2015-01-03 12:48:00

“En Ella la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”


(RV).- Miles de personas acudieron a la plaza de San Pedro el primero del año para rezar junto con Papa Francisco a la Madre de Dios.

Las primeras palabras del 2015 del Papa Bergoglio, estuvieron dedicadas a la Madre de Jesús,  humilde mujer de Nazaret, en quien “la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”. Y es por ese motivo, nos explicó Francisco, que es imposible separar la contemplación de Jesús, “la Palabra de la vida que se hizo visible y tangible”, de la contemplación de María, que le ha dado su amor y su carne humana:

“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días y buen año! En este primer día del año, en el clima gozoso, si bien frío de la Navidad, la Iglesia nos invita a fijar nuestra mirada de fe y de amor en la Madre de Jesús. En Ella, humilde mujer de Nazaret, 'la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros' (Jn1, 14). Por eso es imposible separar la contemplación de Jesús, la Palabra de la vida que se ha hecho visible y tangible (cfr. 1 Jn 1,1), de la contemplación de María, que le ha dado su amor y su carne humana".

"Hoy escuchamos las palabras del apóstol Pablo: 'Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer' (Gal 4,4). Aquel 'nacido de una mujer' habla de manera esencial y por esto aún más fuerte de la verdadera humanidad del Hijo de Dios. Como afirma un Padre de la Iglesia, San Atanasio: 'Nuestro Salvador fue verdaderamente hombre y de él vino la salvación de toda la humanidad' (Carta a Epíteto: PG 26)”...

Papa Francisco nos invitó también a recordar en este inicio de año el día de nuestro bautismo, el sacramento que nos ha regenerado a la Vida Nueva: “redescubramos el regalo recibido en aquel Sacramento que nos ha regenerado a la vida nueva: la vida divina. Y esto a través de la Madre Iglesia, que tiene como modelo a la Madre María. Gracias al Bautismo hemos sido introducidos en la comunión con Dios y ya no estamos a merced del mal y del pecado, sino que recibimos el amor, la ternura, la misericordia del Padre celestial”.

Esta cercanía a Dios, prosiguió el Pontífice, da a nuestra existencia la verdadera paz, don divino de nuestro Señor: "Yo leo ahí -dijo señalando uno de los carteles llevados por los fieles a la plaza de San Pedro - 'La paz es siempre posible'. ¡Siempre es posible la paz! Debemos buscarla. Y allá: 'La oración es la raíz de la paz'. La oración es precisamente la raíz de la paz. La paz es siempre posible. Y nuestra oración, está en la raíz de la paz. La oración hace germinar la paz”.

A María, Madre de Dios y Madre nuestra, dijo Obispo de Roma, le presentamos nuestros propósitos de bien: “A Ella le pedimos, que extienda sobre nosotros, y sobre todos los días del año nuevo, el manto de su materna protección. “Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas de nosotros, que estamos en la prueba, y líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita”.

“Invito a todos ustedes, a saludar hoy a la Virgen como Madre de Dios. A saludarla con aquel saludo: ‘Santa Madre de Dios’, como fue aclamada por los fieles de la ciudad de Éfeso al inicio de la vida cristiana, del cristianismo, cuando desde la otra parte de la entrada de la iglesia, gritaban a sus pastores este saludo a la Virgen: ‘Santa Madre de Dios’. Todos juntos, tres veces, fuerte, Santa Madre de Dios, Santa Madre de Dios, Santa Madre de Dios”.

(GM – RV)

 

 








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