El Sínodo busca esa rendija de luz que forma el encuentro entre la verdad y la misericordia,
de la mirada de Jesús
REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz – RADIO VATICANA
(RV).-
(Con audio) Excepto algún marciano
que ande por ahí, todos los humanos venimos de una “familia”, entera o parcial, bien
o mal constituida, más o menos herida, feliz o fracasada, incluso los cardenales y
obispos que participan del Sínodo sobre los desafíos pastorales de la familia en el
contexto de la evangelización.
En este caso, desde el evangelio de la familia,
la iglesia redescubre y deja sentir sus entrañas de ternura materna y su claridad
de maestra, librando así a “la familia amada con la mirada de amor de Jesucristo”
(Cfr. Francisco 041014) del encorsetamiento legalista al que la someten los fariseos
de hoy. Es decir, desde la perspectiva de los miles de párrocos, confesores, consejeros
espirituales, que trabajan día a día con las diversas problemáticas de las familias
de su comunidad. Estos confesores -solos delante de Dios y con enorme respeto por
la conciencia de cada persona-, buscan en cada caso la rendija de luz que produce
el encuentro entre la verdad de la situación de cada uno y la misericordia infinita
del Señor.
Entiendo que la búsqueda constante de esta rendija de luz que se
forma donde se unen la verdad y la misericordia -que la Iglesia debe ofrecer a todos,
sin discriminación alguna, con ternura de Madre y claridad de Maestra-, es la clave
dada por el Papa en este camino Sinodal que concluirá recién con el Sínodo Ordinario
de octubre de 2015.