2015-01-22 19:56:00

El antídoto es reconocerse pecador y confesarse, predica Francisco misionero en Asia


Es necesario el arrepentimiento, dar y recibir el perdón, repite el Sucesor de Pedro también en su salida misionera.

Aquel para quien la misericordia de Dios es desde el inicio del pontificado su caballo de batalla y que en su discurso natalicio a la Curia Vaticana, después de diagnosticar 15 enfermedades espirituales graves, coronó el año afirmando que el antídoto para todas las enfermedades espirituales es el reconocimiento de los pecados y la confesión, también en la Sri Lanka -lacerada cruelmente y dividida por la guerra interna-, concluyó su visita diciendo que “solo cuando llegamos a comprender, a la luz de la Cruz, el que somos capaces de hacer, y del que incluso formamos parte, podremos experimentar el auténtico remordimiento y el verdadero arrepentimiento. Sólo entonces –el Obispo de Roma- podremos recibir la gracia de acercarnos unos a otros con una verdadera contrición, dando y recibiendo el perdón verdadero”.

El Papa hizo esta exhortación en el regazo de María, Madre de Dios, en el santuario de Nuestra Señora de Mahdu, remanso de la paz y de la ternura de Dios tanto para los singaleses como para los tamiles enfrentados: “queremos pedirle que implore para nosotros la gracia de la misericordia de Dios. Pedimos también la gracia de reparar por nuestros pecados y por todo el mal que esta tierra ha conocido. No es fácil hacer esto… para que el bálsamo del perdón y la misericordia de Dios proporcione una verdadera curación para todos”.

Pero también en la Catedral de Filipinas el Papa insistió “debemos ser los primeros en acoger en nuestros corazones su gracia reconciliadora… ser los primeros en examinar nuestras conciencias, reconocer nuestras faltas y pecados, y recorrer el camino de una conversión constante. ¿Cómo podemos proclamar a los demás la novedad y el poder liberador de la Cruz, si nosotros mismos no dejamos que la Palabra de Dios sacuda nuestra complacencia, nuestro miedo al cambio, nuestros pequeños compromisos con los modos de este mundo, nuestra «mundanidad espiritual».”

Yo me pregunto, ante esta insistencia del Vicario de Cristo: ¿cómo andamos por casa?, ¿cuál crees que es el remedio a la división y el enfrentamiento en la familia, en la comunidad?, ¿me reconozco, te reconoces pecador y pedimos y damos el perdón?

Con Francisco en salida misionera, desde Filipinas, jesuita Guillermo Ortiz de RADIO VATICANA








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