2016-06-02 19:32:00

Hace falta una misericordia como la del corazón de Cristo, para remediar tanto mal y tanto sufrimiento, dijo el Papa


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

La misericordia es una conmoción que toca las entrañas, explicó Francisco el 2 de junio a los sacerdotes. “Uno intuye muchas cosas cuando siente misericordia. Comprende que el otro está en una situación desesperada, límite; le pasa algo que excede sus pecados o sus culpas… que uno mismo podría estar en ese lugar; y que el mal es tan grande y devastador que no se arregla sólo con justicia… Hace falta una misericordia infinita, como la del corazón de Cristo, para remediar tanto mal y tanto sufrimiento como vemos que hay en la vida de los seres humanos…  Menos que eso, no alcanza. ¡Tantas cosas comprende nuestra mente con sólo ver a alguien tirado en la calle, descalzo, en una mañana fría, o al Señor clavado en la cruz por mí!”. “Si uno se deja llevar, un gesto trae al otro. Si uno pasa de largo, el corazón se enfría…”.

“Podemos vivir mucho tiempo «sin» la misericordia del Señor. Es decir: podemos vivir sin hacerla consciente y sin pedirla explícitamente. Hasta que uno cae en la cuenta de que «todo es misericordia» y llora con amargura no haberla aprovechado antes, siendo así que la necesitaba tanto”.

 








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