2016-04-19 12:59:00

Papa: refugiados son rostro de Dios, carne de Cristo


Sean siempre testimonio de la belleza del encuentro. Ayuden a nuestra sociedad a escuchar la voz de los refugiados

(RV).- Francisco alienta, con un vídeo mensaje, el Centro Astalli, del Servicio de  los Jesuitas para los refugiados en Italia, en su 35 aniversario, que coincide con el Año de la Misericordia.

Dirigiéndose a los hermanos, que sufren la dolorosa experiencia de tener que huir de opresión, guerras, daños ambientales o injusticias sociales, el Obispo de Roma señala que demasiadas veces no han sido acogidos. Y les pide que perdonen la cerrazón y la indiferencia de las sociedades, que no saben reconocer que, en lugar de ser un peso, problema o costo, son un don.

Hay que proseguir con valentía: «Era forastero y me han acogido» (cfr. Mt 25, 35)

Evocando las palabras de Jesús, el Papa destaca la importancia del Centro de acogida, nacido de la profética inspiración del P. Arrupe.

(CdM – RV)

 

Texto completo del vídeo mensaje del Papa:

«Queridos refugiados, queridos voluntarios, operadores y amigos del Centro Astalli

En este año de la Misericordia se celebran 35 años del Servicio de los Jesuitas a Refugiados en Italia, actividad que ha sido, ante todo, un caminar juntos, como único pueblo. ¡Y esto es bello y justo!

Hay que proseguir con valentía: «Era forastero y me han acogido» (cfr. Mt 25, 35)

Era forastero… Cada uno de ustedes, los refugiados que llaman a nuestras puertas tiene el rostro de Dios, es carne de Cristo. Su experiencia de dolor y de esperanza nos recuerda que todos somos extranjeros y peregrinos en esta Tierra, acogidos por alguien con generosidad y sin mérito alguno. Aquel que, como ustedes, ha huido de su propia tierra a causa de la opresión, de la guerra, de una naturaleza desfigurada por la contaminación y la desertificación, o de la injusta distribución de los recursos del planeta, es un hermano con el cual compartir el pan, la casa, la vida.

¡Demasiadas veces no los hemos acogido! Perdonen la cerrazón y la indiferencia de nuestras sociedades que temen el cambio de vida que su presencia requiere. Tratados como un peso, un problema, un costo, sin embargo, ustedes son un don. Son el testimonio de cómo nuestro Dios clemente y misericordioso sabe transformar el mal y la injusticia que sufren en un bien para todos. Porque cada uno de ustedes puede ser un puente que une a pueblos lejanos, que hace posible el encuentro entre culturas y religiones diversas, un camino para redescubrir nuestra humanidad común.

… y me han acogido. Era forastero y me han acogido. Sí, el Centro Astalli es el ejemplo concreto y cotidiano de esta acogida nacida de la visión profética del padre Pedro Arrupe. Fue su canto del cisne, en un centro de refugiados en Asia.

Gracias a todos ustedes, mujeres y hombres, laicos y religiosos, operadores y voluntarios, porque muestran en los hechos que si se camina juntos, el camino da menos miedo.

Los aliento a proseguir. Treinta y cinco años son sólo el comienzo de un camino que se hace cada vez más necesario, único camino para una convivencia reconciliada. Sean siempre testimonio de la belleza del encuentro. Ayuden a nuestra sociedad a escuchar la voz de los refugiados.

Sigan caminando con valentía a su lado, acompáñenlos y háganse guiar por ellos: los refugiados conocen los caminos que llevan a la paz porque conocen el olor acre de la guerra».

(Traducción del italiano Cecilia de Malak- RV)








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