Cuidar antes es prevenir, cuidar después es acompañar en el sufrimiento y tender una mano para superarlo. P. Di Paola

(RV).-  Sobre el encuentro que se tuvo en Argentina para dar respuesta al problema del consumo de drogas realizado en la parroquia Cristo Obrero de la Villa 31 de la ciudad de Buenos Aires, el miércoles 26 de noviembre de 2014, hablamos con p. José María ‘Pepe’ di Paola, sacerdote que trabaja en los sectores más carenciados del Gran Buenos Aires, Coordinador de la Comisión Nacional de Drogadependencia de la Conferencia Episcopal Argentina:

Como refiere el p. Di Paola, las drogas han adquirido presencia en los últimos 30 años en Argentina en todas las clases sociales, y es un drama particularmente sufrido por las personas que viven en las villas de emergencia.

En estos años de trabajo social, explica el sacerdote para los micrófonos de Radio Vaticana, “hemos logrado cambiar la mirada: en vez de criminalizar, tratar de ver al otro como alguien que necesita ayuda, que está enfermo”.

Di Paola en el encuentro en el que participaron el Cardenal Mario Poli, Arzobispo de la Arquidiócesis de Buenos Aires y el Obispo de Gualeguaychú, Monseñor Jorge Lozano, presentó el documento que enumera respuestas específicas al consumo problemático de drogas y alcohol, como la disposición de granjas, comunidades terapéuticas, centros ambulatorios y centros preventivos, y en el que también se pone en evidencia que más allá de estas respuestas específicas, se trata de un asunto de gran complejidad:  “Estamos convencidos que no hay soluciones lineales para problemas complejos. Porque si el problema son las drogas, entonces la solución es el tratamiento para alejarse de ellas; pero si además de las drogas el problema es la vivienda, el desamparo, una familia disfuncional, la dificultad de encontrar un trabajo, la soledad, las dificultades para permanecer en el sistema educativo, las enfermedades asociadas, la estigmatización sufrida, los conflictos con la ley o lo que sea, entonces es evidente que un tratamiento de recuperación no puede alcanzar toda la solución. No basta abandonar el consumo de drogas para que los problemas se resuelvan. No existe una institución capaz de tener adentro todas las respuestas”.

“Gran parte del problema de consumo de drogas está vinculado con la comprensión lineal del asunto y con un tejido social que se fue deshilachando –se lee en el documento. Las relaciones de colaboración y cuidado entre familiares, amigos, vecinos o compañeros de trabajo se han ido empobreciendo, la conciencia sobre la propia responsabilidad social se fue licuando en nuestras mismas parroquias, así como en la sociedad en general”. “Ricos y pobres, todos nos encontramos atravesados por esta realidad del consumo que exacerba el individualismo, deteriora las relaciones humanas y empobrece el tejido social. Una consecuencia de esto es que resulta muy difícil encontrar gente que quiera hacerse cargo del que está sufriendo”.

El ‘paco’ es una droga de ‘segunda’ derivada de la pasta base de la cocaína, a veces mezclada con lanillas de vidrio y solventes; un 'estiramiento de la cocaína', altamente destructiva, que genera una adicción muy grande causando daños a veces irreversibles a nivel neurológico, y que lleva a los jóvenes a la calle. La mayoría de los chicos adquieren enfermedades como tuberculosis, pulmonía, - explica el p. Di Paola - por vivir en la calle: los efectos devastadores serían similares a los del crack en Brasil.

En lugares de alta exclusión social, el narcomenudeo ha destruido el tejido social: “El paco o también otras drogas parecidas extremamente dañinas presentes en los sectores más pobres son el desafío que tenemos como curas villeros”.

Por todo esto, en el documento se llama a todos los cristianos de la Argentina, “en el lugar donde estén, con la ocupación que tengan, a ponerse de pie y formar parte de esta gran campaña de cuidado. “Cuidar antes es prevenir, cuidar después es acompañar en el sufrimiento y tender una mano para superarlo”.

(GM – RV)