2016-07-31 11:00:00

Papa Francisco: de Cracovia a la JMJ de Panamá 2019, testimonios de la Misericordia


Misionando en el mundo la alegría del Evangelio, con la ayuda de la Madre de Dios y de Juan Pablo II

(RV).- «La Providencia de Dios siempre nos precede. Piensen que ya ha decidido cuál será la próxima etapa de esta gran peregrinación iniciada por san Juan Pablo II en 1985. Y por eso les anuncio con alegría que ¡la próxima Jornada Mundial de la Juventud — después de las dos de ámbito diocesano— será en 2019,  en Panamá!

Invito a los Obispos de Panamá a acercarse para dar la bendición conmigo.

Con la intercesión de María, invocamos el Espíritu Santo para que ilumine y sostenga el camino de los jóvenes en la Iglesia y en el mundo, para que sean discípulos y testigos de la Misericordia de Dios».

Anunciando con estas palabras y con gran alegría la próxima cita para la Jornada Mundial de la Juventud -  la XXXII JMJ de Panamá 2019  - el Papa Francisco introdujo el rezo del Ángelus y culminó la JMJ de Cracovia 2016, que coincidió con el Jubileo de la Misericordia.

Y con su acción de gracias a Dios por los días vividos, experimentando la «belleza de la fraternidad universal en Cristo», el Papa agradeció también a los jóvenes que «llenaron Cracovia con el entusiasmo contagioso de su fe». Y aseguró que «San Juan Pablo II ha disfrutado desde el cielo y los ayudará a llevar por todo el mundo la alegría del Evangelio».

Indicando la imagen, colocada junto al altar, de la Virgen María venerada por Juan Pablo II en el santuario de Calvaria, el Papa Francisco alentó a los jóvenes del mundo a escuchar lo que ella dice, para que la experiencia vivida en Polonia – «la oxigenación espiritual» -  sea fecunda y testimonien a Cristo en sus hogares, parroquias, asociaciones, ambientes de estudio, de trabajo, de servicio y de ocio, caminando en la Misericordia.

(CdM – RV)

Voz y texto completo de las palabras del Papa Francisco:

Queridos hermanos y hermanas

Al final de esta celebración, deseo unirme a todos ustedes en el agradecimiento a Dios, Padre de infinita misericordia, porque nos ha concedido vivir esta Jornada Mundial de la Juventud. Doy las gracias al Cardenal Dziwisz y al Cardenal Ryłko – infatigable trabajador para esta jornada – y también por las oraciones con las cuales han preparado este evento; y doy las gracias a todos aquellos que han colaborado para su buen desarrollo. Y un inmenso «gracias» a ustedes, queridos jóvenes. Han llenado Cracovia con el entusiasmo contagioso de su fe. San Juan Pablo II ha disfrutado desde el cielo, y los ayudará a llevar por todo el mundo la alegría del Evangelio.

En estos días hemos experimentado la belleza de la fraternidad universal en Cristo, centro y esperanza de nuestra vida. Hemos escuchado su voz, la voz del Buen Pastor, vivo en medio de nosotros. Él ha hablado al corazón de cada uno de ustedes: los ha renovado con su amor, les ha hecho sentir la luz de su perdón, la fuerza de su gracia. Les ha hecho experimentar la realidad de la oración. Ha sido una «oxigenación» espiritual para que puedan vivir y caminar en la misericordia una vez que hayan regresado a sus países y a sus comunidades.

Aquí, junto al altar, hay una imagen de la Virgen María venerada por Juan Pablo II en el santuario de Calvaria. Ella, nuestra Madre, nos enseña cómo la experiencia vivida aquí en Polonia puede ser fecunda; nos dice que hagamos como ella: no desperdiciar el don recibido, sino custodiarlo en el corazón, para que germine y dé fruto, con la acción del Espíritu Santo. De este modo, cada uno de ustedes, con sus limitaciones y fragilidades, podrá ser testigo de Cristo allá donde vive, en la familia, en la parroquia, en las asociaciones y en los grupos, en los ambientes de estudio, de trabajo, de servicio, de ocio, donde quiera que la providencia los guíe en su camino.

La Providencia de Dios siempre nos precede. Piensen que ya ha decidido cuál será la próxima etapa de esta gran peregrinación iniciada por san Juan Pablo II en 1985. Y por eso les anuncio con alegría que ¡la próxima Jornada Mundial de la Juventud —después de las dos de ámbito diocesano— será en 2019, en Panamá!

Invito a los Obispos de Panamá a acercarse para dar la bendición conmigo.

Con la intercesión de María, invocamos el Espíritu Santo para que ilumine y sostenga el camino de los jóvenes en la Iglesia y en el mundo, para que sean discípulos y testigos de la Misericordia de Dios.

Recitemos juntos ahora la oración del Ángelus.








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