2016-04-12 18:45:00

De la experiencia de fracaso a la alegría y esperanza invencible, habló el Papa


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz 

Los discípulos estaban cansados y desilusionados. Habían conocido a Jesús, habían dejado todo para seguirlo. ¿Y ahora? Si, lo habían visto resucitado pero después pensaban: “se ha ido, y nos ha dejado”, dijo Francisco hablando el 10 abril sobre la pesca milagrosa, cuando después de toda la noche sin pescar nada, Jesús indica a los discípulos donde tirar las redes. Las redes repletas de peces hacen que Juan reconozca a Jesús resucitado. Le dice a Pedro: “Es el Señor”. Pedro se tira al agua y nada para llegar a la orilla donde está Jesús esperándolos. Y pasan de la desilusión total, a “una íntima alegría y una esperanza invencible”. El Papa afirmó: “Si con una mirada superficial puede parecer a veces que las tinieblas del mal y la fatiga del vivir cotidiano tienen la prevalencia… la Resurrección infunde en los corazones de los creyentes una íntima alegría y una esperanza invencible”.

Después Francisco habló de la misión de la Iglesia, pensando especialmente en los que sufren hoy: “¡Cristo verdaderamente ha resucitado! También hoy la Iglesia continúa haciendo resonar este anuncio gozoso: la alegría y la esperanza continúan fluyendo en los corazones, en los rostros, en los gestos, en las palabras. Todos nosotros cristianos estamos llamados a comunicar este mensaje de resurrección a cuantos encontramos, especialmente a quien sufre, a quien está solo, a quien se encuentra en condiciones precarias, a los enfermos, a los refugiados, a los marginados. A todos hagamos llegar un rayo de la luz de Cristo resucitado, un signo de su misericordiosa potencia” pidió.








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