2015-10-13 15:14:00

P. Lombardi: “el Sínodo tiene una atención especial a las familias en dificultad”


(RV).- “Es necesario una cierta conciencia histórica sobre los cambios que se han dado en la doctrina del matrimonio”, lo dijo el Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede y Director de nuestra Emisora, el P. Federico Lombardi, S.J. en la Rueda de prensa de este lunes 12 de octubre. Entre algunos temas tratados con los periodistas sobresalieron el de la publicación de la Relatio finalis, la carta escrita al Papa por parte de 13 cardenales, el acompañamiento de la Iglesia a los separados vueltos a casar, la preparación al sacramento del matrimonio y los procesos de nulidad matrimonial.

De las 43 intervenciones en el Aula sinodal sobre la tercera parte del Instrumentum Laboris, el Portavoz de la Santa Sede, resaltó la importancia de la evolución del carácter disciplinar y doctrinal del matrimonio presentado por la mayoría de los grupos lingüísticos: “una cuestión importante se refiere a las numerosas intervenciones sobre las enseñanzas de la Iglesia y de la teología sobre las cuestiones del matrimonio y del sacramento del matrimonio, sobre la doctrina no absolutamente fija, es decir, se necesita una cierta conciencia histórica de los cambios que se han dado a lo largo de los siglos, sobre los temas de los cuales estamos hablando de carácter disciplinar o doctrinal”.

En este sentido, es necesario recordar que la cuestión en debate nos es “la unidad e indisolubilidad del vínculo matrimonial”, ya que este, es una muestra de la gracia de Dios y de la capacidad del hombre de amar en serio.

La indisolubilidad del matrimonio («Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre» Mt 19,6), no hay que entenderla ante todo como un “yugo” impuesto a los hombres sino como un “don” hecho a las personas unidas en matrimonio. Por ello, la indisolubilidad representa la respuesta del hombre al deseo profundo de amor mutuo y duradero: un amor “para siempre” que es una elección y un don de cada uno de los cónyuges al otro, de la pareja respecto a Dios mismo y a cuantos Dios les confía. En esta perspectiva, se debe tener en cuenta la sensibilidad de nuestro tiempo y las efectivas dificultades para mantener los compromisos para siempre, sobre todo en los jóvenes.

El Padre Lombardi, además señaló la importancia de una “cierta conciencia histórica de los cambios que se han dado a lo largo de los siglos” sobre la doctrina del matrimonio; esto sólo se puede comprender a la luz de la pedagogía divina, es decir, teniendo presente que todo está determinado por la orientación a Cristo, hay que distinguir sin separar los diversos grados mediante los cuales Dios comunica a la humanidad la gracia de la alianza. En razón de la cual el orden de la creación evoluciona en el de la redención mediante etapas sucesivas, es necesario comprender la novedad del sacramento nupcial cristiano en continuidad con el matrimonio natural de los orígenes. Así aquí se entiende el modo de actuar salvífico de Dios, tanto en la creación como en la vida cristiana.

Por ello, la Iglesia tiene la vocación de buscar y curar a la humanidad herida, a las parejas heridas, manteniendo las puertas abiertas, acogiendo a quien llama a la puerta y caminando junto a la humanidad para conducirla a la fuente de la salvación, siendo una Iglesia en salida. Se trata de un camino de fe en el cual “pastoral y teología” no pueden estar separados, al contrario, es necesario que pensamiento (reflexión teológica) y acción (pastoral) caminen juntos para afrontar los desafíos y apremiantes interrogantes que la cultura hodierna plantea a las familias.








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