2016-06-25 14:58:00

Radio Vaticano en español para Guinea Ecuatorial y África


Fe, diálogo, colaboración, ecumenismo, testimonio

(RV).- En sus primeras palabras en Armenia, en la Catedral «lugar sagrado, testigo de la historia» del pueblo armenio, «centro que irradia su espiritualidad», el Papa Francisco - con su profunda emoción y gratitud a Dios por poderse acercar «al santo altar desde el cual se difunde la luz de Cristo en Armenia» - recordó la importancia de la fe del pueblo armenio «que confirió a Armenia su identidad peculiar y la hizo mensajera de Cristo entre las naciones».

Y dando «gracias al Señor por el camino que la Iglesia católica y la Iglesia Apostólica Armenia han recorrido a través de un diálogo sincero y fraterno, con el fin de llegar a compartir plenamente la mesa eucarística», el Obispo de Roma evocó las etapas del camino ecuménico cumplido, a Sus Santidades Vasken I y Karekin I, a San Juan Pablo II y a Benedicto XVI.

Alentando a «hacer brillar ante toda conciencia el poder y la verdad de la resurrección de Cristo» y el «compromiso paciente y renovado hacia la plena unidad», con el «espíritu ecuménico», el Papa Francisco señaló «la necesidad urgente» que tiene el mundo de «un convincente testimonio de que Cristo está vivo y operante», «capaz de abrir siempre nuevas vías de reconciliación, entre las naciones, las civilizaciones y las religiones». Con el testimonio cristiano «se confirma y se hace creíble que Dios es amor y misericordia».

Memoria, fe, amor misericordioso

En su homilía, de la Santa Misa votiva de la Misericordia de Dios en la ciudad armenia de Gyumri, el Papa Francisco propuso «tres bases estables sobre las que edificar y reconstruir incansablemente la vida cristiana».

La primera base es la memoria, dijo, añadiendo que «una gracia que tenemos que pedir es la de saber recuperar la memoria, la memoria de lo que el Señor ha hecho en nosotros y por nosotros».

«Qué bueno es recordar con gratitud que la fe cristiana se ha convertido» en el «aliento» del pueblo armenio y «el corazón de su memoria», señaló el Papa, hablando luego de la segunda base: la fe. Que es también esperanza para el futuro y luz en el camino de la vida.

«Nos vendrá bien dejar que el encuentro con la ternura del Señor ilumine el corazón de alegría: una alegría más fuerte que la tristeza, una alegría que resiste incluso ante el dolor, transformándose en paz»

La tercera base, después de la memoria y de la fe, es el amor misericordioso: la vida del discípulo de Jesús se basa en esta roca, la roca del amor recibido de Dios y ofrecido al prójimo, reiteró el Sucesor de Pedro, recordando  el ejemplo de «un gran heraldo de la misericordia divina», San Gregorio de Narek, palabra y voz de Armenia, cuya figura ha querido resaltar declarándolo Doctor de la Iglesia universal.

(CdM – RV)








All the contents on this site are copyrighted ©.