2016-06-22 09:39:00

Sintámonos necesitados de la sanación del Señor. Catequesis del Papa en español


(RV).- «Mientras Jesús estaba en una ciudad, se presentó un hombre cubierto de lepra. Al ver a Jesús, se postró ante él y le rogó: "Señor, si quieres, puedes purificarme". Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Lo quiero, queda purificado". Y al instante la lepra desapareció. El le ordenó que no se lo dijera a nadie, pero añadió: "Ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio". Su fama se extendía cada vez más y acudían grandes multitudes para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Pero él se retiraba a lugares desiertos para orar». (Lc 5, 12-16)

La súplica humilde y confiada que el leproso dirige a Jesús, narrada en el Evangelio de san Lucas, y la respuesta conmovida del Señor, que "contra las disposiciones de la Ley de Moisés extiende su mano y hasta lo toca", en la catequesis del Papa Francisco del miércoles 22 de junio, para explicar también en este día, cómo Jesús ha llevado la misericordia hasta su pleno cumplimiento. 

Texto y audio completo del resumen de la catequesis que el Papa pronunció en español: 

«Queridos hermanos y hermanas:

               La súplica que el leproso dirige a Jesús: "Señor si quieres puedes limpiarme", manifiesta el deseo profundo del hombre de una auténtica purificación que lo una a Dios y lo integre en la comunidad. Esta petición, fruto de la fe y de la confianza en Dios, encuentra la respuesta en la acción y en los gestos de Jesús, que, sintiendo compasión, se acerca, lo toca y le dice: "Quiero, queda limpio".

              Jesús nunca permanece indiferente a la oración hecha con humildad y con confianza y, rechazando todos los prejuicios humanos, se muestra cercano para enseñarnos que no tenemos que tener miedo de acercarnos y tocar al pobre y al excluido, porque en ellos está el mismo Cristo. Con sus actos, Jesús no busca el sensacionalismo, sino que cura con amor nuestras heridas, modelando pacientemente nuestro corazón conforme al suyo. El gesto mesiánico Jesús culmina con la inclusión del leproso en la comunidad de los creyentes y en la vida social: así se llega a la plena curación, que además convierte al sanado en testigo y anunciador de la misericordia de Dios».

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            Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica; ¡veo que son bastantes! Que movidos por la humildad y la confianza de la petición del leproso, nos sintamos todos necesitados de la sanación del Señor, y aprendamos a acercarnos al pobre y al excluido reconociendo en ellos al mismo Cristo. Muchas gracias».

(GM - RV)








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