2015-04-05 07:41:00

Programa en español para Guinea Ecuatorial y África


(RV).- El Sábado Santo es el día en el cual la Iglesia contempla el “reposo” de Cristo en la tumba después del victorioso combate en la Cruz, dijo el Papa Francisco, explicando el Triduo Pascual, en su audiencia general de esta Semana Santa, en la que dedicó su catequesis a la celebración de los misterios que - identificándose con María - la liturgia de la Iglesia nos ofrece para prepararnos a la alegría de la Resurrección de nuestro Señor.

Haciendo hincapié en que en el Sábado Santo, la Iglesia, una vez más, se identifica con María: toda su fe está recogida en ella, la primera y perfecta discípula, la primera y perfecta creyente, el Obispo de Roma destacó que en la oscuridad que envuelve la creación, Ella se queda sola para tener encendida la llama de la fe, esperando contra toda esperanza (cfr. Rm 4,18) en la Resurrección de Jesús.

Y en la gran Vigilia Pascual, en la cual resuena nuevamente el Aleluya, celebramos a Cristo Resucitado, centro y fin del cosmos y de la historia; vigilamos llenos de esperanza en espera de su regreso, cuando la Pascua tendrá su plena manifestación, alentó asimismo el Papa, señalando luego que en la oscuridad, Cristo enciende el fuego del amor de Dios: un resplandor rompe la oscuridad y anuncia un nuevo inicio, algo comienza en la oscuridad más profunda.

¡He aquí el gran misterio de la Pascua! En esta santa noche la Iglesia nos entrega la luz del Resucitado, invitando una vez más a la esperanza de quien se abre a un presente lleno de futuro: Cristo ha vencido la muerte y nosotros con Él.

Nuestra vida no termina ante de la piedra de un Sepulcro, nuestra vida va más allá, con la esperanza al Cristo que ha resucitado, precisamente, de aquel Sepulcro. Como cristianos estamos llamados a ser centinelas de la mañana que sepan advertir los signos del Resucitado, como han hecho las mujeres y los discípulos que fueron al sepulcro en el alba del primer día de la semana.

«¡Que el Señor nos conceda a todos participar plenamente en el misterio de su muerte y resurrección haciendo nuestros sus propios sentimientos!» Fue la exhortación del Obispo de Roma, en sus palabras en español.

 «Recordamos a San Juan Pablo II como gran testigo de Cristo, sufriente, muerto y resucitado, y le pedimos que interceda por nosotros, por las familias y la Iglesia», dijo el Papa Bergoglio al cumplirse 10 años de la muerte de su amado predecesor.

Lo que pasa en el corazón de María el Sábado Santo, reflexión del jesuita Guillermo Ortiz

(CdM – RV)








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