2016-05-27 12:07:00

«Las personas mayores también tienen una misión que cumplir», comentarios de nuestros oyentes


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(RV).-  Vivimos en una sociedad dispersa, demasiado ocupada en resolver sus problemas cotidianos y presionada a adaptarse al caótico ritmo de vida marcado por los avances tecnológicos y el consumismo. Las personas son valoradas según la cantidad de dinero que producen  y en el momento en el que dejan de ser  productivas, comienzan a ser ignoradas por el sistema social, que las aparta y las desecha. Esto ocurre con los grupos más marginados de la sociedad: los pobres, los enfermos y los ancianos.

Sobre esta realidad ha hablado el Papa Francisco, denunciando incansablemente esa «cultura del descarte» que tanto daño hace al equilibrio espiritual de una sociedad. Recordamos sus palabras en la catequesis que pronunció el 11 de marzo de 2015, sobre la importancia que juegan los ancianos y la figura de los abuelos en la sociedad y en la familia; en nuestra familia; como transmisores de la sabiduría y de la fe a hijos, nietos y jóvenes.

«Las personas mayores también tienen una misión que cumplir y una gracia especial para llevarla a cabo […] La plegaria de los mayores es un gran don para la iglesia y sus palabras una inyección de sabiduría para la sociedad. Muchas veces, ocupada en mil cosas y distraída de lo esencial. El corazón de los abuelos, libres de resentimientos pasados y de egoísmos presentes tienen un atractivo especial para los jóvenes, que esperan encontrar en ellos un apoyo firme en su fe y sentido para su vida. La cultura del descarte considera a los mayores un lastre, un peso, pues no solo no producen, sino que además constituyen una carga y aunque no se diga abiertamente, a los ancianos se los desecha. Y muchas personas mayores viven con angustia esta situación de desvalimiento y abandono».

Es fundamental recordar el valor que tienen las personas mayores como "portadores de la memoria de un pueblo". Por medio de ellos, toda sociedad aprende de las experiencias del pasado, que son clave para mejorar el presente y poder así, construir un futuro mejor. No obstante, la realidad nos muestra como en muchos casos, los testimonios de vida de los ancianos son ignorados, despreciados e incluso ridiculizados.

En este sentido, el 4 de marzo de 2015, el Papa hizo un llamamiento a todos nosotros, como sociedad; pidiendo que no olvidásemos el enorme tesoro que existe en el interior de cada anciano, recordándonos también que "los jóvenes de hoy serán los ancianos del mañana". Citamos textualmente:

«Fiel a la palabra de Dios, la tradición de la Iglesia siempre ha valorado a los ancianos y ha dedicado un cuidado especial a esa etapa final de la vida, por eso mismo no puede tolerar una mentalidad distante, indiferente y menos aún de desprecio a los mayores y pretende despertar el sentido colectivo de gratitud y acogida para que los ancianos lleguen a ser parte viva de la sociedad. Los jóvenes de hoy serán los ancianos de mañana».

En este espacio de interactividad, abierto al diálogo, de Radio Vaticana; preguntamos a nuestros seguidores de Facebook y Twitter si ellos cuidan a sus abuelos y a los ancianos que tienen cerca. Esto es lo que respondieron:

Ruiz Sánchez Julieta escribe: «Todos estamos comprometidos con nuestros ancestros y tenemos que mirarlos con respeto, con ternura, amor… tenemos que dar a los ancianos el valor que se merecen, admirarlos y saber apreciar su sabiduría. Los países que no los tienen en cuenta, se están perdiendo la experiencia que ellos tienen, fruto de los años de vida y por eso cometen tantos errores. Cuando vivas el abandono, recuerda siempre que Dios es Padre».

Juan Pablo comparte desde México: «Creo que los abuelos, al menos en mi país, son un elemento esencial en cualquier familia y pienso que durante el desarrollo de cualquier persona, la convivencia de los abuelos con los nietos es fundamental para el crecimiento porque a diferencia del aprendizaje que se lleva a cabo en la escuela, los abuelos nos enseñan cosas que ninguna otra persona podría enseñar. Creo que esto se debe a la gran conexión que tenemos con ellos cuando somos pequeños porque es ahí cuando, de alguna forma, ellos al estar contigo, dejan de lado su edad y vuelven a ser niños».

«Escuchar a un anciano es una oportunidad valiosa para aprender y formar criterios que nos ayuden en la vida cotidiana. Las memorias de un anciano alimentan el alma, cimentan los valores morales del trabajo honesto, la vida en familia… El respeto por los mayores y la escucha atenta hacia ellos es tarea diaria de los padres. Si no hay comunión de los nietos con los abuelos esa familia está sin historia», comenta Elizabeth Del Salto.

 «No puedo estar más de acuerdo con las palabras que ha dicho el Papa», afirma nuestra seguidora Rosa de Málaga. «Los abuelos son esas personas que con su cariño y su amor siempre nos intentarán llevar por el mejor camino porque ellos están al final de la etapa de su vida, y saben mejor que nadie, transmitirnos la energía que tenemos que tener para poder valorar la vida y saber que no dura para siempre».

«Los abuelos son nuestros segundos padres y en algunos casos son hasta los primeros. Son esas personas que nos cuidan y nos educan cuando nuestros padres están trabajando, nos transmiten valores, sabiduría, experiencia y sobre todo nos dan mucho amor y cariño», comenta nuestro oyente Alfredo, desde Venezuela.

Concluimos con esta frase del Santo Padre que nos invita a reflexionar: «Tengamos bien presente que donde los ancianos no son respetados, los jóvenes no tienen futuro». 

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