Educación, acceso al cuidado de la salud y trabajo para todos, no como ‘variable de
mercado’, reiteró el Papa
(RV).- (con audio. Actualizado con video) Preocupación por los
pobres y la justicia social, impulsar una economía al servicio del hombre, de las
familias, del bien común y de la paz que tanto anhela el mundo. Al recibir a los participantes
en la plenaria del Pontificio Consejo Justicia y Paz, celebrada en el Vaticano, el
Papa Francisco destacó, este jueves, la feliz coincidencia con el quinto aniversario
de la Encíclica Caritas in veritate, de su amado predecesor Benedicto XVI, «documento
fundamental para la evangelización social», dijo, que «brinda preciosas indicaciones
para la presencia de los católicos en la sociedad, en las instituciones, en la economía,
en la finanza y en la política».
«’La caridad en la verdad’ llamó la atención
sobre los beneficios, pero también sobre los peligros de la globalización, cuando
no está orientada hacia el bien de los pueblos», hizo hincapié el Papa Bergoglio y,
recordando que el aumento de las desigualdades y de las pobrezas, pone en riesgo la
democracia y la paz, señaló - como hizo en su Exhortación Apostólica Evangelii gaudium
- «tres instrumentos fundamentales para la inclusión social de los más necesitados:
la educación, el acceso al cuidado de la salud y el trabajo para todos» (cfr n. 192).
«En otras palabras, el Estado de derecho social no debe ser desmantelado
y en particular el derecho fundamental al trabajo. Éste no puede ser considerar como
una variable dependiente de los mercados financieros y monetarios (...) Visiones que
pretenden aumentar la rentabilidad a costa de la restricción del mercado de trabajo
que crea nuevos excluidos, no se ajustan a una economía al servicio del hombre y del
bien común, a una democracia inclusiva y participativa».
El Papa Francisco
señaló otro problema que se presenta en la actualidad, es decir los «desequilibrios
persistentes entre los sectores económicos, las remuneraciones, los bancos comerciales
y los bancos de especulación, entre las instituciones y los problemas globales»:
«Hay que mantener viva la preocupación por los pobres y la justicia social.
Ésta exige, por una parte reformas profundas, que prevean la redistribución de la
riqueza producida y la universalización de los mercados libres al servicio de las
familias. Y, por otra parte, la redistribución de la soberanía, tanto en lo nacional
y como en lo supranacional».
Antes de concluir su discurso el Papa Francisco
subrayó la importante y amplia actualidad de la Encíclica de Benedicto XVI:
«El
principio de la Caritas in veritate es de gran actualidad. Un amor lleno de verdad
es, en efecto, la base sobre la cual construir aquella paz que hoy es particularmente
anhelada y necesaria para el bien de todos. Permite superar fanatismos peligrosos,
conflictos para poseer los recursos, la migraciones de proporciones bíblicas, los
flagelos que perduran del hambre y de la pobreza la trata de personas, las injusticias
y las desigualdades sociales y económicas, los desequilibrios en el acceso a los bienes
colectivos».