2016-02-29 13:11:00

Papa Francisco: cese violencia contra cristianos y minorías en Oriente Medio y África. Visita del Patriarca ortodoxo etíope


Como hermanos en Cristo pedimos a los responsables del mundo que se detenga la violencia contra los cristianos y las minorías, y anhelamos avanzar hacia la unidad plena.

(RV).- Con gran alegría el Papa Francisco recibió a Su Santidad Abuna Matthias I Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Tewahedo etiópica y a la delegación, que lo acompañó en su visita a Roma. Visita que fortalece los lazos fraternos entre nuestras Iglesias, dijo el Papa recordando con gratitud también las que realizó el Patriarca Paulus, a San Juan Pablo II, en 1993, y luego a Benedicto XVI, en 2009.

Tras destacar una vez más, la importancia del diálogo teológico impulsado por la Comisión Internacional conjunta y de lo que nos une: «una sola fe, un solo Bautismo, un solo Señor y Salvador Jesucristo, por lo que somos hermanos y hermanas en Cristo», y reiterando asimismo que «hoy la sangre de tantos mártires, pertenecientes a todas las Iglesias es semilla de la unidad de los cristianos» el Obispo de Roma renovó también un llamamiento a los responsables políticos y económicos para que se detenga la violencia:

«Los mártires y santos de todas las tradiciones eclesiales ya son una cosa sola en Cristo; sus nombres están escritos en el único martirologio de la Iglesia de Dios. El ecumenismo de los mártires es una invitación dirigida a nosotros aquí y ahora a caminar juntos en el camino hacia una unidad cada vez más plena.

La vuestra ha sido una Iglesia de mártires desde sus comienzos y aún hoy son testigos de una violencia devastadora en contra de los cristianos y de otras minorías en Oriente Medio y en algunas partes de África. No podemos  dejar de pedir, una vez más, a los que rigen la política y la economía en el mundo que promuevan una convivencia basada en el respeto recíproco y la reconciliación, el perdón mutuo y la solidaridad».

Alentando los pasos cumplidos en Etiopía  para mejorar las condiciones de vida de la población, impulsando una sociedad justa basada en el estado de derecho y el respeto del papel de la mujer, el Papa Francisco se refirió también al problema del agua y sus graves repercusiones sociales y económicas, para renovar el anhelo de colaborar entre las Iglesias en favor del bien común.

Con la ferviente esperanza de que con «este encuentro se ponga en marcha un renovado tiempo de fraterna amistad entre nuestras Iglesias», sin olvidar que «la historia ha dejado una carga de dolorosos malentendidos y desconfianzas, por lo que pedimos el perdón y la sanación de Dios», el Papa Francisco finalizó su cordial discurso alentando a rezar «los unos por los otros, invocando la protección de los mártires y de los santos sobre todos los fieles encomendados a nuestros cuidados pastorales».

Y con el anhelo de que «un día, con la ayuda de Dios, estemos unidos ante el altar del Sacrificio de Cristo, en la plenitud de la comunión eucarística», invocó al Espíritu Santo para que siga iluminándonos y a María Madre de Misericordia.

(CdM – RV)








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