2016-02-13 10:09:00

Escala Ecuménica de Papa Francisco en su viaje a México


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

(RV).- A sólo una semana de la partida para México, la Sala de Prensa Vaticana anunció el Encuentro de Francisco con Kirill, el Patriarca Ortodoxo Ruso, en el aeropuerto José Martí de La Habana. Tal encuentro, realizado en un lugar que no es propio ni de católicos ni de ortodoxos y que concluyó con una declaración común, es más un abrazo de hermanos en la fe común en Jesús de Nazaret, que una definición teológico-ecuménica.

A los periodistas del avión durante el viaje a Cuba, el Papa nos dijo que se trataba de algo “muy deseado”. Y en su saludo a Kirill al inicio del encuentro le dijo: “somos hermanos”. En realidad se trata de un gesto, de un abrazo histórico en favor de la unidad de los cristianos separados por diferencias doctrinales y jurisdicciones geográficas. Porque en el espíritu del Papa, este deseo largo de unidad, de diálogo, de realización juntos de las obras de misericordia, es más fuerte que las diferencias. El ecumenismo es “voluntad de Dios”, como dijo en el encuentro con el Patriarca ruso; el ecumenismo se hace caminando juntos.

Por eso Francisco propicia y facilita el encuentro, el diálogo, el trabajo juntos aunque se piense y sienta distinto. Porque no estamos en un teatro, sino en un hospital de campaña y el rescate de un mundo que se cae a pedazos es más urgente que el debate de ideas. No queda otra que poner manos a la obra juntos, con la fuerza de la fe común en las maravillas que Dios puede obrar, a través de los hombres y mujeres de buena voluntad que aceptan y reciben su misericordiosa ternura.

En abril de 2014 Francisco se encontró con el Patriarca de Constantinopla, Bartolomé I en Tierra Santa y ahora, el 12 de febrero de 2016, con el Patriarca ruso en Cuba. Siguiendo a Francisco en salida misionera, desde La Habana, jesuita Guillermo Ortiz








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