“Esperamos al Papa con expectativa y esperanza”. Mons. Giovanni D’Alise, Obispo
de Caserta
(RV).- (audio) Son más de dos cientos
mil fieles los que se esperan mañana en Caserta, Región Campania al sur de Italia,
para la misa que presidirá el Papa Francisco a las 18.00 horas delante del Palacio
Real, en la fiesta de Santa Ana, patrona de la ciudad. Antes de la celebración, a
las 16.00 horas, el Papa encontrará al clero local. Son pocas las horas que Francisco
transcurrirá en esta ciudad, marcado por graves problemas, desde la presencia de la
mafia hasta los venenos de la Tierra del fuego. El anuncio de su vista ha dado vida
a grandes expectativas y esperanzas. Mons. Giovanni D’Alise, recientemente nombrado
por el Papa, Obispo de Caserta, afirma que la visita del Papa es un gran don para
la diócesis y para toda la ciudad. Nuestra compañera Francesca Sabatinelli lo
ha entrevistado, escuchémoslo en los micrófonos de Radio Vaticano. R.- La alegría
no es sólo mía. Estoy viendo una ciudad en fermento, pero no sólo en la ciudad, sino
también en otras ciudades que por cierto estarán presentes. Nosotros estamos esperando
las palabras del Santo Padre, porque aquí en Caserta, vivimos como todos repiten continuamente,
“una situación difícil”. Soy Obispo aquí desde hace dos meses y la frase que más he
escuchado ha sido “una situación difícil”, a nivel civil pero también a nivel eclesial.
Pues, la visita del Papa será para nosotros una consolación y un estímulo. P.-
Ésta es una magnifica tierra pero lamentablemente tiene un aire en todo sentido irrespirable.
¿Qué espera después de las palabras del Papa? ¿Qué nos podrá dejar? R.- Es cierto.
Yo he manifestado al Papa esta situación, y el Santo Padre está al tanto de todo y
ha hecho alguna intervención en su magisterio. Nosotros esperamos que tenga que decirnos
alguna palabra no sólo de aliento, sino también de guía, de cómo comportarnos, porque
nosotros estamos inmersos en medio de estas problemáticas. Por ejemplo, la presencia
de la mala vida organizada: aquí es ligera pero se siente. Así como es difícil también
para los jóvenes. La desocupación es grande y yo espero tanto que el Papa nos diga
una palabra de aliento para las nuevas generaciones. Nosotros tenemos como compromiso
fundamental no desalentar a los jóvenes, sino darles alguna posibilidad para alcanzar
aquello que es posible, pero sobre todo esperamos una palabra decisiva del Santo Padre.
Me da mucha confianza como la gente ha respondido a este anuncio de la visita del
Papa, me hace tener confianza en que no será sólo un vientecillo que mueve un poco
de polvo, sino que será ciertamente una cosa que penetra en la profundidad del terreno
de nuestras vidas y también en las relaciones de nuestra sociedad. Pero todo está
en manos de la providencia. Nosotros estamos en espera, nosotros sobre todo como clero,
como laicos comprometidos, estamos en espera de una palabra, pero sobre todo estamos
agradecidos al Santo Padre, porque todo ha nacido en su corazón. Esta visita imprevista,
que yo lo considero oficial, pero familiar, esta visita ciertamente moverá las conciencias.
P.- ¿En este momento, es muy difícil llevar la palabra de Dios en estas tierras? ¿Es
difícil ser sacerdotes aquí? R.- Lo es ciertamente, pero no es más difícil de
otros momentos históricos, porque la propuesta cristiana encuentra siempre la adversidad
de un modo de vivir consolidado. Esto lo ha sido en todas las épocas. Hoy lo es más
todavía, y es ciertamente difícil. Responder a la vocación de ser sacerdote significa
ponerse completamente en las manos de Dios y al servicio del pueblo. Éstas dos cosas
son inseparables y fundamentales y esto el pueblo nos pide a todos los niveles, incluyendo
también el religioso. El sacerdote es uno que comparte la vida diaria hasta el final,
que en muchos momentos, y en este momento particularmente es verdaderamente difícil.
Aquí no sólo hay degrado, sino hay tanta gente que quiere no un sacudón, sino un volver
a empezar. Y tienen ganas y sólo es necesario tomarlas un momento por la mano y animarlas. (RM
para Radio Vaticano)