2016-04-14 15:41:00

Prófugos de la injusticia, porque la guerra, el hambre, la persecución, violan toda ley, todo derecho internacional y humano


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Hay una situación de emergencia grave en el mundo por el fenómeno de los migrantes, como poderosa creciente de un río desbordado. En este marco entran los que simplemente buscan un horizonte mejor para su familia y también los desesperados por la falta de trabajo que, en multitud, se convierten en víctimas de la trata de personas; de los “traficantes de muerte”.

También están los “desplazados” por conflictos internos y los campos de “refugiados”, que son aquellos que ya de algún modo tienen “refugio” y legalidad en trámite. Porque en todo esto la clave son los papeles, el documento de identidad con o sin el sello que me autoriza a circular libremente. Si no lo tengo en regla soy “ilegal”, soy prófugo, el más pobre de los pobres porque le niegan hasta la identidad.

En la isla griega de Lesbos son cientos de miles los prófugos. No son “migrantes”, ni tienen el estatus legal de “refugiados”. Son “ilegales”, prófugos de guerra, la mayoría sirianos, el 50 % mujeres y niños. Allí, los campos de prófugos se han militarizado, las personas se han convertido en “detenidos”; abandonados de las organizaciones humanitarias como Médicos sin Fronteras, que se han retirado para no ser cómplices de esta situación de injusticia. Las personas son tratadas como mercadería que envían de un país a otro, con las leyes internacionales y los derechos humanos violados.








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