Jesús, era absolutamente distinta, pero separada sólo por una puerta. De la puerta hacia dentro el hombre rico banqueteaba y de la puerta hacia fuera, en la calle, el pobre Lázaro sufría.

Pero después de muertos los dos, el rico desde sus tormentos en las llamas pidió que Lázaro lo refrescara. Fue entonces que Abrahán le recordó que él se había dado en vida todos los gustos, mientras que Lázaro solo había padecido males. Y le explicó del precipicio infranqueable: “Entre nosotros y ustedes se abre un gran abismo” (Cfr. Lucas 16,19-31)

Pidió también el rico condenado a tormentos, que Lázaro volviera a prevenir a sus hermanos. Y la respuesta de Abrahán es tajante y nos hace pensar que no se trata de suerte, si nací rico o pobre, sino de la actitud que tengo en vida, mientras puedo decidir atravesar o no la puerta para abrazar al que sufre: “Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán”.

Debo decidir ahora de qué lado de la puerta me pongo, porque el abismo no es la muerte misma sino el espacio insuperable entre el cielo y el infierno. @jesuitaGuillo








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