2016-03-30 11:32:00

Con María, testigos de Cristo Resucitado, portadores de su misericordia, alentó el Papa a peregrinos del mundo


(RV).- En la Plaza de San Pedro, que lucía aún las flores que la adornaron para la Pascua de Resurrección del Jubileo de la Misericordia - el Obispo de Roma invocó - en la alegría del  Señor Resucitado, el amor misericordioso de Dios nuestro Padre - sobre los numerosos peregrinos de tantas partes del mundo, que acudieron a la audiencia general del Miércoles de la Octava de Pascua.

Que la paz del Resucitado los acompañe siempre, con el amparo y ayuda de María, Madre de Misericordia, deseó el Papa Francisco, con el anhelo de que el Señor nos ayude a testimoniar su perdón, que purifica el corazón y transforma la vida:

«Les deseo vivir en plenitud el mensaje pascual, siempre fieles a su Bautismo y testigos alegres de Cristo muerto y resucitado por nosotros.

En la luz de la Resurrección demos gracias al Señor por su misericordia hacia nosotros. Él nos perdona nuestros pecados y hace de nosotros criaturas nuevas. Los invito a ser testigos de esta buena noticia en su alrededor.

En este Año Santo de la Misericordia, estamos llamados a reconocer que tenemos necesidad del perdón que Dios nos ofrece gratuitamente, porque cuando somos humildes, el Señor nos fortalece y alegra en nuestra fe cristiana. Por intercesión de la Virgen María, descienda generosamente la Bendición de Dios sobre cada uno de ustedes y sus familias».

Pedir el don de reconocer que somos pecadores; implorar la misericordia del Señor; compartir su perdón y ser mensajeros de su amor, son algunos de los pasos que el Santo Padre destacó en su cordial bienvenida a los peregrinos de lengua árabe:

«Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua árabe, en especial a los provenientes de Oriente Medio. Las fases del arrepentimiento comienzan con el reconocerse pecadores, necesitados del perdón de Dios; para luego implorar la misericordia del Señor, con confianza filial, pidiendo el don del perdón. Luego, se cree que el amor de Dios es siempre más grande que nuestros pecados. Y, en fin, se comparte con los demás el perdón gratuito de Dios que hemos recibido, para que ellos también lo experimenten. Pidamos a Dios el don del arrepentimiento para poder ser mensajeros de su perdón y de su amor con nuestros parientes, amigos y seres queridos. ¡Que el Señor los bendiga a todos y los proteja del maligno!»

El Papa Francisco dirigió asimismo un saludo especial, en la alegría típica de la Resurrección a un grupo de Diáconos de la Compañía de Jesús, acompañados de sus superiores y familiares, deseando de corazón que su peregrinación jubilar sea rica de frutos espirituales en beneficio de toda la Compañía.

Luego, el aliento del Papa a los enfermos y su exhortación a los recién casados:

«Un pensamiento afectuoso a ustedes, queridos enfermos, a los que exhorto a mirar constantemente a Aquel que ha vencido la muerte y nos ayuda a acoger los sufrimientos como ocasión preciosa de redención y de salvación. E invito a ustedes, queridos recién casados a vivir su cotidiana experiencia familiar contemplando a Cristo Resucitado, que en la Pascua se inmoló por nosotros».

(CdM – RV)








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