2016-01-23 12:52:00

«Todos somos pecadores, todos necesitamos el perdón de Dios», nuestra audiencia en las Redes


«TU COMENTARIO AYUDA, tu opinión cuenta»

(RV).- Papa Francisco«Celebrar un Jubileo de la Misericordia significa poner en el centro de nuestra vida personal y de nuestras comunidades el contenido esencial del Evangelio: Jesucristo. Él es la Misericordia hecha carne, que hace visible para nosotros el gran Amor de Dios. Se trata pues de una ocasión única para experimentar en nuestra vida el perdón de Dios, su presencia y su cercanía, especialmente en los momentos de mayor necesidad». 

Amor, perdón y cercanía, son palabras que nos ayudan a comprender mejor el don de la misericordia de Dios, en el que se centra este Año Jubilar, tal y como lo explicó el Papa Francisco en su Catequesis del 9 de diciembre de 2015 que acabamos de escuchar.

Papa Francisco: «Además, significa aprender que el perdón y la misericordia es lo que más desea Dios, y lo que más necesita el mundo, sobre todo en un momento como el actual en el que se perdona tan poco, en la sociedad, en las instituciones, en el trabajo y también en la familia».

En Radio Vaticana dialogamos con nuestra audiencia que nos acompaña cada día en nuestros espacios en Facebook y en Twitter, para conocer cuáles son sus reflexiones sobre la importancia de este Año Santo de la Misericordia que estamos viviendo. Escuchemos:

Milagros Juárez escribe: “Por la inmensa misericordia de Dios, existe aún la esperanza y la felicidad en este mundo que cada vez se nos presenta más cruel y salvaje. Dios nos mira con ojos de misericordia cada vez que nos caemos, que nos equivocamos, que dudamos de su existencia e incluso, cada vez que lo rechazamos.”

Elisabeth  Rivera comparte: “Como dice Francisco; El amor propio es lo que más daño causa a nuestra alma. Hace que nos embriaguemos en nuestro propio ego, que nos interesemos sólo en nuestro bienestar y que nos olvidemos de mirar al hermano que sufre".

Enrique Casas comenta: “Con el paso de los años vamos acumulando pecados y rencores que convierten nuestros corazones en piedras inquebrantables. Pero el amor y la misericordia de Dios, son más fuertes que las durezas de nuestra soberbia humana,  suavemente van moldeando nuestra superficie férrea hasta que logran penetrar en lo más profundo de nuestro interior. Dejemos que la misericordia del Padre entre en nosotros. No pongamos resistencia”.

¿Qué es lo que vemos cuando nos miramos a nosotros mismos? Si la respuesta no es: veo a un simple pecador, entonces quiere decir que nos estamos engañando. No caigamos en este grave error de la soberbia humana. Todos necesitamos ser perdonados.

Osvaldo Petroni comparte: “El miedo que nos provoca el sacramento de la confesión es fundamentalmente el miedo a tener que enfrentarnos con nosotros mismo y reconocer nuestras miserias. Nos creemos tan perfectos, tan autosuficientes, tan dignos de todo; que negamos la necesidad de confesarnos, pero la verdad es que necesitamos del perdón de Dios tanto, como necesitamos el agua para sobrevivir”.

Papa Francisco: «Pero, hay que tener en cuenta que la raíz de la falta de misericordia está en el amor propio, que se reviste bajo el manto de la búsqueda del propio interés, de los places, los honores y las riquezas. También en la vida de los cristianos está presente bajo el aspecto de la hipocresía y de la mundanidad. Por eso, necesitamos reconocer que somos pecadores, para que se fortalezca en nosotros la certeza de la misericordia de Dios».

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