2015-10-04 16:52:00

Si en la oscuridad veo una luz ya no estoy más perdido


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

 

Si estoy perdido en el campo, en la montaña ¡qué alivio, qué alegría siento si veo a la distancia una pequeña luz!, porque entonces ya no estoy más solo, ya no estoy perdido y en peligro, porque allí hay otro, una casa, quizá una familia. ¡Qué felicidad si me reciben! y ¡Qué tristeza y dolor si no me dejan entrar y me cierran la puerta!

Una imagen así nos dejó Francisco, cuando en la Vigilia del Sínodo de los Obispos dijo que “cada familia es siempre una luz, por más débil que sea, en medio de la oscuridad del mundo”. Por eso en nuestra comunidad espiritual rezamos en este tiempo por la familia. Porque el tema de la familia es el asunto que ocupa durante 3 semanas a los que están reunidos en el vaticano, con el sínodo de los obispos sobre el tema: “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”. En 2014 el sínodo trató también sobre la familia, pero el tema era: “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”.

En los dos casos Francisco insiste sobre la necesidad de acercarse a todos y cada uno con la caricia del amor de Dios, especialmente a los que sufren más, porque la Iglesia es como un “hospital de campaña” y tiene que ser siempre capaz, como madre, de recibir a los heridos de hoy. En la vigilia de oración de la apertura del Sínodo, Francisco pidió oraciones para que los padres sinodales, “más que pensar en la familia se pusieran en la escuela de la familia”.

Para rezar puede ayudar como pequeña luz la imagen de la sagrada familia donde Jesús creció a la sombra de María y José de Nazaret, mezclado con la gente común de una aldea insignificante. También nos ayuda la intercesión de Jesús, José y María y de los abuelos de Jesús, san Joaquín y santa Ana.








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