2016-08-17 11:03:00

Catequesis del Papa: La Misericordia instrumento de comunión


(RV).- Durante la Audiencia General del miércoles 17 de agosto, celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Santo Padre propuso en su catequesis el tema de la Misericordia como instrumento de comunión. Y lo hizo a través del pasaje del Evangelio de San Mateo que relata el milagro de la multiplicación de los panes.

Hablando en italiano el Papa destacó que al inicio del relato evangélico Jesús acababa de recibir la noticia de la muerte de Juan Bautista por lo que decide atravesar el lago en busca de un lugar desierto para estar a solas. Sin embargo, la gente lo precede, de modo que cuando desembarcó, el Señor vio a la muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos. Francisco afirmó que impresiona la determinación de la gente, que teme sentirse abandonada tras el fallecimiento del profeta carismático, por lo que se encomienda a Jesús, siguiéndolo por doquier, así como impresiona también que Él se conmueva a pesar de su necesidad de soledad de aquel momento.

El Papa Bergoglio hizo hincapié en que el Maestro se dedicó a la gente con su compasión, que no es un sentimiento vago; sino que muestra la fuerza de su voluntad de estar cerca de nosotros y de salvarnos.

Refiriéndose al conocido relato en el que al atardecer Jesús se preocupa por dar de comer a todas aquellas personas cansadas, el Pontífice  afirmó que así como Dios había dado de comer con el maná al pueblo que caminaba en el desierto, del mismo modo Jesús se ocupa de quienes lo siguen, pero haciendo partícipes a sus discípulos por lo que les dice que ellos mismos les den de comer.

Y de este modo – añadió el Papa – les demostró que con la fuerza de la fe y de la oración aquellos pocos panes y pescados podían ser compartidos con toda la gente, sencillamente porque el Señor –  dijo Francisco – sale al encuentro de las necesidades de los hombres, pero haciendo que cada uno de nosotros participe concretamente en su misma compasión.

Al detenerse a considerar el gesto de la bendición que Jesús realiza, el Obispo de Roma lo relacionó con los signos de la Última Cena, que son también los que cada sacerdote hace cuando celebra la Santa Eucaristía. De manera que la comunidad cristiana nace y renace continuamente de esta comunión eucarística. Mientras el Cuerpo ofrecido y la Sangre derramada de Jesús plasman la identidad de cada cristiano y de toda comunidad.

El Papa Francisco recordó que vivir la comunión con Cristo no significa alejarse de la vida cotidiana, sino que se inserta cada vez más en la relación con los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, para ofrecerles el signo concreto de la Misericordia y de la atención de Cristo. Por esta razón cada creyente debe llegar a ser “servidor  de la Misericordia”.

El Santo Padre concluyó su catequesis invitando a pedir al Señor una Iglesia en la que cada uno de nosotros sea instrumento de comunión en su propia familia, en el trabajo o en la parroquia, es decir, signo visible de la Misericordia de Dios a fin de que desciendan la comunión y la paz entre los seres humanos.

(María Fernanda Bernasconi - RV).

 








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