2016-01-19 19:32:00

La fe recibida en el bautismo sirve para encontrar a Dios y vivir con Él un amor esponsal, dijo Francisco


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

La fe no es un adorno o un título, la fe es un don que nos permite encontrar a Dios y este encuentro es una experiencia de amor, como aquella de los esposos que viven tiempos de alegría y de dolor, de luz y de oscuridad.

Las seis tinajas de agua que en las bodas de Caná, Jesús cambio en 600 litros de vino, como refiere el evangelio de Juan en el capítulo 2, inspiraron a Papa Francisco a referirse a la relación con Dios a la que está llamada toda persona humana, porque el agua de las tinajas para purificarse es imagen del bautismo. Y el bautismo sirve para para encontrar a Dios. Y el vino bueno y abundante es imagen de la sangre de Cristo en el sacramento de la Eucaristía y en la Cruz. La sangre de Cristo es la sangre de la alianza de amor nueva y eterna de Dios con el hombre. Nuestra relación con Dios, sacramental, es un matrimonio espiritual.

Francisco dijo que “podemos preguntarnos: ¿conozco de verdad al Señor así? ¿Lo siento cerca de mí, de mi vida? ¿Le estoy respondiendo en la misma onda del amor esponsal que Él manifiesta cada día a todos, a todo ser humano? Se trata de darse cuenta de que Jesús nos busca y nos invita a hacerle espacio en lo íntimo de nuestro corazón”.

Por eso, en el ángelus del 17 de enero de 2016 Francisco pidió a la Virgen María que “nos ayude a redescubrir con fe la belleza y la riqueza de la Eucaristía y de los otros Sacramentos, que hacen presente el amor fiel de Dios para con nosotros. Así podremos enamorarnos cada vez más del Señor Jesús, nuestro Esposo, y salir a su encuentro con las lámparas encendidas de nuestra fe alegre, siendo así sus testigos en el mundo”.








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