Llamamiento de la Conferencia Episcopal Canadiense a la misericordia, la compasión
y la justicia en Oriente Medio y el mundo
(RV).- La nota de los obispos
canadienses inicia recordando la narración del libro de Génesis, donde Dios, el Padre
de la vida, pregunta a Caín: "¿Dónde está tu hermano?" Partiendo de esta narración
bíblica, los obispos señalan: “vemos a los sin techo y a los heridos de Oriente Medio,
en Irak, Siria y Tierra Santa. Oímos sus gritos en Ucrania y en algunas partes de
África. Observamos las persecuciones y dificultades que cientos de miles de personas
hoy en día soportan a causa de su fe y sus convicciones tanto católicos, como ortodoxos,
protestantes, judíos, musulmanes, miembros de otras religiones, así como las minorías
étnicas”. Los horrores de la guerra y la violencia – denuncian los Prelados – arrasan
tantos corazones inocentes. Las familias y los niños se quedan sin agua, alimentos,
ayuda y refugio. Viviendas y comunidades son destruidas. No sólo está en riesgo el
futuro para la población de estas regiones – se lee en la nota – sino que la seguridad
internacional está en peligro. La guerra y la violencia están erosionando de nuevo
los lazos comunes de la humanidad, la fragmentación de la familia humana. Es Jesús
el que está siendo perseguido una vez más: es el quien no tiene hogar, el que tiene
hambre, el que está en la cárcel, el torturado.
Como seguidores de Cristo
crucificado – afirman los Obispos – reconocemos en particular en el Oriente Medio
los sufrimientos de nuestros hermanos y hermanas en la fe. Movidos por sus dolores
y aflicciones, hacemos nuestra su causa. Estamos unidos con ellos en la solidaridad
y la fe. Nuestra oración incesante y la esperanza están arraigados en el amor y el
perdón que trae Nuestro Señor Jesús para transformar el corazón humano. Animados por
los llamamientos del Papa Francisco por la paz y la justicia, hacemos eco de las declaraciones
y acciones de los líderes de las Iglesias católica y ortodoxa de Oriente Medio. Hacemos
nuestro llamamiento a todas las personas – de todas las religiones y en nombre de
la buena voluntad, aquí en Canadá y alrededor del mundo, concluye la nota – para que
hagamos aún más para aliviar el sufrimiento de los más necesitados.