2016-08-30 14:58:00

La Madre Teresa testimonió al mundo la ternura de Dios


Contemplación y acción, evangelización y promoción humana

(RV).-  El próximo lunes 5 de septiembre, en el 19º aniversario del fallecimiento de Santa Teresa de Calcuta, a las 10.00 en la Plaza de San Pedro el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de Su Santidad, presidirá la Santa Misa de acción de gracias por la canonización del día anterior por parte del Papa Francisco, en la fiesta de la nueva santa. Mientras por la tarde, los fieles que lo deseen podrán venerar sus reliquias en la Basílica de San Juan de Letrán.

“Veneremos a esta pequeña mujer enamorada de Dios, humilde mensajera del Evangelio e infatigable bienhechora de la humanidad. Honremos en ella a una de las personalidades más relevantes de nuestra época. Acojamos su mensaje y sigamos su ejemplo”.  Lo afirmaba San Juan Pablo II en su homilía de la misa de beatificación de la Madre Teresa, que tuvo lugar el 19 de octubre del año 2003 en la Plaza de San Pedro.

En aquel entonces y por ser anciano ya, el Papa Wojtyla, quien en diversas ocasiones se había encontrado con la Madre Teresa, no leyó la homilía que él mismo había escrito y de la que vamos a destacar en este espacio sus pasajes principales.

“El que quiera ser el primero, sea esclavo de todos” (Mc 10, 44). Estas palabras de Jesús a sus discípulos, que acaban de resonar en esta plaza, indican cuál es el camino que conduce a la ‘grandeza’ evangélica. Es el camino que Cristo mismo recorrió hasta la cruz; un itinerario de amor y de servicio, que invierte toda lógica humana. ¡Ser siervo de todos!”.

“Por esta lógica se dejó guiar la Madre Teresa de Calcuta, fundadora de los Misioneros y de las Misioneras de la Caridad, a quien hoy tengo la alegría de inscribir en el catálogo de los beatos. Estoy personalmente agradecido a esta valiente mujer, que siempre he sentido junto a mí. Icono del buen samaritano, iba por doquier para servir a Cristo en los más pobres de entre los pobres. Ni siquiera los conflictos y las guerras lograban detenerla”.

“De vez en cuando – recordaba Juan Pablo II – venía a hablarme de sus experiencias al servicio de los valores evangélicos. Recuerdo, por ejemplo, sus intervenciones en favor de la vida y en contra del aborto, también cuando le fue conferido el premio Nobel de la paz (Oslo, 10 de diciembre de 1979). Solía decir: ‘Si oyen que una mujer no quiere tener a su hijo y desea abortar, traten de convencerla de que me traiga a ese niño. Yo lo amaré, viendo en él el signo del amor de Dios’”.

En su homilía el Papa se preguntaba si acaso no era significativo que su beatificación tuviera lugar “precisamente en el día en que la Iglesia celebra la Jornada mundial de las misiones”. Y afirmaba que “con el testimonio de su vida, la Madre Teresa recuerda a todos que la misión evangelizadora de la Iglesia pasa a través de la caridad, alimentada con la oración y la escucha de la palabra de Dios”.

Y concluía su homilía con las siguientes palabras: “Virgen María, Reina de todos los santos, ayúdanos a ser mansos y humildes de corazón como esta intrépida mensajera del amor. Ayúdanos a servir, con la alegría y la sonrisa, a toda persona que encontremos. Ayúdanos a ser misioneros de Cristo, nuestra paz y nuestra esperanza”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).








All the contents on this site are copyrighted ©.