2016-02-03 11:38:00

Papa Francisco: con Jesús misericordiosos como el Padre


Jesús portador de la justicia misericordiosa de Dios Padre

(RV).- Haciendo hincapié en que «la justicia de Dios es su perdón» y en que no hay contradicción entre misericordia y justicia, el Papa Francisco invitó a los peregrinos de tantas partes del mundo a pedir al Señor la capacidad de acoger su perdón y de perdonar a nuestros hermanos y hermanas.

Cómo no recordar que el lema elegido por el Sucesor de Pedro para el Jubileo de la Misericordia es «Misericordiosos como el Padre»:

«Que puedan abrir sus vidas al don de la misericordia del Señor, para compartirlo con todos los que conocen ¡Sean hijos del Padre Bueno y misioneros de su Misericordia!»

Prosiguiendo el ciclo de catequesis - que empezó en su primera audiencia general de 2016, el 13 de enero -  dedicado a la misericordia, según la perspectiva bíblica para entender qué es la misericordia escuchando lo que Dios mismo nos enseña con su palabra, reiteró su exhortación:

«Queridos amigos debemos dejar atrás nuestro pequeño concepto de justicia y abrir nuestro corazón a la experiencia de la infinita misericordia de Dios, que nunca se cansa de perdonarnos, para que podamos buscar la reconciliación con todos los que nos rodean, empezando por nuestros familiares».

Tras desear a todos que el «pasar con fe por la Puerta Santa transforme los corazones de cada uno y los abra a la caridad activa hacia los hermanos», el Papa dirigió su tradicional saludo y pensamiento afectuoso a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados.

Y al coincidir su audiencia general con la memoria de San Blas, Obispo de Sebaste y mártir, destacó su figura ejemplar y su testimonio de fe hasta el martirio:

«Hoy recordamos a San Blas, mártir de Armenia. Este santo Obispo nos recuerda el compromiso de anunciar el Evangelio también en condiciones difíciles. Queridos jóvenes, sean valientes testimonio de su fe; queridos enfermos, ofrezcan su cruz cotidiana por la conversión de los que están lejos de la luz de Cristo; y ustedes, queridos recién casados, sean anunciadores de su amor, empezando por su familia».

También en esta oportunidad el Santo Padre saludó a un grupo de circenses, alentándolos en su trabajo al servicio de «la belleza que nos acerca siempre a Dios» y en el sacrificio que supone, con horas y horas de entrenamiento, testimoniando así que «una vida sin esfuerzos es una vida mediocre», por lo que les agradeció su ejemplo.

(CdM – RV)








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