2015-01-16 12:49:00

Los pobres al centro de la misión de Francisco también en Asia


En el camino del aeropuerto al alojamiento de los enviados de Radio Vaticana, ya se ve claramente que el pueblo filipino es un pueblo pobre. Junto a los edificios de los grandes hoteles, en la misma calle, los pequeños negocios y el tránsito muestran la desigualdad grande que sufre la gente, tanto en Manila como en los otros países de Asia.

Desde los fugitivos, prófugos y refugiados de guerra, de la violencia étnica y de los fundamentalismos religiosos, a las cuantiosas víctimas de la cultura global del descarte -que pone al centro el dinero y no la persona humana-, y pasando por los damnificados de terribles catástrofes naturales como los tsunamis, tifones y terremotos que asolan la región, se ven en Filipinas por ejemplo, familias enteras con hijos pequeños pidiendo en las esquinas, y barrios grandísimos de villas miserias o favelas.

Por eso en la misión que realiza Papa Francisco en Sri Lanka y Filipinas, el mensaje de gestos y palabras que animan y exhortan a la paz, al diálogo, a la reconciliación, al encuentro, a la solidaridad, están directamente relacionados con la solicitud pastoral de que la religiosidad se encarne en el gesto concreto de tocar a Jesús en la carne llagada del pobre. Los niños de las familias sin casa en Asia y en el mundo, que piden limosna entre la multitud que transita indiferente, también deben saber que son hijos amados de Dios; que Dios está muy cerca, que pueden sentir su amor, conocer su ternura y misericordia, como expresó ya el Obispo de Roma en el santuario de Nuestra Señora de Madhu en Sri Lanka. Dijo allí dijo que María nos sigue llevando a Jesús, el único que tiene el poder para curar las heridas abiertas y devolver la paz a los corazones desgarrados.

Bienvenido Papa Francisco a Filipinas, con la caricia de la ternura de Dios por sus pobres.








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