Viaje Apostólico de Su Santidad Francisco a Tierra Santa
Todos los momentos de la peregrinación del Papa
Encuentro
del Papa con los periodistas volviendo de Tierra Santa Papa Francisco: «Los
gestos más auténticos son los espontáneos»
(RV).- (Definitivo. Con audio)
En el vuelo de regreso
a Roma, el Papa, tal como había dicho al emprender su Peregrinación a Tierra Santa,
mantuvo un encuentro de cerca de 50 minutos con los periodistas que lo acompañaron
en estos tres días tan intensos, del II Viaje Apostólico internacional de su Pontificado.
El Papa Francisco fue respondiendo a las preguntas con su característica forma directa,
serena, sencilla y espontánea. El Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede
y de nuestra emisora, el Padre Federico Lombardi, agradeció al Obispo de Roma su cordial
disponibilidad para el encuentro con los medios de comunicación, «después de un viaje
matador» - como el mismo Papa había bromeado, citando lo que había leído en algún
artículo. Y luego el P Lombardi señaló que los periodistas se habían organizado por
grupos lingüísticos y que no había puesto límites a las preguntas, como desea el Santo
Padre. Por lo que fueron afrontando diversos temas. La primera pregunta fue la del
grupo italiano, presentada por Cristiana Caricato, de TV2000.
Se refirió a
los gestos que el Papa Francisco cumplió en estos días y que dieron la vuelta al mundo:
su mano en el muro de Belén, la señal de la cruz, el beso a los supervivientes, en
el Yad Vashem. Así como el beso en el Santo Sepulcro, ... Bartolomé... y muchos otros.
Fueron, gestos pensados, queridos. Y qué piensa el Santo Padre sobre las repercusiones
de esos gestos, como el de la invitación a los presidentes israelí y palestino al
Vaticano, para rezar por la paz:
«Bueno, los gestos... los que son más auténticos,
son los que no se piensan antes, los que vienen espontáneamente ¿no? Pensé, bueno
se podría hacer algo... pero el gesto concreto en sí, ninguno de los cumplidos, había
sido pensado así. Algunas cosas, por ejemplo la invitación a los dos presidentes a
la oración, se había pensado un poco que se hiciera allí, pero había problemas logísticos,
tantos, porque ellos deben tener en cuenta también el territorio, en dónde se hace-
Y no es fácil ¿no? Se pensaba en una reunión y al final salió lo que espero que venga
bien ¿no? Pero no fueron gestos preparados... no sé, cuando pienso hacer algo, me
nace de forma espontánea. Pienso, se podría hacer algo..., pero concretamente no me
viene. Por ejemplo, en el Yad Vashem, no sabía, pero luego me vino».
(CdM
- RV).
Abusos: “tolerancia cero”
Frank Rocca, responsable de
la Agencia Católica de información de los Obispos estadounidenses preguntó al Papa
Francisco:
Usted se ha referido, con palabras muy duras contra el abuso sexual
de menores por parte del clero, de sacerdotes. Y ha creado una comisión especial para
afrontar mejor este problema desde la Iglesia universal. En sentido práctico, ya sabemos
que en todas las Iglesias locales hay normas que imponen una fuerte obligación moral,
y con frecuencia legal, a colaborar con las autoridades civiles locales, de un modo
o de otro. ¿Qué hará Usted en caso de que haya un obispo que, claramente, no haya
honrado, no haya observado estas obligaciones? ¿Se excluye la constricción a dimitirse?
¿Se proveerá a otras sanciones? En sentido práctico, ¿cómo se pude disciplinar esto?
A
lo que el Santo Padre respondió:
“En Argentina, a los privilegiados les
decimos: “Éste es un hijo de papá”, ¿no? En este problema no habrá hijos de papá.
En este momento, hay tres obispos que están siendo investigados: bajo investigación,
tres, y uno ya ha sido condenado y se está evaluando la pena que se le debe aplicar.
No hay privilegios. Sobre este asunto, abuso contra menores, es un delito horrible,
muy feo… Nosotros sabemos que es un problema grave por doquier, pero a mí me interesa
la Iglesia. Un sacerdote que hace esto, traiciona el Cuerpo del Señor, porque este
sacerdote debe llevar a este niño, a esta niña, a este muchacho, a esta muchacha a
la santidad; y este muchacho, esta niña se fía, y éste, en lugar de llevarlos a la
santidad, abusa de ellos. ¡Y esto es gravísimo! Es precisamente como… haré sólo una
comparación, es como hacer una misa negra, por ejemplo, ¿no? Pero tú debes llevarlo
a la santidad y lo llevas a un problema que durará toda la vida…”.
(MFB
– RV).
Europa, desempleo, la cultura del descarte
(Audio) Sebastien Maillard,
redactor francés del periódico La Croix, le preguntó al Papa si estaba preocupado
con el crecimiento de los populismos en Europa tras el resultado electoral al Parlamento
de la UE.
En estos días, he tenido tiempo de rezar el Padre Nuestro, un
poco [ríe], pero no tengo noticias de las elecciones, de verdad. No tengo los datos,
no se quienes ganaron, ni quienes no ganaron, ¿no? No estoy informado. ¿Pero en qué
sentido usted se refiere al populismo?...
En el sentido de que hoy muchos
europeos tienen miedo, piensan que no hay futuro en Europa. Hay mucho desempleo y
el partido antieuropeo ha tenido un fuerte crecimiento en estas elecciones...
Este
es un argumento del que he oído hablar, ¿no? de Europa, de la confianza o la desconfianza
en Europa, ¿no? Incluso con el euro, algunos quieren volver atrás...sobre estas cosas
yo no entiendo mucho. Pero usted ha dicho una palabra clave: el desempleo. Esto es
grave. Es grave y yo lo interpreto así, simplificando. Formamos parte de un sistema
económico global, donde en el centro está el dinero, no la persona humana. Y en un
verdadero sistema económico, en el centro debería estar el hombre y la mujer, la persona
humana. Y hoy, en el medio está el dinero. Para mantener esto, para equilibrarse,
se debe ir adelante con las algunas medidas de "descarte". Y se descartan los niños
-el nivel de natalidad en Europa no es muy alto, ¿eh? Creo que Italia es del 1,2%,
en Francia, ustedes tienen un 2%, un poco más; en España, menos que en Italia: no
sé si llega al 1%... se descarta los niños, se descartan los ancianos: los viejos
no sirven; ahora mismo, en algunas circunstancias, van a verlos porque son jubilados
y tienen necesitad, pero es una cosa coyuntural. Pero los ancianos se descartan, incluso
con situaciones de eutanasia oculta, en muchos países, ¿no es así? Es decir, los medicamentos
se administran hasta un cierto punto, ¿no? Y ahora mismo, descartamos también los
jóvenes, y esto es muy grave: es muy grave. En Italia, creo que el desempleo juvenil
es casi del 40%, no estoy seguro; en España, estoy seguro: es del 50%. Y en Andalucía,
en el sur de España, del 60%. ¡Esto significa que hay toda una generación de "ni-ni"
no estudian ni trabajan, y esto es muy grave! Se descarta una generación de jóvenes.
Para mí, esta cultura del descarte es muy grave ¿no? Pero esto no pasa sólo en Europa:
hay un poco en todas partes, pero en Europa se siente más ¿no? Si usted hace la comparación,
hace 10 años, con la cultura del bienestar, ¿no? Esto es realmente trágico, ¿no? Es
un momento difícil. Un sistema económico inhumano. Yo no he tenido miedo de escribir
en la exhortación "Evangelii Gaudium": este sistema económico mata. Y lo repito. No
sé si me he acercado un poco "a su inquietud... Gracias.
(ER - RV).
Iglesia
Pobre
Por su parte, el periodista español del periódico La Vanguardia,
Eusebio Val, preguntó:
Gracias, Santo Padre. Desde el primer día de su pontificado,
Usted lanzó este fuerte mensaje de una Iglesia pobre, para los pobres, pobres en sencillez
y austeridad ¿Qué quiere hacer para que no haya contradicciones al mensaje de la austeridad?
Gracias (la pregunta hace referencia a situaciones de las que se ha hablado en los
últimos tiempos, entre las cuales, una operación al IOR de 15 millones de euros).
El Señor Jesús dijo una vez a sus discípulos - es en el Evangelio - "Es
inevitable que haya escándalos”. Somos humanos, pecadores todos. Y habrá. Habrá. El
problema es evitar que haya más, ¿no? En la gestión económica, la honestidad y la
transparencia. Las dos comisiones, la que ha estudiado el IOR y la comisión que estudió
todo el Vaticano, han hecho sus conclusiones, han hecho planes y ahora, con el ministerio,
por así decirlo, con la Secretaría de la economía que dirige el cardenal Pell, se
llevarán a cabo las reformas que estas comisiones han recomendado. Pero habrá incongruencias,
siempre habrá, ¿no? Porque somos humanos, y la reforma debe ser continua. Los Padres
de la Iglesia, decían: "Ecclesia semper reformanda". Tenemos que estar atentos para
reformar cada día la Iglesia, porque somos pecadores, somos débiles y habrá problemas.
La
administración que esta Secretaría de la economía lleva adelante, ayudará a evitar
los escándalos, problemas... Por ejemplo, en el IOR creo que en este momento se han
cerrado... pero, la cifra que me viene a mí es 1600, pero más o menos, cuentas, ¿no?
de personas que no tenían derecho a tener una cuenta en el IOR. El IOR está para ayudar
a la Iglesia, tienen derecho los obispos de las diócesis, los trabajadores del Vaticano,
sus viudas, viudos para obtener la pensión... Es una cosa así. Pero no tiene derecho
otras personas... las embajadas, mientras dure la embajada, y no más. No es una cosa
abierta, ¿no? Y esto es un buen trabajo: cerrar cuentas que no tienen ningún derecho,
¿no?. Me gustaría decir una cosa: la pregunta que usted hizo, mencionó que lo de los
15 millones. Pero, es algo que se está estudiando, ¿eh? No está claro esto. Tal vez
sea cierto, pero en este momento no es definitivo. Ese problema se está estudiando,
¿no?, para ser justos, ¿no?
(MZ-RV).
Jerusalén: ciudad de
la paz de las tres religiones (RV).- (Con audio) Ilze Scamparini de
la “Rede Globo” brasilera, le preguntó al Santo Padre si estaría de acuerdo con la
restitución de Jerusalén a Palestina y en qué manera se puede resolver la “cuestión
Jerusalén” para obtener una paz estable y duradera: Hay tantas propuestas sobre
la cuestión de Jerusalén. La Iglesia católica, el Vaticano, digamos, tiene su posición
desde el punto de vista religioso: será la ciudad de la paz de las tres religiones.
Esto desde el punto de vista religioso. Las medidas concretas para la paz deben salir
de la negociación. Se debe negociar. Yo estaré de acuerdo en que, de la negociación,
quizás salga esta parte: será capital de un Estado, del otro…pero éstas son hipótesis
que ellos deben negociar. De verdad, yo no me siento competente para decir “se haga
esto o esto” porque sería una locura de mi parte ¿no? Pero creo que se deba entrar
con honestidad, hermandad, mutua confianza en el camino de la negociación. Y allí
se negocia todo: todo el territorio, también las relaciones ¿no? Sirve coraje para
hacer esto. Yo rezo tanto al Señor para que estos dos dirigentes, estos dos gobiernos
tengan el coraje de ir adelante. Éste es el único camino para la paz. Pero, Jerusalén
de una forma u otra… solamente digo lo que la Iglesia debe decir y ha siempre dicho:
que Jerusalén sea custodiada como capital de las tres religiones, como referencia,
como una ciudad de paz – me venía también la palabra “sagrada”, pero no es justa –
sino de paz y religiosa. (MCM - RV).
La unidad entre las Iglesias
(Audio) Jan-Christoph Kitzler,
de la radio pública alemana, le preguntó al Papa, si en su encuentro con el Patriarca
Bartolomé, más allá del signo fuerte de la Declaración común y la oración, hablaron
de pasos concretos de acercamiento. En particular, el periodista le preguntó al Santo
Padre si quizás la Iglesia católica podrá aprender algo de las Iglesias ortodoxas,
refiriéndose en lo específico a los sacerdotes casados, una cuestión que interesa
a muchos católicos alemanes. La Iglesia católica tiene sacerdotes casados, ¿no?
Los católicos griegos, los católicos coptos, ¿no? Hay sacerdotes casados en el rito
oriental. Porque el celibato no es un dogma de fe: es una regla de vida que yo aprecio
tanto y creo que es un don para la Iglesia. No siendo un dogma de fe, está siempre
la puerta abierta: en este momento no hemos hablado de esto, como programa, al menos
en este tiempo. Tenemos cosas más fuertes que emprender. Con Bartolomé este tema no
es tocado, porque, de verdad, es secundario en las relaciones con los ortodoxos, en
este sentido. Hemos hablado de la unidad: pero la unidad se realiza en el camino,
la unidad es un camino. Nosotros no podemos jamás construir la unidad en un congreso
de teología. Y él me dijo que es verdad lo que yo sabía, que Atenágoras le dijo a
Pablo VI: “Nosotros vamos juntos, tranquilos y a todos los teólogos los metamos en
una isla, para que discutan entre ellos y nosotros caminemos la vida, ¿no? Es verdad,
yo pensaba que era…No, no: ¡es verdad! Bartolomé me lo ha dicho en estos días. Caminar
juntos, rezar juntos, trabajar juntos en tantas cosas que podemos hacer juntos: ayudarnos
juntos. Por ejemplo, con las Iglesias. En Roma y en tantas ciudades, pero aquí en
Roma, ¿eh? tantos ortodoxos usan iglesias católicas en un tal horario o en otro, como
una ayuda para este caminar juntos, ¿no? Otra cosa de la que hemos hablado y que
quizás en el Concilio pan- ortodoxo se haga algo, es la fecha de la Pascua, porque
es un poco ridículo: pero dime, ¿tu Cristo cuándo resucita? La próxima semana . El
mío ha resucitado la semana pasada. La fecha de la Pascua es un signo de unidad, ¿no?
Y con Bartolomé hablamos como hermanos. Nos queremos, hablamos de las dificultades
de nuestro gobierno. Y, una cosa de la cual sí hemos hablado bastante es el problema
de la ecología: él está muy preocupado – también yo – hemos hablado mucho de hacer
juntos un trabajo conjunto sobre esto problema. (MCM - RV).
Viaje
a Corea del Sur. La falta de libertad religiosa en los países vecinos
Luego,
fue el turno de Shoko Ueda, del Kyodo News de Japón, que preguntó al Santo sobre su
próximo viaje a Corea del Sur ¿Me gustaría saber cuáles son sus planes en favor de
las personas que sufren ante la falta de libertad de religión o de la libertad de
expresión, en los países vecinos a Corea del Sur, como son Corea del Norte y China?
(Audio)
Respecto a Asia,
están programados dos viajes: este de Corea del Sur, para el encuentro con los jóvenes
asiáticos y, a continuación, en enero del próximo año, un viaje de dos días a Sri
Lanka y después a Filipinas, en la zona que sufrió el impacto del tsunami, ¿no? El
problema de la falta de libertad para practicar la religión no es sólo un problema
de algunos países asiáticos: en algunos, sí, pero también en otros países del mundo.
La libertad religiosa es una cosa que no todos los países tienen. Algunos tienen un
control más o menos ligero, tranquilo; otros adoptan medidas que acaban en una verdadera
persecución de los creyentes, ¿no es así? Hay mártires, ¿eh? Hay mártires también
hoy: mártires cristianos, ¿eh? Católicos y no católicos, pero mártires, ¿eh? Y en
algunos lugares no puede llevar el crucifijo o no se puede tener una Biblia, ¿no?
No se puede enseñar el catecismo a los niños: hoy ¿eh? Y yo creo - y creo no equivocarme,
¿eh? - que actualmente hay más mártires que en los primeros tiempos de la Iglesia.
Debemos acercarnos, en algunos lugares con prudencia, para ir a ayudarlos; debemos
rezar mucho por estas iglesias que sufren: sufren mucho. E incluso los obispos, y
también la Santa Sede trabaja con discreción para ayudar a estos países, a los cristianos
de estos países. Pero no es una cosa fácil. Por ejemplo, te digo una cosa. En un país
está prohibido rezar juntos, está prohibido. ¡Pero los cristianos que viven allí quieren
celebrar la Eucaristía! Y hay un señor, un obrero, que es un sacerdote. Y él se sienta
en la mesa con los demás y hacen ver que toman el té y en cambio celebran la Eucaristía.
Si llega la policía, esconden rápido los libros y continúan tomando el té. Esto sucede
hoy en día. Como ve no es fácil.
(ER - RV).
“Benedicto XVI
abrió la puerta de los Papas eméritos”
(Audio) El periodista Fausto
Gasparoni de la agencia de noticias Ansa, le preguntó al Papa Francisco:
Santidad,
Usted afronta en su pontificado una gran cantidad de compromisos y también lo hace
de modo muy conciso, como hemos visto en estos días. Si en un futuro lejano, usted
sintiera que no tiene más fuerzas para llevar adelante su ministerio, ¿piensa que
haría lo mismo que su Predecesor, es decir, que dejaría el pontificado?
A lo
que el Santo Padre respondió:
Yo haré lo que el Señor me diga que haga:
rezar, buscar la voluntad de Dios. Pero yo creo que Benedicto XVI no es un caso único.
Sucedió que no tenía las fuerzas y, honestamente, siendo un hombre de fe, tan humilde,
tomó esta decisión. Creo que él es una institución: hace 70 años, los obispos eméritos
casi no existían. Y ahora hay tantos. ¿Qué sucederá con los Papas eméritos? Creo que
debemos verlo a él como a una institución. Él ha abierto una puerta, la puerta de
los Papas eméritos. Habrá otros, ¿o no? Dios lo sabe. Pero esta puerta está abierta:
yo creo que un Obispo de Roma, un Papa que siente que sus fuerzas decaen – porque
ahora se vive tanto tiempo, ¿no? – debe hacerse las mismas preguntas que se planteó
el Papa Benedicto.
(MFB – RV).
La Causa para beatificar a
Pío XII sigue su curso
(RV).- (Con audio) Entre
los periodistas de lengua inglesa, que acompañaron al Papa Francisco en su Peregrinación
a Tierra Santa, John Allen, recordó el encuentro del Papa Francisco con algunos supervivientes
del Holocausto y, en este marco preguntó sobre la causa relacionada con la beatificación
y la figura de Pío XII. Después de canonizar a dos Pontífices - Juan XIII y Juan Pablo
II - y de beatificar dentro de poco a Pablo VI, ¿tiene intención de seguir adelante
con l causa del Papa Pacelli, o de esperar algún desarrollo en el procedimiento, antes
de tomar alguna decisión?:
«La causa de Pío XII está abierta. Yo me informé:
todavía no hay ningún milagro y si no hay milagros no puede avanzar ¿no? Está parada
allí. Debemos esperar la realidad, cómo va la realidad de esa causa y luego pensar
en las decisiones. Pero la verdad es ésta: no hay ningún milagro y se necesita por
lo menos uno para la beatificación. Ésta es la situación actual de la causa de Pío
XII. Y yo no puedo pensar ¿lo beatificaré o no?, porque el proceso es lento».
(CdM
– RV).
Comunión para divorciados y encuentro en Vaticano con los presidentes
de Israel y Palestina
(Audio) La periodista argentina
Elisabetta Piqué le formuló dos preguntas, una sobre el encuentro que se celebrará
en el Vaticano después de que el Papa invitara a los presidentes de Palestina e Israel
a un encuentro. Y la segunda pregunta hace referencia a la comunión para los católicos
divorciados y las personas que se vuelven a casar.
En primer lugar voy
a hacer una aclaración sobre este encuentro en el Vaticano: será un encuentro de oración,
no será para una mediación o buscar soluciones: no. Nos reuniremos a orar, solamente.
Y después cada uno se va a casa. Pero yo creo que la oración es importante y orar
juntos sin hacer otras discusiones, esto ayuda, ¿no? Tal vez no he explicado bien
esto antes, como sería, ¿no? Será un encuentro de oración: habrá un rabino, habrá
un musulmán y yo voy a estar allí. Pregunté, sí, creo que puedo decir, le pregunté
al Custodio de Tierra Santa para organizar un poco las cosas prácticas... esto.
En
segundo lugar, y gracias por la pregunta de los divorciados. El Sínodo será sobre
la familia, sobre los problemas de la familia, y las riquezas de la familia, sobre
la situación actual de la familia. La exposición preliminar que hizo el cardenal Kasper
tuvo cinco capítulos: cuatro sobre la familia, las cosas buenas de la familia, el
fundamento teológico, algunos problemas familiares; y el quinto capítulo, el problema
pastoral de la separación , la nulidad del matrimonio, los divorciados ... En este
problema entra aquello de la comunión. Y no me gusta que mucha gente - incluso en
la Iglesia, ¿eh?, , Sacerdotes - dijeron: "Ah, el Sínodo para dar la comunión a los
divorciados", y se quedaron ahí. Me sentí como si todo se redujera a una casuística,
¿no? Y no, la cosa es más amplia, ¿no? Hoy en día todos lo sabemos, la familia está
en crisis: es una crisis mundial, ¿eh? Los jóvenes no quieren casarse o no se casan
y conviven, el matrimonio está en crisis, y la familia, ¿no? Y yo no querría que cayésemos
en esta casuística: se podrá o no se podrá, ¿no? Por esto agradezco tanto esta pregunta
, porque me da la oportunidad de aclarar esto. El problema pastoral de la familia
es muy, muy amplio, muy amplio. Y se debe estudiar caso por caso, ¿no? Una de las
cosas que el Papa Benedicto XVI dijo tres veces sobre los divorciados, me ayuda mucho.
Una vez , en Trentino- Alto, otra vez en Milán , y el tercero no recuerdo donde -
¡ah, en el Consistorio, el último consistorio público que ha hecho por la creación
de cardenales, porque el último era privado: estudiar el procedimientos de la nulidad
del matrimonio, porque algunas son [ ... ] o sólo por pocas personas; el estudio de
la fe con la que una persona va a la boda y dejar claro que los divorciados no están
excomulgados, y muchas veces son tratados como excomulgado, ¿no? Y este es un asunto
serio. Pero, esto es la casuística de este problema. El Sínodo será sobre la familia:
las riquezas de la familia, los problemas familiares, las soluciones, la nulidad,
todo esto. Y también estará este problema, pero todo junto, ¿no?. Ahora me gustaría
decirle el porqué de un sínodo sobre la familia: esto ha estado para mi una experiencia
espiritual muy fuerte. En el segundo mes de pontificado se me acercó Mons. Eterovic
, secretario - entonces - el Sínodo, con los tres temas que el Consejo post -sinodal
que proponía para el próximo Sínodo. El primero era fue muy fuerte, bueno: la contribución
de Jesucristo a la gente de hoy. Este era el título. Y en continuación al Sínodo de
la evangelización. Le dije que sí, hablamos un poco sobre la reforma de la metodología
y al final, me dijo: "Pero, metamos algo más: la contribución de Jesús Cristo al hombre
de hoy y a la familia". Pero, está bien. Después en la primera reunión del Consejo
post -sinodal, fui y vi que se decía el título todo completo, pero poco a poco, decía:
"Sí, sí, la contribución a la familia", "Qué aporta Jesucristo a la familia", ¿no?
, y "éste es el Sínodo sobre la familia" y sin darse cuenta, la comisión post- sinodal
ha terminado de hablar acerca de la familia. Estoy seguro de que era el Espíritu del
Señor que nos guía hasta la elección de este título: Estoy seguro, ¿eh?, porque de
verdad que hoy la familia realmente necesita muchas ayudas pastorales, ¿verdad? No
sé, Elizabetta, si así he aclarado un poco. Gracias.
(MZ-RV).
Reformas
en la Curia: "trabajo lento de persuasión y colaboración"
(RV).- (Audio)
El Padre Lombardi
llamó por ultimo a Philippine de Saint Pierre, que es la nueva directora general de
la televisión de los católicos franceses, a quien aprovechó también para felicitar
por su flamante cargo. Ella, a nombre del grupo de los colegas franceses, preguntó
a Francisco ¿cuáles son los obstáculos a su reforma de la Curia Romana, y a qué punto
nos encontramos hoy?
Francisco El primer obstáculo soy yo… [ríe]
No, nos encontramos en un buen punto, porque creo que… no recuerdo la fecha, pero
tres meses… si, … tres meses más o menos después de la elección fue nombrado el Consejo
de los ocho Cardenales…
Padre Lombardi … un mes después de la
elección …
Francisco … un mes después de la elección. Luego, en
los primeros días de julio nos hemos reunido por primera vez y desde ese momento se
está trabajando. ¿Qué cosa hace el Consejo? El Consejo estudia toda la Constitución
Pastor Bonus y la Curia Romana. Ha hecho consultas con todo el mundo, con toda la
Curia y comienza a estudiar algunas cosas. “Esto se puede hacer de esta manera, esto
de otra…”. Unir algunos dicasterios, por ejemplo, para aligerar un poco la organización…
Uno de los puntos clave fue el económico, y el dicastero de la economía ayudará mucho.
Debe trabajar junto con la Secretaría de Estado, porque es un conjunto de cosas, están
unidos, se hace todo juntos… Ahora tenemos, en julio, cuatro días de trabajo con esta
comisión, y luego en septiembre, creo, otros cuatro. Se trabaja, se trabaja bastante.
Y aun no se ven todos los resultados, pero la parte económica es aquella que primero
vino afuera porque había algunos problemas de los que prensa ha escrito suficiente,
y debemos verlos. Los obstáculos son aquellos normales de todo el proceso. Estudiar
el camino… La persuasión es muy importante. Un trabajo de persuasión, de ayudar…
Hay algunas personas que no ven claro, pero toda reforma comporta estas cosas. Yo
estoy contento: de verdad, estoy contento. Se ha trabajado tanto y la contribución
de esta comisión nos ayuda mucho. Gracias.
Padre Lombardi
Santidad,
vuelvo a intentarlo: es desde hace casi una hora que estamos aquí y dentro de poco
empezamos el descenso hacia Roma, por tanto la organización del vuelo me informa que
si queremos cenar etc., es mejor que terminemos. Entonces, gracias por Su disponibilidad,
me perdone si interrumpo su conversación: Ud. ha sido muy generoso, tanto más después
de un viaje extraordinario que nos ha emocionado a todos, no como a Ud., pero casi.
Hemos seguido también los momentos de la emoción espiritual que Ud. ha vivido en los
Lugares Santos. Lo hemos escuchado y nos ha tocado. Le deseamos continuar bien este
viaje y las otras cosas que pone en acción, también en particular el encuentro de
oración, que es la continuación natural y el completamiento de este viaje: que pueda
tener los frutos que Ud. desea y que, creo, todos deseamos por la paz en el mundo.
¡Gracias, de corazón, Santidad!
Francisco Les agradezco mucho
por la compañía, por la benevolencia… y por favor, les pido rezar por mí. Lo necesito,
¡bastante! Gracias. (RC-RV)
“Aquí nació la Iglesia y nació en salida”,
el Papa en el Cenáculo
(RV).- (actualizado con audio y texto) Amistad, despedida,
comunión, fraternidad, armonía, servicio. Son conceptos que el Santo Padre quiso resaltar
en su homilía de la Santa Misa celebrada en el Cenáculo la tarde de este lunes. Al
comienzo de su discurso resaltó el valor que tiene para los cristianos este lugar
al ser donde Jesús consumó la Última Cena con los Apóstoles. “Aquí nació la Iglesia,
y nació en salida. Desde aquí salió con el Pan partido entre las manos, las llagas
de Jesús en los ojos y el Espíritu de amor en el corazón”, dijo.
“El Cenáculo
nos recuerda al servicio, el lavatorio de los pies, que Jesús realizó, como ejemplo
para sus discípulos”, expresó el Papa recordando el significado que esto tiene: acogerse,
aceptarse, amarse y servirse mutuamente. Pero también quiso hondar en otro significado
que tiene este lugar: la mezquindad, la curiosidad y la traición. El Papa advirtió
que siempre que se peca se encarnan estas actitudes y se traiciona a Jesús.
Finalizando
su homilía el sucesor de Pedro constató que el Cenáculo es donde se creó el nacimiento
de la nueva familia: la Iglesia Constituida por Cristo resucitado. “A esta gran familia
están invitados y llamados todos los hijos de Dios de cualquier pueblo y lengua, todos
hermanos e hijos de un único Padre que está en los cielos”, dijo. (MZ-RV)
Palabras
del Santo Padre:
Es un gran don que el Señor nos hace al reunirnos aquí,
en el Cenáculo, para celebrar la Eucaristía.
Mientras los saludo con fraterna
alegría, deseo dirigir un pensamiento afectuoso a los Patriarcas Orientales Católicos
que se han sumado en estos días a mi peregrinaje. Deseo agradecerles por su significativa
presencia, para mí particularmente preciosa, y les aseguro que tienen un lugar especial
en mi corazón y en mi oración.
Aquí, donde Jesús consumó la Última Cena con
los Apóstoles; donde, Resucitado, se apareció en medio de ellos; donde el Espíritu
Santo descendió con potencia sobre María y los discípulos, aquí nació la Iglesia,
y nació en salida. Desde aquí salió, con el Pan partido entre las manos, las llagas
de Jesús en los ojos, y el Espíritu de Amor en el corazón.
Jesús resucitado,
enviado por el Padre en el Cenáculo, comunicó a los Apóstoles su mismo Espíritu y
con su fuerza los envió a renovar la faz de la tierra (cf. Sal 104,30).
Salir,
partir, no quiere decir olvidar. La Iglesia en salida custodia la memoria de aquello
que ocurrió aquí. El Espíritu Paráclito le recuerda cada palabra, cada gesto, y le
revela su sentido.
El Cenáculo nos recuerda el servicio, el lavatorio de los
pies, que Jesús realizó como ejemplo para sus discípulos. Lavarse los pies los unos
a los otros significa acogerse, aceptarse, amarse, servirse mutuamente. Quiere decir
servir al pobre, al enfermo, al excluido. A aquél que me parece antipático, a aquél
que me da fastidio.
El Cenáculo nos recuerda, con la Eucaristía, el Sacrificio.
En cada Celebración Eucarística, Jesús se ofrece por nosotros al Padre, para que nosotros
podamos unirnos a Él, ofreciendo a Dios nuestra vida, nuestro trabajo, nuestras alegrías
y nuestros dolores…, ofrecer todo en sacrificio espiritual.
El Cenáculo también
nos recuerda la amistad. “Ya no los llamo servidores, –dijo Jesús a los Doce– (…)
yo los llamo amigos” (Jn 15,15). El Señor nos hace amigos suyos, nos confía la voluntad
del Padre y se nos da Sí mismo. Ésta es la experiencia más hermosa del cristiano,
y en modo particular del sacerdote: hacerse amigo del Señor Jesús. Descubrir en su
corazón que Él es Amigo.
El Cenáculo nos recuerda la despedida del Maestro
y la promesa de reencontrarse con sus amigos. “Cuando vaya…, volveré y les llevaré
conmigo, para que donde estoy yo, estén también ustedes” (Jn 14,3). Jesús no nos deja,
no nos abandona nunca, nos precede en la Casa del Padre y allá nos quiere llevar con
Él.
Pero el Cenáculo recuerda también la mezquindad, la curiosidad –“¿quién
es aquél que traiciona?”–, la traición. Y puede ser cualquiera de nosotros, y no sólo
y siempre los demás quien haga revivir estas actitudes, cuando miramos con suficiencia
al hermano, lo juzgamos; cuando traicionamos a Jesús con nuestros pecados.
El
Cenáculo nos recuerda el compartir, la fraternidad, la armonía, la paz entre nosotros.
¡Cuánto amor, cuánto bien ha brotado del Cenáculo! ¡Cuánta caridad ha salido de aquí,
como un río de su fuente, que al inicio es un arroyo y después se ensancha y se hace
grande… Todos los santos han bebido de aquí. El gran río de la santidad de la Iglesia
siempre encuentra su origen aquí, siempre de nuevo, del Corazón de Cristo, de la Eucaristía,
de su Santo Espíritu.
El Cenáculo, finalmente, nos recuerda el nacimiento de
la nueva familia, la Iglesia –Nuestra Santa Madre Iglesia Jerárquica– constituida
por Cristo Resucitado. Una familia que tiene una Madre, la Virgen María. Las familias
cristianas pertenecen a esta gran familia, y en ella encuentran luz y fuerza para
caminar y renovarse, mediante las fatigas y las pruebas de la vida. A esta gran familia
están invitados y llamados todos los hijos de Dios de todo pueblo y lengua, todos
hermanos e hijos de un Único Padre que está en los Cielos.
Éste es el horizonte
del Cenáculo: el horizonte del Resucitado y de la Iglesia.
De aquí parte la
Iglesia en salida, animada por el soplo vital del Espíritu. Recogida en oración con
la Madre de Jesús, revive siempre la espera de una renovada efusión del Espíritu Santo:
¡“Envía, Señor, tu Espíritu, y renueva la faz de la tierra”! (cf. Sal 104,30).
Nos hará bien preguntarnos: ¿quién soy yo ante mi Señor que sufre? (RV).-
(Actualizado con audio de la homilía del Papa) Fue una de las apremiantes preguntas
que formuló el Papa la tarde del lunes en su encuentro con los sacerdotes, religiosos,
religiosas y seminaristas en la Iglesia de Getsemaní, en el marco de su visita a Tierra
Santa. La amistad de Jesús con nosotros, su fidelidad y su misericordia son el don
inestimable que nos anima a continuar con confianza en el seguimiento a pesar de nuestras
caídas, nuestros errores y nuestras traiciones, observó el Obispo de Roma, pero esta
bondad del Señor no nos exime de la vigilancia frente al tentador, al pecado, al mal
y a la traición que pueden atravesar también la vida sacerdotal y religiosa, precisö.
"Advertimos la desproporción entre la grandeza de la llamada de Jesús y nuestra pequeñez,
entre la sublimidad de la misión y nuestra fragilidad humana. Pero el Señor, en su
gran bondad y en su infinita misericordia, nos toma siempre de la mano, para que no
perezcamos en el mar de la aflicción. Él está siempre a nuestro lado, no nos deja
nunca solos." "Por lo tanto, pidió, no nos dejemos vencer por el miedo y la desesperanza,
sino que con entusiasmo y confianza vayamos adelante en nuestro camino y en nuestra
misión. Ustedes, queridos hermanos y hermanas, están llamados a seguir al Señor con
alegría en esta Tierra bendita. Es un don y una responsabilidad. Su presencia aquí
es muy importante; toda la Iglesia se lo agradece y los apoya con la oración." (RC-RV) Palabras
del Santo Padre:
“Salió…
al monte de los Olivos, y lo siguieron los discípulos” (Lc 22,39).
Cuando llegó
la hora señalada por Dios para salvar a la humanidad de la esclavitud del pecado,
Jesús se retiró aquí, en Getsemaní, a los pies del monte de los Olivos. Nos encontramos
en este Santo Lugar, santificado por la oración de Jesús, por su angustia, por su
sudor de Sangre; santificado sobre todo por su “sí” a la voluntad de amor del Padre.
Casi tenemos temor de acercarnos a los sentimientos que Jesús experimentó en aquella
hora; entramos en puntas de pié en aquel espacio interior donde se decidió el drama
del mundo.
En aquella hora, Jesús sintió la necesidad de rezar y de tener junto
a sí a sus discípulos, a sus amigos, que lo habían seguido y habían compartido más
de cerca su misión. Pero aquí, en Getsemaní, el seguimiento se hace difícil e incierto;
se hace sentir la duda, el cansancio y el terror. En el apremiante acontecimiento
de la Pasión de Jesús, los discípulos asumirán diversas actitudes en relación a su
Maestro: actitudes de acercamiento, de alejamiento, de incertidumbre.
Nos hará
bien a todos nosotros, obispos, sacerdotes, personas consagradas, seminaristas, preguntarnos
en este lugar: ¿Quién soy yo ante mi Señor que sufre? ¿Quién soy yo ante mi Señor
que sufre?
¿Soy de aquellos que, invitados por Jesús a velar con él, se duermen
y, en lugar de rezar, tratan de evadirse cerrando los ojos a la realidad? ¿Soy de
esos?
¿O me reconozco con aquellos que huyeron por miedo, abandonando al Maestro
en la hora más trágica de su vida terrena?
¿Descubro en mí el doblez, la falsedad
de aquel que lo vendió por treinta monedas, que, fue llamado amigo y, sin embargo,
traicionó a Jesús?
¿Me reconozco con aquellos que fueron débiles y lo negaron,
como Pedro? Él, poco antes, había prometido a Jesús que lo seguiría hasta la muerte
(cf. Lc 22,33); después, acorralado y preso del pánico, jura que no lo conoce.
¿Me
parezco a aquellos que ya estaban organizando su vida sin Él, como los dos discípulos
de Emaús, necios y duros de corazón para creer en las palabras de los profetas (cf.
Lc 24,25)?
O bien, gracias a Dios, ¿me encuentro entre aquellos que fueron
fieles hasta el final, como la Virgen María y el apóstol Juan? Cuando sobre el Gólgota
todo se oscurece y toda esperanza parece terminar, sólo el amor es más fuerte que
la muerte. El amor de la Madre y del discípulo amado los impulsa a permanecer a los
pies de la Cruz, para compartir hasta el fondo, el dolor de Jesús.
¿Me reconozco
con aquellos que han imitado a su Maestro y Señor hasta el martirio, testimoniando
hasta qué punto Él era todo para ellos, la fuerza incomparable de su misión y el horizonte
último de sus vidas?
La amistad de Jesús con nosotros, su fidelidad y su misericordia
son el don inestimable que nos anima a continuar con confianza en su seguimiento,
a pesar de nuestras caídas, nuestros errores y también nuestras traiciones.
Pero
esta bondad del Señor no nos exime de la vigilancia frente al tentador, al pecado,
al mal y a la traición que pueden atravesar también la vida sacerdotal y religiosa.
Todos estamos expuestos al pecado, al mal, a la traición. Advertimos la desproporción
entre la grandeza de la llamada de Jesús y nuestra pequeñez; entre la sublimidad de
la misión y nuestra fragilidad humana. Pero el Señor, en su gran bondad y en su infinita
misericordia, nos toma siempre de la mano, para que no nos ahoguemos en el mar del
desaliento. Él está siempre a nuestro lado, no nos deja nunca solos. Por tanto, no
nos dejemos vencer por el miedo y la desaliento, sino que con coraje y confianza vayamos
adelante en nuestro camino y en nuestra misión. Ustedes, queridos hermanos y hermanas,
están llamados a seguir al Señor con alegría en esta Tierra bendita. Es un don y una
responsabilidad. Su presencia aquí es muy importante; toda la Iglesia se los agradece
y los sostiene con la oración.
Desde este lugar, Lugar Santo, deseo además
dirigir un afectuoso saludo a todos los cristianos de Jerusalén. Quisiera asegurarles
que los recuerdo con afecto y que rezo por ustedes, conociendo bien las dificultades
de su vida en la Ciudad. ¡Los exhorto a dar testimonio valiente de la Pasión del Señor,
pero también de su Resurrección con alegría y con esperanza!
Imitemos a la
Virgen María y a san Juan, y permanezcamos junto a las muchas cruces en las que Jesús
está todavía crucificado. Éste es el camino en el cual nuestro Redentor nos llama
a seguirlo. ¡No hay otro, es éste! “El que quiera servirme, que me siga, y donde esté
yo, allí estará mi servidor” (Jn 12,26).
"El terrorismo es malo", el
Papa en el muro occidental de Jerusalén
(RV).- (audio) “Por favor, nunca
más terrorismo”, son palabras que el Papa pronunció en español en su visita al muro
occidental de Jerusalén.
"Quisiera con mucha humildad, decir que el terrorismo,
es malo. Es malo en su origen y es malo en sus resultados. Es malo porque nace del
odio. Es malo en sus resultados porque no construye, destruye. En nuestros pueblos
comprendan que el camino del terrorismo no ayuda. El camino del terrorismo es fundamentalmente
criminal. Por eso por todas esas victimas, y por todas las victimas del terrorismo
en el mundo, por favor nunca más terrorismo, es una calle sin salida. (MZ-RV)
Papa
Francisco: Paz a Israel y a todo Oriente Medio ¡Shalom! (RV).- (se actualizó
con texto y audio completo del Discurso del Papa) No nos cansemos de trabajar y rezar
por la paz, con el rechazo firme de lo se opone al logro de la paz y de una respetuosa
convivencia entre judíos, cristianos y musulmanes: el recurso a la violencia y al
terrorismo y cualquier tipo de discriminación. «Que Jerusalén sea verdaderamente la
Ciudad de la paz, como tesoro para toda la humanidad». En su visita de cortesía al
Presidente del Estado de Israel, Shimon Peres, en el palacio presidencial de Jerusalén,
concluyendo la intensa mañana de este lunes, último día de su Peregrinación a Tierra
Santa, el Papa reiteró su infatigable exhortación y agradeció de corazón la cálida
acogida que recibió.
Jerusalén custodia los Lugares Santos apreciados por las
tres religiones que adoran al Dios que llamó a Abrahán – y los Lugares Santos no son
museos o monumentos para turistas, sino lugares donde los creyentes viven su fe, su
cultura, sus obras de caridad, recordó el Obispo de Roma y deseó que resplandezca
plenamente la identidad y carácter sagrado, de Jerusalén su valor universal religioso
y cultural.
Dirigiéndose con aprecio al Presidente israelí, «conocido como
un hombre de paz y artífice de paz», el Papa hizo hincapié en el «respeto a la libertad
y a la dignidad de la persona humana, que judíos, cristianos y musulmanes consideran
igualmente creada por Dios y destinada a la vida eterna». Y pidió una vez más «que
se eviten, por parte de todos, las iniciativas y los actos que contradicen la declarada
voluntad de alcanzar un verdadero acuerdo y de que no nos cansemos de perseguir la
paz con determinación y coherencia».
Se debe rechazar firmemente asimismo,
«cualquier tipo de discriminación por motivos raciales o religiosos, la pretensión
de imponer el propio punto de vista en perjuicio de los derechos del otro, el antisemitismo
en todas sus formas posibles, así como la violencia o las manifestaciones de intolerancia
contra personas o lugares de culto judíos, cristianos y musulmanes».
Sin olvidar
que en el Estado de Israel viven y actúan diversas comunidades cristianas, el Papa
destacó que participando con pleno derecho como corresponde en la vida civil, política
y cultural, los fieles cristianos desean ofrecer, desde su propia identidad, su aportación
al bien común y a la construcción de la paz, rechazando todo extremismo y siendo artífices
de reconciliación y de concordia.
A la entrada del Palacio Presidencial de
Israel el presidente Peres le presentó al Papa algunos niños enfermos de cáncer que
querían encontrarse con el Santo Padre.
(CdM – RV)
Antes de pronunciar
su discurso, el Papa Francisco improvisó estas palabras:
«Le agradezco, Señor
Presidente, por sus palabras y su acogida. Y con mi imaginación y fantasía quisiera
inventar una nueva Bienaventuranza, que aplico hoy a mí, en este momento: «Bienaventurado
el que entra en la casa de un hombre sabio y bueno». Y no me siento bienaventurado
¡Gracias de corazón!»
Texto y audio completo del Discurso del Papa:
Señor
Presidente, Excelencias, Señoras y Señores:
Le agradezco,
Señor Presidente, la acogida que me ha dispensado y sus amables y sabias palabras
de saludo, y me complace poder encontrarme con Usted nuevamente en Jerusalén, ciudad
que custodia los Lugares Santos apreciados por las tres religiones que adoran al Dios
que llamó a Abrahán. Los Lugares Santos no son museos o monumentos para turistas,
sino lugares donde las comunidades de creyentes viven su fe, su cultura, sus obras
de caridad. Por eso, se deben salvaguardar para siempre en su sacralidad, tutelando
así no sólo el legado del pasado, sino también a las personas que los visitan hoy
y que los visitarán en el futuro. Que Jerusalén sea verdaderamente la Ciudad de la
paz. Que resplandezca plenamente su identidad y su carácter sagrado, su valor universal
religioso y cultural, como tesoro para toda la humanidad. Qué bello que los peregrinos
y los residentes puedan acudir libremente a los Lugares Santos y participar en las
celebraciones.
Señor Presidente, Usted es conocido como un hombre de
paz y artífice de paz. Le manifiesto mi reconocimiento y mi admiración por esta actitud.
La construcción de la paz exige sobre todo el respeto a la libertad y a la dignidad
de la persona humana, que judíos, cristianos y musulmanes consideran igualmente creada
por Dios y destinada a la vida eterna. A partir de este punto de referencia que tenemos
en común, es posible proseguir en el empeño por una solución pacífica de las controversias
y los conflictos. A este respecto, renuevo el deseo de que se eviten, por parte de
todos, las iniciativas y los actos que contradicen la declarada voluntad de alcanzar
un verdadero acuerdo y de que no nos cansemos de perseguir la paz con determinación
y coherencia.
Se debe rechazar firmemente todo lo que se opone al logro
de la paz y de una respetuosa convivencia entre judíos, cristianos y musulmanes: el
recurso a la violencia y al terrorismo, cualquier tipo de discriminación por motivos
raciales o religiosos, la pretensión de imponer el propio punto de vista en perjuicio
de los derechos del otro, el antisemitismo en todas sus formas posibles, así como
la violencia o las manifestaciones de intolerancia contra personas o lugares de culto
judíos, cristianos y musulmanes. En el Estado de Israel viven y actúan diversas
comunidades cristianas. Son parte integrante de la sociedad y participan como los
demás en la vida civil, política y cultural. Los fieles cristianos desean ofrecer,
desde su propia identidad, su aportación al bien común y a la construcción de la paz,
como ciudadanos de pleno derecho que, rechazando todo extremismo, se esfuerzan por
ser artífices de reconciliación y de concordia.
Su presencia y el respeto
de sus derechos –como del resto de los derechos de cualquier otra denominación religiosa
o minoría- son garantía de un sano pluralismo y prueba de la vitalidad de los valores
democráticos, de su arraigo en la praxis y en la vida concreta del Estado.
Señor
Presidente, Usted sabe que yo rezo por Usted y yo sé que Usted reza por mí y le aseguro
mi oración por las Instituciones y por todos los ciudadanos de Israel. Cuente especialmente
con mi constante súplica a Dios por la consecución de la paz y con ella de los bienes
inestimables que la acompañan, como la seguridad, la tranquilidad de vida, la prosperidad,
- y lo que es más hermoso - la fraternidad. Dirijo finalmente mi pensamiento a todos
aquellos que sufren las consecuencias de las crisis aún abiertas en la región medio-oriental,
para que lo antes posible sean aliviadas sus penalidades mediante la honrosa resolución
de los conflictos. Paz a Israel y a todo Oriente Medio. ¡Shalom! “Como cristianos
y como judíos, estamos llamados a profundizar en el vínculo espiritual que nos une”:
Francisco a los dos grandes rabinos de Israel (RV).- (Se actualizó con video,
texto y audio completo del discurso del Papa) En el Centro Hechal
Shlomo, sede del gran Rabinato de Israel, al lado mismo de la Gran Sinagoga, el Papa
Francisco hizo una visita de cortesía a los dos grandes rab inos de Israel: el
gran rabino Askenazi, David Lau y el gran rabino, Sefardita, Yitzhak Yosef. En su
discurso el Papa recordó la amistad, la colaboración y la participación, en el plano
espiritual, que tuvo con muchos hermanos judíos, cuando era arzobispo de Buenos Aires.
“Juntos -dijo- organizamos provechosas iniciativas de encuentro y diálogo". Y en los
primeros meses de pontificado también tuvo ocasión de recibir a diversas organizaciones
y representantes del Judaísmo mundial.
El dialogo, afirmó Francisco, es uno
de los frutos del Concilio Vaticano II y recordó cuanto ha sucedido en los últimos
decenios en las relaciones entre judíos y católicos. En especial, mencionó la importancia
que ha adquirido el diálogo entre el Gran Rabinato de Israel y la Comisión de la Santa
Sede para las relaciones religiosas con el Judaísmo. Un diálogo que, inspirado por
la visita del santo Papa Juan Pablo II a Tierra Santa, comenzó en 2002 y hoy ya lleva
doce años de recorrido.
“No se trata solamente de establecer, en un plano
humano, relaciones de respeto recíproco: estamos llamados, como cristianos y como
judíos, a profundizar en el significado espiritual del vínculo que nos une. Se trata
de un vínculo que viene de lo alto, que sobrepasa nuestra voluntad y que mantiene
su integridad, a pesar de las dificultades en las relaciones experimentadas en la
historia”.
Por parte católica, el Papa dijo que hay la intención de valorar
plenamente el sentido de las raíces judías de nuestra fe. Y que confía, que también
por parte judía se mantenga y, si es posible, aumente el interés por el conocimiento
del cristianismo.
“El conocimiento recíproco de nuestro patrimonio espiritual,
la valoración de lo que tenemos en común y el respeto en lo que nos separa, podrán
marcar la pauta para el futuro desarrollo de nuestras relaciones, que ponemos en las
manos de Dios. Juntos podremos dar un gran impulso a la causa de la paz; juntos podremos
dar testimonio, en un mundo en rápida transformación, del significado perenne del
plan divino de la creación; juntos podremos afrontar con firmeza toda forma de antisemitismo
y cualquier otra forma de discriminación. El Señor nos ayude a avanzar con confianza
y fortaleza de ánimo en sus caminos. ¡Shalom!”
ER RV
Texto
completo del discurso del Papa Francisco
Estimados Grandes Rabinos
de Israel, Queridos hermanos y hermanas: Me alegra enormemente poder estar hoy
con Ustedes: les agradezco su calurosa acogida y las atentas palabras de bienvenida
que me han dirigido. Como saben, desde que era Arzobispo de Buenos Aires, he podido
contar con la amistad de muchos hermanos judíos. Hoy están aquí dos Rabinos amigos.
Juntos organizamos provechosas iniciativas de encuentro y diálogo, y con ellos viví
también momentos significativos de intercambio en el plano espiritual. En los primeros
meses de pontificado tuve la ocasión de recibir a diversas organizaciones y representantes
del Judaísmo mundial. Estas peticiones de encuentro son numerosas, como ya sucedía
con mis predecesores. Y, sumadas a las múltiples iniciativas que se desarrollan a
escala nacional o local, manifiestan el deseo recíproco de conocernos mejor, de escucharnos,
de construir lazos de auténtica fraternidad. Este camino de amistad representa
uno de los frutos del Concilio Vaticano II, en particular de la Declaración Nostra
aetate, que tanta importancia ha tenido y cuyo 50º aniversario recordaremos el próximo
año. En realidad, estoy convencido de que cuanto ha sucedido en los últimos decenios
en las relaciones entre judíos y católicos ha sido un auténtico don de Dios, una de
las maravillas que Él ha realizado, y por las cuales estamos llamados a bendecir su
nombre: “Den gracias al Señor de los Señores, /porque es eterna su misericordia. /
Sólo él hizo grandes maravillas, / porque es eterna su misericordia” (Sal 136,3-4). Un
don de Dios, que, sin embargo, no hubiera podido manifestarse sin el esfuerzo de muchísimas
personas entusiastas y generosas, tanto judíos como cristianos. En especial, quisiera
hacer mención aquí de la importancia que ha adquirido el diálogo entre el Gran Rabinato
de Israel y la Comisión de la Santa Sede para las relaciones religiosas con el Judaísmo.
Un diálogo que, inspirado por la visita del santo Papa Juan Pablo II a Tierra Santa,
comenzó en 2002 y hoy ya lleva doce años de recorrido. Me gustaría pensar que, como
el Bar Mitzvah de la tradición judía, está ya próximo a la edad adulta: confío en
que pueda continuar y tenga un futuro luminoso por delante. No se trata solamente
de establecer, en un plano humano, relaciones de respeto recíproco: estamos llamados,
como cristianos y como judíos, a profundizar en el significado espiritual del vínculo
que nos une. Se trata de un vínculo que viene de lo alto, que sobrepasa nuestra voluntad
y que mantiene su integridad, a pesar de las dificultades en las relaciones experimentadas
en la historia. Por parte católica, ciertamente tenemos la intención de valorar
plenamente el sentido de las raíces judías de nuestra fe. Confío, con su ayuda, que
también por parte judía se mantenga y, si es posible, aumente el interés por el conocimiento
del cristianismo, también en esta bendita tierra en la que reconoce sus orígenes y
especialmente entre las jóvenes generaciones. El conocimiento recíproco de nuestro
patrimonio espiritual, la valoración de lo que tenemos en común y el respeto en lo
que nos separa, podrán marcar la pauta para el futuro desarrollo de nuestras relaciones,
que ponemos en las manos de Dios. Juntos podremos dar un gran impulso a la causa de
la paz; juntos podremos dar testimonio, en un mundo en rápida transformación, del
significado perenne del plan divino de la creación; juntos podremos afrontar con firmeza
toda forma de antisemitismo y cualquier otra forma de discriminación. El Señor nos
ayude a avanzar con confianza y fortaleza de ánimo en sus caminos. ¡Shalom!
Hermanos
mayores: he pedido al Señor la gracia de la paz, oración del Papa en el Muro de las
Lamentaciones
(RV).- Ante el Muro Occidental de Jerusalén, el Papa
Francisco se detuvo algunos momentos en silencio orante, apoyando su mano derecha
en el denominado Muro de las Lamentaciones y luego colocó en una rendija un sobre,
con un papel en el que el mismo Obispo de Roma escribió personalmente la oración del
Padre Nuestro, en español. Y explicó que lo hizo porque es la lengua en la que aprendió
de su mamá a rezar esta oración.
Luego, el Papa escribió en el Libro de Honor,
con el Salmo 122: «¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la Casa del Señor»! Nuestros
pies ya están pisando tus umbrales, Jerusalén», añadiendo: «Con estos sentimientos
de alegría hacia mis hermanos mayores, he venido y he pedido al Señor la gracia de
la paz».
(CdM – RV)
Apremiante llamamiento del Papa: ¡Hermanos y
amigos queridos trabajemos juntos por la justicia y la paz, nadie instrumentalice
el nombre de Dios para la violencia!
(RV).- (Se actualizó con texto
y audio completo del Discurso del Papa) En su visita al Gran Muftí de Jerusalén,
en el edificio del Gran Consejo en la Explanada de las Mezquitas, el Papa Francisco,
dirigió un renovado y apremiante llamamiento a la paz. «Queridos hermanos y amigos,
respetémonos y amémonos desde este lugar santo lanzo un vehemente llamamiento a todas
las personas y comunidades que se reconocen en Abrahán: Respetémonos y amémonos los
unos a los otros como hermanos y hermanas. Aprendamos a comprender el dolor del otro.
¡Que nadie instrumentalice el nombre de Dios para la violencia! ¡Trabajemos juntos
por la justicia y por la paz!»
En el primer acto del tercer y el último día
de su peregrinación a Tierra Santa el Papa Francisco, este lunes 26 de mayo, recordó
que siguiendo las huellas de sus «Predecesores y, sobre todo, la luminosa estela dejada
por el viaje de Pablo VI, hace ya cincuenta años –el primer viaje de un Papa a Tierra
Santa–», ha tenido mucho interés en llegar «como peregrino a visitar los lugares que
han visto la presencia terrena de Jesucristo». «Pero – añadió - mi peregrinación no
sería completa si no incluyese también el encuentro con las personas y comunidades
que viven en esta Tierra, y por eso, me alegro de poder estar con Ustedes, fieles
musulmanes, hermanos queridos».
(CdM – RV)
Texto y audio completo del
Discurso del Papa:
PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE FRANCISCO A TIERRA SANTA CON OCASIÓN DEL 50 ANIVERSARIO DEL
ENCUENTRO EN JERUSALÉN ENTRE EL PAPA PABLO VI Y EL PATRIARCA ATENÁGORAS
Visita
al Gran Muftí de Jerusalén en el edificio del Gran Consejo en la Explanada de
las Mezquitas
Jerusalén, 26 de mayo de 2014
Excelencia, Queridos
amigos Musulmanes: Me complace poder encontrarme con ustedes en este lugar sagrado.
Les agradezco de corazón la cortés invitación que me han dirigido y, en particular,
le doy las gracia a Usted, Excelencia, y al Presidente del Consejo Supremo Musulmán.
Siguiendo las huellas de mis Predecesores y, sobre todo, la luminosa estela dejada
por el viaje de Pablo VI, hace ya cincuenta años –el primer viaje de un Papa a Tierra
Santa–, he tenido mucho interés en venir como peregrino a visitar los lugares que
han visto la presencia terrena de Jesucristo. Pero mi peregrinación no sería completa
si no incluyese también el encuentro con las personas y comunidades que viven en esta
Tierra, y por eso, me alegro de poder estar con Ustedes, fieles musulmanes, hermanos
queridos...
En este momento me viene a la mente la figura de Abrahán, que
vivió como peregrino en estas tierras. Musulmanes, cristianos y judíos reconocen a
Abrahán, si bien cada uno de manera diferente, como padre en la fe y un gran ejemplo
a imitar. Él se hizo peregrino, dejando a su gente, su casa, para emprender la aventura
espiritual a la que Dios lo llamaba. Un peregrino es una persona que se hace pobre,
que se pone en camino, que persigue una meta grande apasionadamente, que vive de la
esperanza de una promesa recibida (cf. Hb 11,8-19). Así era Abrahán, y ésa debería
ser también nuestra actitud espiritual. Nunca podemos considerarnos autosuficientes,
dueños de nuestra vida; no podemos limitarnos a quedarnos encerrados, seguros de nuestras
convicciones. Ante el misterio de Dios, todos somos pobres, sentimos que tenemos que
estar siempre dispuestos a salir de nosotros mismos, dóciles a la llamada que Dios
nos hace, abiertos al futuro que Él quiere construir para nosotros.
En nuestra
peregrinación terrena no estamos solos: nos encontramos con otros fieles, a veces
compartimos con ellos un tramo del camino, otras veces hacemos juntos una pausa reparadora.
Así es el encuentro de hoy, y lo vivo con particular gratitud: se trata de un agradable
descanso juntos, que ha sido posible gracias a su hospitalidad, en esa peregrinación
que es nuestra vida y la de nuestras comunidades. Vivimos una comunicación y un intercambio
fraterno que pueden reponernos y darnos nuevas fuerzas para afrontar los retos comunes
que se nos plantean.
De hecho, no podemos olvidar que la peregrinación de Abrahán
ha sido también una llamada a la justicia: Dios ha querido que sea testigo de su actuación
e imitador suyo. También nosotros quisiéramos ser testigos de la acción de Dios en
el mundo y por eso, precisamente en este encuentro, oímos resonar intensamente la
llamada a ser agentes de paz y de justicia, a implorar en la oración estos dones y
a aprender de lo alto la misericordia, la grandeza de ánimo, la compasión.
Queridos
hermanos, queridos amigos, desde este lugar santo lanzo un vehemente llamamiento a
todas las personas y comunidades que se reconocen en Abrahán: Respetémonos y amémonos
los unos a los otros como hermanos y hermanas. Aprendamos a comprender el dolor
del otro. Que nadie instrumentalice el nombre de Dios para la violencia. Trabajemos
juntos por la justicia y por la paz. ¡Salam!»
El
fundamento de la fe nos une, no hagamos oídos sordos al fuerte llamamiento a la unidad:
el Papa en el Santo Sepulcro con el patriarca Bartolomé
(RV).- (audio)
La celebración ecuménica
en el Santo Sepulcro de Jerusalén clausuró solemnemente el segundo día de la peregrinación
del Papa Francisco en Tierra Santa. El Obispo de Roma y el patriarca Bartolomé I de
Constantinopla se encontraron, primero privadamente en la Delegación Apostólica de
Jerusalén. Al término del encuentro y tras el intercambio de dones ambos firmaron
una Declaración conjunta que selló el momento central y el objetivo de esta peregrinación
a la Tierra de Jesús, con el que se conmemoró el 50 aniversario del histórico encuentro
entre el Papa Pablo VI y el patriarca ortodoxo Atenágoras en 1964.
Luego, ambas
delegaciones se trasladaron al Santo Sepulcro. El Papa Francisco entró en la plaza
a través de la Puerta del Muristán, mientras que el patriarca Bartolomé lo hacía por
la Puerta de santa Elena. Ambos se encontraron en el centro de la plaza y se estrecharon
en un abrazo fraterno que culminó con un jubiloso repique de campanas.
En
la celebración ecuménica participaron los Ordinarios Católicos en Tierra Santa, el
arzobispo copto, el sirio, el etíope, los obispos anglicano y luterano y otros obispos.
También estuvieron presentes los Cónsules Generales de los países que rigen el Statu
quo de la Ciudad Santa. El Papa y el Patriarca Ecuménico veneraron simultáneamente
la Piedra de la Unción, en el atrio de la basílica, lugar según la tradición, donde
Jesús tras la deposición de la cruz fue ungido con óleos. Después de la proclamación
del Evangelio tuvo su discurso del Patriarca Bartolomé I y a continuación el Papa
pronunció su homilía.
El Papa hizo alusión primero al significado del lugar
del encuentro: “el lugar de donde salió el anuncio de la resurrección, el fundamento
de la fe que nos une: somos hombres y mujeres de resurrección, no de muerte”, dijo.
“No hagamos oídos sordos al fuerte llamamiento a la unidad que resuena precisamente
en este lugar”.
“Ciertamente, no podemos negar las divisiones que todavía hay
entre nosotros, discípulos de Jesús: este lugar sagrado nos hace sentir con mayor
dolor el drama. Y, sin embargo, cincuenta años después del abrazo de aquellos dos
venerables Padres, hemos de reconocer con gratitud y renovado estupor que ha sido
posible, por impulso del Espíritu Santo, dar pasos realmente importantes hacia la
unidad. Somos conscientes de que todavía queda camino por delante para alcanzar aquella
plenitud de comunión que pueda expresarse también compartiendo la misma Mesa eucarística,
como ardientemente deseamos; pero las divergencias no deben intimidarnos ni paralizar
nuestro camino”.
“Debemos pensar -dijo Francisco- que, igual que fue movida
la piedra del sepulcro, así pueden ser removidos todos los obstáculos que impiden
aún la plena comunión entre nosotros. A este respecto, el Pontífice renovó la voluntad
ya expresada por sus Predecesores:
“mantener un diálogo con todos los hermanos
en Cristo para encontrar una forma de ejercicio del ministerio propio del Obispo de
Roma que, en conformidad con su misión, se abra a una situación nueva y pueda ser,
en el contexto actual, un servicio de amor y de comunión reconocido por todos”.
Recordó
también, el Pontífice, a toda la región de Oriente Medio, desgraciadamente lacerada
con frecuencia por la violencia y los conflictos armados. Y no olvidó tampoco a tantos
hombres y mujeres que, en diversas partes del mundo, sufren a causa de la guerra,
de la pobreza, del hambre; así como de los numerosos cristianos perseguidos por su
fe en el Señor Resucitado. “Cuando cristianos de diversas confesiones sufren juntos
-dijo-, se realiza el ecumenismo del sufrimiento, se realiza el ecumenismo de sangre,
que posee una particular eficacia, también para toda la Iglesia”.
"Santidad,
querido Hermano, queridos hermanos todos, dejemos a un lado los recelos que hemos
heredado del pasado y abramos nuestro corazón a la acción del Espíritu Santo, el Espíritu
del Amor (cf. Rm 5,5) y de la Verdad (cf. Jn 16,13), para marchar juntos hacia el
día bendito en que reencontremos nuestra plena comunión".
ER RV
Palabras
del Papa Francisco:
Santidad, Queridísimos hermanos obispos, Queridísimos
hermanos y hermanas.
En esta Basílica, a la que todo cristiano mira con profunda
veneración, llega a su culmen la peregrinación que estoy realizando junto con mi amado
Hermano en Cristo, Su Santidad Bartolomé. Peregrinamos siguiendo las huellas de nuestros
predecesores, el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras, quienes, con coraje y docilidad
al Espíritu Santo, hicieron posible, hace cincuenta años, en la Ciudad Santa de Jerusalén,
el encuentro histórico entre el Obispo de Roma y el Patriarca de Constantinopla.
Saludo
cordialmente a todos los presentes. De modo particular, agradezco vivamente, por haber
hecho posible este Encuentro, a Su Beatitud Teófilo, que ha querido dirigirnos gentiles
palabras de bienvenida, como así también a Su Beatitud Nourhan Manoogian y al Reverendo
Padre Pierbattista Pizzaballa.
Es una gracia extraordinaria estar aquí reunidos
en oración. El Sepulcro vacío, ese sepulcro nuevo situado en un jardín, donde José
de Arimatea devotamente colocó el Cuerpo de Jesús, es el lugar de donde parte el anuncio
de la Resurrección: “No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No
está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba,
y vayan en seguida a decir a sus discípulos: «Ha resucitado de entre los muertos».”
(Mt 28,5-7). Este anuncio, confirmado por el testimonio de aquellos a quienes se apareció
el Señor Resucitado, es el corazón del mensaje cristiano, trasmitido fielmente de
generación en generación, como afirma desde el principio el Apóstol Pablo: “Les he
trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados,
conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la
Escritura.” (1 Co 15,3-4). Es el fundamento de la fe lo que nos une, gracias a la
cual juntos profesamos que Jesucristo, Unigénito Hijo del Padre y Nuestro Único Señor,
“padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado muerto y sepultado, descendió
a los infiernos, y al tercer día resucitó de entre los muertos” (Símbolo de los Apóstoles).
Cada uno de nosotros, todo bautizado en Cristo, ha resucitado espiritualmente desde
este Sepulcro, porque todos en el Bautismo fuimos realmente incorporados al Primogénito
de toda la Creación, sepultados con Él, para ser resucitados con Él y poder caminar
en una vida nueva (cf. Rm 6,4).
Recibamos la gracia especial de este momento.
Detengámonos con devoto recogimiento ante el Sepulcro vacío, para redescubrir la grandeza
de nuestra vocación cristiana: somos hombres y mujeres de resurrección, no de muerte.
Aprendamos de este lugar, a vivir nuestra vida, los afanes de nuestras Iglesias y
del mundo entero a la luz de la mañana de Pascua. Cada herida, cada sufrimiento,
cada dolor, fueron cargados en los mismos hombros del Buen Pastor que se ofreció a
sí mismo y con su sacrificio nos abrió el paso a la vida eterna. Sus llagas abiertas
son la apertura a través de las cuales se revela al mundo el torrente de su misericordia.
¡No nos dejemos robar el fundamento de nuestra esperanza!, que es justamente esta
“χριστος ανεστη” (Christos Anesti = ¡Cristo ha resucitado!) ¡No privemos al mundo
del gozoso anuncio de la Resurrección! Y no seamos sordos al fuerte llamado a la Unidad
que resuena precisamente desde este lugar, en las palabras de Aquél que, resucitado,
nos llama a todos nosotros “mis hermanos” (cf. Mt 28,10; Jn 20,17).
Ciertamente,
no podemos negar las divisiones que todavía existen entre nosotros, discípulos de
Jesús. Este Sagrado Lugar nos hace advertir el drama con mayor sufrimiento. Y, sin
embargo, a cincuenta años del abrazo de aquellos dos venerables Padres, reconozcamos
con gratitud y renovado estupor que fue posible, por impulso del Espíritu Santo, dar
pasos realmente importantes hacia la Unidad. Somos conscientes que queda todavía por
recorrer otro camino para alcanzar aquella Plenitud de Comunión que pueda expresarse
también al compartir la misma Mesa Eucarística, que ardientemente deseamos; pero las
divergencias no deben asustarnos, ¡no deben asustarnos! Y paralizar nuestro camino.
Tenemos que creer que, al igual que fue removida la piedra del Sepulcro, así también
podrán ser removidos todos los obstáculos que todavía impiden la Plena Comunión entre
nosotros. Será una gracia de resurrección, que ya hoy podemos pregustar. Cada vez
que pidamos perdón los unos a los otros, por los pecados cometidos, contra otros cristianos
y cada vez que tengamos el coraje de conceder y de recibir este perdón, nosotros experimentamos
la Resurrección. Cada vez que se superen antiguos prejuicios, tenemos el coraje de
promover nuevas relaciones fraternas, nosotros confesamos que Cristo verdaderamente
ha resucitado. Siempre que pensamos el futuro de la Iglesia a partir de su vocación
a la Unidad, brilla la luz de la mañana de Pascua. A este respecto, deseo renovar
la voluntad ya expresada por mis Predecesores, de mantener un diálogo con todos los
hermanos en Cristo para encontrar una forma de ejercicio del ministerio propio del
Obispo de Roma que, en conformidad con su misión, se abra a una nueva situación y
pueda ser, en el contexto actual, un servicio de amor y de Comunión reconocido por
todos (cf. Juan Pablo II, Enc. Ut unum sint, 95-96). Mientras permanecemos como
peregrinos en estos Santos Lugares, recordamos en nuestra oración a toda la Región
de Medio Oriente, desgraciadamente y con frecuencia, marcada por la violencia y los
conflictos. Y no nos olvidamos en nuestras oraciones de tantos otros hombres y mujeres
que, en diversas partes del mundo, sufren a causa de la guerra, de la pobreza, del
hambre; así como de los numerosos cristianos perseguidos por su fe en el Señor Resucitado.
Cuando cristianos de diversas confesiones se encuentran para sufrir juntos, unos al
lado de los otros, y se prestan, los unos a los otros, ayuda con caridad fraterna,
se realiza un Ecumenismo del sufrimiento, se realiza el Ecumenismo de sangre, que
posee una particular eficacia no sólo en por el contexto en los lugares donde esto
se produce, sino, en virtud de la Comunión de los Santos, también para toda la Iglesia. Aquellos
que por odio a la fe, asesinan y persiguen a los cristianos, no les preguntan si son
ortodoxos o son católicos, ¡son cristianos y la sangre cristiana es la misma! Santidad,
amado Hermano, queridísimos hermanos todos: dejemos de lado los recelos que hemos
heredado del pasado y abramos nuestro corazón a la acción del Espíritu Santo, el Espíritu
del Amor (cf. Rm 5,5), para caminar juntos, enviados hacia el día bendecido de nuestro
reencuentro en plena comunión. En este camino nos sentimos sostenidos por la oración
que Jesús mismo, en esta Ciudad, en la vigilia de su Pasión, Muerte y Resurrección,
elevó al Padre por sus discípulos, y que no nos cansemos, con humildad, de hacer nuestra:
“Que sean una sola cosa… para que el mundo crea” (Jn 17,21). Que cuando la desunión
nos haga pesimistas, poco valientes, desalentados, vayamos todos bajo el Manto de
la Santa Madre de Dios. Cuando en el alma cristiana hay turbulencias espirituales,
solamente bajo el Manto de la Santa Madre de Dios encontraremos paz. Que Ella nos
ayude en este camino.
Traducción: Mariana Puebla para Radio Vaticana.
"Hombre, ¿quién eres? ¿En qué te has convertido? ¿Qué horror has sido capaz
de hacer?”: El Papa reza en el memorial del holocausto
(RV).- (se actualizó
con vídeo, texto y audio completo del discurso del Papa) Una de les etapas más
conmovedoras del recorrido del Papa por Jerusalén en la mañana de este lunes fue la
visita al Memorial de Yad Vashem, monumento a la memoria del Holocausto, que contiene
algunas urnas con las cenizas de las víctimas de varios campos de concentración nazis.
El Papa recorrió a pie con el director del Centro el perímetro del mausoleo. En la
sala de la remembranza, después de encender la llama del recuerdo, deponer una corona
de flores, saludar a algunos supervivientes del holocausto y leerse un texto del Antiguo
Testamento, ante el primer ministro y las autoridades, Francisco hizo una reflexión
sobre la fuerza y el dolor del mal deshumano del hombre y sobre las “estructuras del
pecado”, que contrastan con la dignidad de la persona, creada a imagen y semejanza
de Dios. Éstas fueron las palabras del Papa:
“Adán, ¿dónde estás?” (cf.
Gn 3,9). ¿Dónde estás, hombre? ¿Dónde te has metido? En este lugar, memorial
de la Shoah, resuena esta pregunta de Dios: “Adán, ¿dónde estás?”. Esta pregunta
contiene todo el dolor del Padre que ha perdido a su hijo. El Padre conocía el
riesgo de la libertad; sabía que el hijo podría perderse… pero quizás ni siquiera
el Padre podía imaginar una caída como ésta, un abismo tan grande.
Ese grito:
“¿Dónde estás?”, aquí, ante la tragedia inconmensurable del Holocausto, resuena como
una voz que se pierde en un abismo sin fondo… Hombre, ¿quién eres? Ya no te reconozco. ¿Quién
eres, hombre? ¿En qué te has convertido? ¿Cómo has sido capaz de este horror? ¿Qué
te ha hecho caer tan bajo?
¿Quién te ha corrompido? ¿Quién te ha desfigurado? ¿Quién
te ha contagiado la presunción de apropiarte del bien y del mal? ¿Quién te ha convencido
de que eres dios? No sólo has torturado y asesinado a tus hermanos, sino que te los
has ofrecido en sacrificio a ti mismo, porque te has erigido en dios.
Señor,
escucha nuestra oración, escucha nuestra súplica, sálvanos por tu misericordia. Sálvanos
de esta monstruosidad. Señor omnipotente, un alma afligida clama a ti. Escucha,
Señor, ten piedad. Hemos pecado contra ti. Tú reinas por siempre (cf. Ba 3,1-2). Acuérdate
de nosotros en tu misericordia. Danos la gracia de avergonzarnos de lo que, como hombres,
hemos sido capaces de hacer, de avergonzarnos de esta máxima idolatría, de haber despreciado
y destruido nuestra carne, esa carne que tú modelaste del barro, que tú vivificaste
con tu aliento de vida. ¡Nunca más, Señor, nunca más!
(ER - RV)
REFLEXIÓN
COMPLETA DEL PAPA
“Adán, ¿dónde estás?” (cf. Gn 3,9). ¿Dónde
estás, hombre? ¿Dónde te has metido? En este lugar, memorial de la Shoah, resuena
esta pregunta de Dios: “Adán, ¿dónde estás?”. Esta pregunta contiene todo el dolor
del Padre que ha perdido a su hijo. El Padre conocía el riesgo de la libertad;
sabía que el hijo podría perderse… pero quizás ni siquiera el Padre podía imaginar
una caída como ésta, un abismo tan grande. Ese grito: “¿Dónde estás?”, aquí, ante
la tragedia inconmensurable del Holocausto, resuena como una voz que se pierde en
un abismo sin fondo… Hombre, ¿quién eres? Ya no te reconozco. ¿Quién eres, hombre?
¿En qué te has convertido? ¿Cómo has sido capaz de este horror? ¿Qué te ha hecho
caer tan bajo? No ha sido el polvo de la tierra, del que estás hecho. El polvo
de la tierra es bueno, obra de mis manos. No ha sido el aliento de vida que soplé
en tu nariz. Ese soplo viene de mí; es muy bueno (cf. Gn 2,7). No, este abismo
no puede ser sólo obra tuya, de tus manos, de tu corazón… ¿Quién te ha corrompido?
¿Quién te ha desfigurado? ¿Quién te ha contagiado la presunción de apropiarte del
bien y del mal? ¿Quién te ha convencido de que eres dios? No sólo has torturado
y asesinado a tus hermanos, sino que te los has ofrecido en sacrificio a ti mismo,
porque te has erigido en dios. Hoy volvemos a escuchar aquí la voz de Dios: “Adán,
¿dónde estás?”. De la tierra se levanta un tímido gemido: Ten piedad de nosotros,
Señor. A ti, Señor Dios nuestro, la justicia; nosotros llevamos la deshonra en
el rostro, la vergüenza (cf. Ba 1,15). Se nos ha venido encima un mal como jamás
sucedió bajo el cielo (cf. Ba 2,2). Señor, escucha nuestra oración, escucha nuestra
súplica, sálvanos por tu misericordia. Sálvanos de esta monstruosidad. Señor omnipotente,
un alma afligida clama a ti. Escucha, Señor, ten piedad. Hemos pecado contra ti.
Tú reinas por siempre (cf. Ba 3,1-2). Acuérdate de nosotros en tu misericordia.
Danos la gracia de avergonzarnos de lo que, como hombres, hemos sido capaces de hacer,
de avergonzarnos de esta máxima idolatría, de haber despreciado y destruido nuestra
carne, esa carne que tú modelaste del barro, que tú vivificaste con tu aliento de
vida. ¡Nunca más, Señor, nunca más! “Adán, ¿dónde estás?”. Aquí estoy, Señor,
con la vergüenza de lo que el hombre, creado a tu imagen y semejanza, ha sido capaz
de hacer. Acuérdate de nosotros en tu misericordia.
Papa Francisco: ¡Shalom!
Dios bendiga el pueblo de Israel con la paz
(RV).- (actualizado con audio
y texto completo de las palabras del Papa) El Papa renovó su
invitación a rezar juntos por la paz, en su casa en el Vaticano. La paz es urgente
para toda la región, que la solución de los dos Estados, palestino e israelí, sea
una realidad; pido a Dios que nunca más suceda un crimen como el de seis millones
de judíos víctimas de la Shoah, dijo el Papa Francisco, deplorando con profunda tristeza
también el cruel atentado perpetrado este sábado en Bruselas, acto criminal de odio
antisemita. En la ceremonia de bienvenida, en Tel Aviv, tercera etapa de su peregrinación
a Tierra Santa, escenario histórico para las grandes religiones monoteístas, Judaísmo,
Cristianismo e Islam y punto de referencia espiritual para gran parte de la humanidad,
el Papa agradeció cordialmente la acogida que recibió en el Estado de Israel.
50 años después del histórico viaje de Pablo VI, el Papa Francisco destacó. los
20 años de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y el Estado de Israel, favoreciendo
cada vez más intercambios buenos y cordiales, como atestiguan los dos Acuerdos ya
firmados y ratificados y el que se está fraguando en estos momentos. En este espíritu,
dirigió su saludo «a todo el pueblo de Israel», deseando que «se realicen sus aspiraciones
de paz y prosperidad».
Tras las huellas de sus Predecesores en Tierra Santa,
donde visitará algunos de los lugares más significativos de Jerusalén, ciudad de valor
universal - Jerusalén significa “ciudad de la paz”, el Papa suplicó a «cuantos están
investidos de responsabilidad que no dejen nada por intentar en la búsqueda de soluciones
justas a las complejas dificultades, de modo que israelíes y palestinos puedan vivir
en paz. Es necesario retomar siempre con audacia y sin cansarse el camino del diálogo,
de la reconciliación y de la paz. No hay otro camino». Y renovó el llamamiento que
«Benedicto XVI hizo en este lugar: que sea universalmente reconocido que el Estado
de Israel tiene derecho a existir y a gozar de paz y seguridad dentro de unas fronteras
internacionalmente reconocidas. Que se reconozca igualmente que el pueblo palestino
tiene derecho a una patria soberana, a vivir con dignidad y a desplazarse libremente.
Que la “solución de los dos Estados” se convierta en una realidad y no se quede en
un sueño».
Destacando su visita al Memorial de Yad Vashem, en recuerdo del
holocausto, tragedia «símbolo de hasta dónde puede llegar la maldad del hombre», alimentada
por falsas ideologías, olvidando la dignidad y respeto fundamental de la persona,
sin distinción del pueblo al que pertenezca o la religión que profese.
Recordando
también que entre las víctimas se cuentan también muchos cristianos y otras personas,
el Obispo de Roma invitó a que sin olvidar nunca el pasado, promovamos una educación
en la que la exclusión y la confrontación dejen paso a la inclusión y el encuentro,
donde no haya lugar para el antisemitismo, en cualquiera de sus formas, ni para manifestaciones
de hostilidad, discriminación o intolerancia hacia las personas o los pueblos.
Abrazando
en esta visita a todos los ciudadanos israelíes y manifestarles su cercanía, especialmente
a los que viven en Nazaret y en Galilea, donde están presentes también muchas comunidades
cristianas, el Papa Bergoglio saludó a todos los cristianos, asegurando que están
siempre en sus oraciones. Animándolos la esperanza, al testimonio de reconciliación
y perdón, siguiendo la enseñanza y el ejemplo del Señor Jesús, que dio la vida por
la paz entre los hombres y Dios, entre hermano y hermano.
(CdM – RV)
Texto
completo del discurso del Papa:
«Signor Presidente, Señor Presidente, Señor
Primer Ministro, Eminencias, Señoras y Señores, Hermanos:
Les agradezco
cordialmente la acogida en el Estado de Israel, que me complace visitar en esta peregrinación
que estoy realizando. Agradezco al Presidente, Señor Shimon Peres, y al Primer Ministro,
Signor Benjamin Natanyahu, sus amables palabras, mientras recuerdo con agrado nuestros
encuentros en el Vaticano. Como saben, vengo como peregrino 50 años después del histórico
viaje del Papa Pablo VI. Desde entonces han cambiado muchas cosas entre la Santa Sede
y el Estado de Israel: las relaciones diplomáticas, que desde hace 20 años se han
establecido entre nosotros, han favorecido cada vez más intercambios buenos y cordiales,
como atestiguan los dos Acuerdos ya firmados y ratificados y el que se está fraguando
en estos momentos. En este espíritu, dirijo mi saludo a todo el pueblo de Israel y
deseo que se realicen sus aspiraciones de paz y prosperidad.
Tras las huellas
de mis Predecesores, he llegado como peregrino a Tierra Santa, escenario de una historia
plurimilenaria y de los principales acontecimientos relacionados con el nacimiento
y el desarrollo de las tres grandes religiones monoteístas, el Judaísmo, el Cristianismo
y el Islam; por eso, es un punto de referencia espiritual para gran parte de la humanidad.
Deseo que esta Tierra bendita sea un lugar en el que no haya espacio alguno
para quien, instrumentalizando y exasperando el valor de su pertenencia religiosa,
se vuelve intolerante o violento con la ajena.
Durante esta peregrinación en
Tierra Santa, visitaré algunos de los lugares más significativos de Jerusalén, ciudad
de valor universal. Jerusalén significa “ciudad de la paz”. Así la quiere Dios y así
desean que sea todos los hombres de buena voluntad. Pero desgraciadamente esta ciudad
padece todavía las consecuencias de largos conflictos. Todos sabemos que la necesidad
de la paz es urgente, no sólo para Israel, sino para toda la región. Que se redoblen,
por tanto, los esfuerzos y las energías para alcanzar una resolución justa y duradera
de los conflictos que han causado tantos sufrimientos. Junto a todos los hombres de
buena voluntad, suplico a cuantos están investidos de responsabilidad que no dejen
nada por intentar en la búsqueda de soluciones justas a las complejas dificultades,
de modo que israelíes y palestinos puedan vivir en paz. Es necesario retomar siempre
con audacia y sin cansarse el camino del diálogo, de la reconciliación y de la paz.
No hay otro camino. Así pues, renuevo el llamamiento que Benedicto XVI hizo en este
lugar: que sea universalmente reconocido que el Estado de Israel tiene derecho a existir
y a gozar de paz y seguridad dentro de unas fronteras internacionalmente reconocidas.
Que se reconozca igualmente que el pueblo palestino tiene derecho a una patria soberana,
a vivir con dignidad y a desplazarse libremente. Que la “solución de los dos Estados”
se convierta en una realidad y no se quede en un sueño.
Un momento especialmente
intenso de mi estancia en su país será la visita al Memorial de Yad Vashem, en recuerdo
de los seis millones de judíos víctimas de la Shoah, tragedia que se ha convertido
en símbolo de hasta dónde puede llegar la maldad del hombre cuando, alimentada por
falsas ideologías, se olvida de la dignidad fundamental de la persona, que merece
respeto absoluto independientemente del pueblo al que pertenezca o la religión que
profese. Pido a Dios que no suceda nunca más un crimen semejante, entre cuyas víctimas
en primer lugar judíos y se cuentan también muchos cristianos y otras personas. Sin
olvidar nunca el pasado, promovamos una educación en la que la exclusión y la confrontación
dejen paso a la inclusión y el encuentro, donde no haya lugar para el antisemitismo,
en cualquiera de sus formas, ni para manifestaciones de hostilidad, discriminación
o intolerancia hacia las personas o los pueblos.
Con el corazón profundamente
entristecido pienso en cuantos han perdido la vida en el cruel atentado perpetrado
ayer en Bruselas. Al tiempo que reitero que deploro vivamente semejante acto criminal
de odio antisemita, encomiendo a Dios Misericordioso a las víctimas e invoco la curación
de los heridos.
La brevedad del viaje limita inevitablemente las posibilidades
de encuentros. Desde aquí quisiera saludar a todos los ciudadanos israelíes y manifestarles
mi cercanía, especialmente a los que viven en Nazaret y en Galilea, donde están presentes
también muchas comunidades cristianas.
A los Obispos y a los fieles laicos
cristianos aquí presentes dirijo mi saludo fraterno y cordial. Los animo a proseguir
con confianza y esperanza su sereno testimonio a favor de la reconciliación y del
perdón, siguiendo la enseñanza y el ejemplo del Señor Jesús, que dio la vida por la
paz entre los hombres y Dios, entre hermano y hermano. Sean fermento de reconciliación,
portadores de esperanza, testigos de caridad. Sepan que están siempre en mis oraciones.
Deseo
dirigir una invitación a usted, señor presidente, y al señor presidente Mahmud Abbas,
a elevar junto conmigo una intensa oración, invocando de Dios el don de la paz. Ofrezco
mi casa en el Vaticano para hospedar este encuentro de oración. ‘Todos deseamos la
paz! Tantas personas la construyen cada día con pequeños gestos; muchos sufren y soportan
pacientemente la fatiga de tantos intentos para construirla, y todos, especialmente
aquellos que están al servicio de sus propios pueblos, tenemos el deber de hacernos
instrumentos y constructores de paz, ante todo en la oración. Construir la paz es
difícil, pero vivir sin paz es un tormento. Todos los hombres y las mujeres de esta
tierra y del mundo, del mundo entero, nos piden que llevemos ante Dios el ardiente
anhelo de la paz.
Señor Presidente, Señor Primer Ministro, Señoras y Señores,
les agradezco nuevamente su acogida. Que la paz y la prosperidad desciendan abundantemente
sobre Israel. Que Dios bendiga su pueblo con la paz. ¡Shalom!
"Yo estaba
aquí cuando vino Pablo VI", padre Justo Altaras desde Tierra Santa (RV).- (audio)
El padre Justo Altaras,
franciscano de la Custodia de Tierra,de 91 años de edad, estaba en Tierra Santa 50
años atras cuando fue el abrazo de Pablo VI con el Patriarca Ortodoxo Atenagoras.
El jesuita Guillermo Ortiz le pregunto sobre su experiencia en aquel encuentro. Transcripción
de la entrevista: –Padre, Usted es un testigo del encuentro entre Pablo VI
y el Patriarca Atenágoras –En realidad yo no estuve presente cuando fue a visitar
el Monte de los Olivos, fue el Papa Pablo VI a visitar a Atenágoras. Yo no estaba
presente, yo estaba solamente en el convento, como fraile, como todos los frailes.
Y se ve que en ese momento, no sabíamos lo que había acordado, lo que habían hecho
allí el Papa Pablo VI con Atenágoras. Vimos por televisión que se dieron un grande
abrazo y no supimos otra cosa, nosotros no pudimos subir en aquél momento. –¿Cuántos
años tenía usted? –Pues yo tendría 34 o 35 años debo haber tenido, por ahí. –¿Y
qué recuerdo tiene de Belén de aquel tiempo? –Yo en aquel tiempo, como superior
responsable, hice muchos trabajos, hicimos muchos trabajo que están, en lo que ahora
llamamos la Gruta de San José, toda la renovación que hicimos en aquellos dos años
–que estuve tres años de superior–, recuerdo que cuando pasó el Papa, nosotros estábamos
trabajando todavía en aquello, para visitar los lugares, vio allí la imagen de San
Jerónimo sobre la tumba de San Jerónimo, y se quedó maravillado, y dijo. “¿Quién ha
hecho esto, esta imagen tan bella?”. –¿Se ve ahora esa imagen, ahí en el patio
de san Jerónimo? –Sí, es esa de terracota. Ahora hay allí un icono. Habíamos puesto
un ícono encima. En la gruta hay una gran baldosa de la tumba y ahí encima pusimos
esta imagen, en los trabajos que estábamos haciendo, porque no se podía ver mucho,
y se quedó maravillado. De eso me acuerdo muy bien, se quedó maravillado y dijo “¿Quién
ha hecho esto?” –La visita de Pablo VI, aquella vez, cambió mucho lo que después
pasó en Tierra Santa, las peregrinaciones, y tantas cosas. ¿Ahora se podría esperar
algo especial, después de esta visita de Francisco? –Ciertamente en aquel momento
hubo un gran movimiento. Comenzaron las grandes peregrinaciones, y sobre todo las
relaciones entre nosotros, entre los católicos y los ortodoxos. Fue un movimiento
de acercamiento que antes estábamos a rajatabla con los “statu quo” y con esas cosas,
y aquello disminuyó mucho esas relaciones tensas que teníamos entre ortodoxos y católicos.
Eso mejoró, mejoró mucho. En cuanto a las peregrinaciones comenzaron a venir más peregrinos,
y me acuerdo, eso sí, recuerdo que todos preguntaban dónde ha pasado el Papa, qué
hizo el Papa. –En relación a los cristianos, que son minoría, pensando en aquel
tiempo de Pablo VI, y pensando ahora, 2014. ¿Qué nos podría decir en relación a los
cristianos? –Simplemente decir que ha habido, no una fuga, sino una emigración
de muchos cristianos de Tierra Santa. Porque cuando yo llegué apenas había terminado
la guerra de independencia y comenzaron a emigrar los cristianos, especialmente a
Sud América y a Europa. Después ha continuado así, no se puede decir que fue una fuga
estrepitosa. –Después de todo esto, padre
Papa Francisco: ¡Shalom! Dios
bendiga el pueblo de Israel con la paz
(RV).- (actualizado con audio
y texto completo de las palabras del Papa) El Papa renovó su
invitación a rezar juntos por la paz, en su casa en el Vaticano. La paz es urgente
para toda la región, que la solución de los dos Estados, palestino e israelí, sea
una realidad; pido a Dios que nunca más suceda un crimen como el de seis millones
de judíos víctimas de la Shoah, dijo el Papa Francisco, deplorando con profunda tristeza
también el cruel atentado perpetrado este sábado en Bruselas, acto criminal de odio
antisemita. En la ceremonia de bienvenida, en Tel Aviv, tercera etapa de su peregrinación
a Tierra Santa, escenario histórico para las grandes religiones monoteístas, Judaísmo,
Cristianismo e Islam y punto de referencia espiritual para gran parte de la humanidad,
el Papa agradeció cordialmente la acogida que recibió en el Estado de Israel.
50 años después del histórico viaje de Pablo VI, el Papa Francisco destacó. los
20 años de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y el Estado de Israel, favoreciendo
cada vez más intercambios buenos y cordiales, como atestiguan los dos Acuerdos ya
firmados y ratificados y el que se está fraguando en estos momentos. En este espíritu,
dirigió su saludo «a todo el pueblo de Israel», deseando que «se realicen sus aspiraciones
de paz y prosperidad».
Tras las huellas de sus Predecesores en Tierra Santa,
donde visitará algunos de los lugares más significativos de Jerusalén, ciudad de valor
universal - Jerusalén significa “ciudad de la paz”, el Papa suplicó a «cuantos están
investidos de responsabilidad que no dejen nada por intentar en la búsqueda de soluciones
justas a las complejas dificultades, de modo que israelíes y palestinos puedan vivir
en paz. Es necesario retomar siempre con audacia y sin cansarse el camino del diálogo,
de la reconciliación y de la paz. No hay otro camino». Y renovó el llamamiento que
«Benedicto XVI hizo en este lugar: que sea universalmente reconocido que el Estado
de Israel tiene derecho a existir y a gozar de paz y seguridad dentro de unas fronteras
internacionalmente reconocidas. Que se reconozca igualmente que el pueblo palestino
tiene derecho a una patria soberana, a vivir con dignidad y a desplazarse libremente.
Que la “solución de los dos Estados” se convierta en una realidad y no se quede en
un sueño».
Destacando su visita al Memorial de Yad Vashem, en recuerdo del
holocausto, tragedia «símbolo de hasta dónde puede llegar la maldad del hombre», alimentada
por falsas ideologías, olvidando la dignidad y respeto fundamental de la persona,
sin distinción del pueblo al que pertenezca o la religión que profese.
Recordando
también que entre las víctimas se cuentan también muchos cristianos y otras personas,
el Obispo de Roma invitó a que sin olvidar nunca el pasado, promovamos una educación
en la que la exclusión y la confrontación dejen paso a la inclusión y el encuentro,
donde no haya lugar para el antisemitismo, en cualquiera de sus formas, ni para manifestaciones
de hostilidad, discriminación o intolerancia hacia las personas o los pueblos.
Abrazando
en esta visita a todos los ciudadanos israelíes y manifestarles su cercanía, especialmente
a los que viven en Nazaret y en Galilea, donde están presentes también muchas comunidades
cristianas, el Papa Bergoglio saludó a todos los cristianos, asegurando que están
siempre en sus oraciones. Animándolos la esperanza, al testimonio de reconciliación
y perdón, siguiendo la enseñanza y el ejemplo del Señor Jesús, que dio la vida por
la paz entre los hombres y Dios, entre hermano y hermano.
(CdM – RV)
Texto
completo del discurso del Papa:
«Signor Presidente, Señor Presidente, Señor
Primer Ministro, Eminencias, Señoras y Señores, Hermanos:
Les agradezco
cordialmente la acogida en el Estado de Israel, que me complace visitar en esta peregrinación
que estoy realizando. Agradezco al Presidente, Señor Shimon Peres, y al Primer Ministro,
Signor Benjamin Natanyahu, sus amables palabras, mientras recuerdo con agrado nuestros
encuentros en el Vaticano. Como saben, vengo como peregrino 50 años después del histórico
viaje del Papa Pablo VI. Desde entonces han cambiado muchas cosas entre la Santa Sede
y el Estado de Israel: las relaciones diplomáticas, que desde hace 20 años se han
establecido entre nosotros, han favorecido cada vez más intercambios buenos y cordiales,
como atestiguan los dos Acuerdos ya firmados y ratificados y el que se está fraguando
en estos momentos. En este espíritu, dirijo mi saludo a todo el pueblo de Israel y
deseo que se realicen sus aspiraciones de paz y prosperidad.
Tras las huellas
de mis Predecesores, he llegado como peregrino a Tierra Santa, escenario de una historia
plurimilenaria y de los principales acontecimientos relacionados con el nacimiento
y el desarrollo de las tres grandes religiones monoteístas, el Judaísmo, el Cristianismo
y el Islam; por eso, es un punto de referencia espiritual para gran parte de la humanidad.
Deseo que esta Tierra bendita sea un lugar en el que no haya espacio alguno
para quien, instrumentalizando y exasperando el valor de su pertenencia religiosa,
se vuelve intolerante o violento con la ajena.
Durante esta peregrinación en
Tierra Santa, visitaré algunos de los lugares más significativos de Jerusalén, ciudad
de valor universal. Jerusalén significa “ciudad de la paz”. Así la quiere Dios y así
desean que sea todos los hombres de buena voluntad. Pero desgraciadamente esta ciudad
padece todavía las consecuencias de largos conflictos. Todos sabemos que la necesidad
de la paz es urgente, no sólo para Israel, sino para toda la región. Que se redoblen,
por tanto, los esfuerzos y las energías para alcanzar una resolución justa y duradera
de los conflictos que han causado tantos sufrimientos. Junto a todos los hombres de
buena voluntad, suplico a cuantos están investidos de responsabilidad que no dejen
nada por intentar en la búsqueda de soluciones justas a las complejas dificultades,
de modo que israelíes y palestinos puedan vivir en paz. Es necesario retomar siempre
con audacia y sin cansarse el camino del diálogo, de la reconciliación y de la paz.
No hay otro camino. Así pues, renuevo el llamamiento que Benedicto XVI hizo en este
lugar: que sea universalmente reconocido que el Estado de Israel tiene derecho a existir
y a gozar de paz y seguridad dentro de unas fronteras internacionalmente reconocidas.
Que se reconozca igualmente que el pueblo palestino tiene derecho a una patria soberana,
a vivir con dignidad y a desplazarse libremente. Que la “solución de los dos Estados”
se convierta en una realidad y no se quede en un sueño.
Un momento especialmente
intenso de mi estancia en su país será la visita al Memorial de Yad Vashem, en recuerdo
de los seis millones de judíos víctimas de la Shoah, tragedia que se ha convertido
en símbolo de hasta dónde puede llegar la maldad del hombre cuando, alimentada por
falsas ideologías, se olvida de la dignidad fundamental de la persona, que merece
respeto absoluto independientemente del pueblo al que pertenezca o la religión que
profese. Pido a Dios que no suceda nunca más un crimen semejante, entre cuyas víctimas
en primer lugar judíos y se cuentan también muchos cristianos y otras personas. Sin
olvidar nunca el pasado, promovamos una educación en la que la exclusión y la confrontación
dejen paso a la inclusión y el encuentro, donde no haya lugar para el antisemitismo,
en cualquiera de sus formas, ni para manifestaciones de hostilidad, discriminación
o intolerancia hacia las personas o los pueblos.
Con el corazón profundamente
entristecido pienso en cuantos han perdido la vida en el cruel atentado perpetrado
ayer en Bruselas. Al tiempo que reitero que deploro vivamente semejante acto criminal
de odio antisemita, encomiendo a Dios Misericordioso a las víctimas e invoco la curación
de los heridos.
La brevedad del viaje limita inevitablemente las posibilidades
de encuentros. Desde aquí quisiera saludar a todos los ciudadanos israelíes y manifestarles
mi cercanía, especialmente a los que viven en Nazaret y en Galilea, donde están presentes
también muchas comunidades cristianas.
A los Obispos y a los fieles laicos
cristianos aquí presentes dirijo mi saludo fraterno y cordial. Los animo a proseguir
con confianza y esperanza su sereno testimonio a favor de la reconciliación y del
perdón, siguiendo la enseñanza y el ejemplo del Señor Jesús, que dio la vida por la
paz entre los hombres y Dios, entre hermano y hermano. Sean fermento de reconciliación,
portadores de esperanza, testigos de caridad. Sepan que están siempre en mis oraciones.
Deseo
dirigir una invitación a usted, señor presidente, y al señor presidente Mahmud Abbas,
a elevar junto conmigo una intensa oración, invocando de Dios el don de la paz. Ofrezco
mi casa en el Vaticano para hospedar este encuentro de oración. ‘Todos deseamos la
paz! Tantas personas la construyen cada día con pequeños gestos; muchos sufren y soportan
pacientemente la fatiga de tantos intentos para construirla, y todos, especialmente
aquellos que están al servicio de sus propios pueblos, tenemos el deber de hacernos
instrumentos y constructores de paz, ante todo en la oración. Construir la paz es
difícil, pero vivir sin paz es un tormento. Todos los hombres y las mujeres de esta
tierra y del mundo, del mundo entero, nos piden que llevemos ante Dios el ardiente
anhelo de la paz.
Señor Presidente, Señor Primer Ministro, Señoras y Señores,
les agradezco nuevamente su acogida. Que la paz y la prosperidad desciendan abundantemente
sobre Israel. Que Dios bendiga su pueblo con la paz. ¡Shalom!
«Nunca dejen
que el pasado les determine la vida, la violencia no se vence con la violencia, se
vence con la paz», aliento y cariño del Papa a niños palestinos
(RV).-
(con audio) Antes de proseguir
su peregrinación, rumbo a Israel, el Papa Francisco visitó la Gruta de la Natividad
de Belén y después se trasladó al Phoenix Center, en el campo de prófugos de Dheisheh,
donde tuvo lugar un encuentro con un grupo de niños, provenientes de diversos campos
para refugiados, para dirigirse después al helipuerto de Belén y despedirse del Estado
de la Palestina.
El Obispo de Roma improvisó unas palabras llenas de cariño
y ternura para los niños palestinos, expresándoles que estaba muy contento de visitarlos
y deseándoles que el buen Dios les conceda todo lo que desean:
«Ante todo,
un saludo para todos ustedes, les deseo que estén bien de salud, que la familia esté
bien y que ustedes estén bien. Estoy muy contento de visitarlos y veo que ustedes
en el corazón tienen muchas cosas, y ojalá que el buen Dios conceda todo lo que están
deseando. Me dijeron que quieren cantar. ¿Es verdad?»
Después de escuchar
sus cantos, escuchó también el saludo de un niño que le dijo «Querido Papa Francisco,
somos hijos de Palestina. Desde hace 66 años nuestros padres sufren la ocupación.
Hemos abierto nuestros ojos bajo esta ocupación y hemos visto la tragedia en los ojos
de nuestros abuelos, cuando han dejado este mundo. ¡Queremos decirle al mundo: basta
sufrimientos y humillaciones!
El Santo Padre se levantó para abrazar a este
niño y agradeció a todos el mensaje que le quisieron presentar, alentándolos a mirar
siempre adelante, a no dejar que el pasado determine sus vidas, recordando que la
violencia no se vence con la violencia, se vence con la paz, con el trabajo, con la
dignidad de llevar la patria adelante. Y con su agradecimiento por haberlo recibido,
pidiendo a Dios que los bendiga, les pidió a los pequeños que recen por él:
«Agradezco
los cantos, ¡muy bellos! Cantan muy bien. Y agradezco tus palabras que dijiste en
nombre de todos. Agradezco el regalo, es muy significativo. Leí lo que tenían escrito
allí en los carteles, entendí los que estaban en inglés y el padre me tradujo los
que estaban en árabe. Comprendo lo que ustedes me están diciendo, el mensaje que me
están dando. No dejen nunca que el pasado les determine la vida. Miren siempre adelante,
trabajen y luchen por lograr las cosas que ustedes quieren. Pero sepan una cosa, que
la violencia no se vence con la violencia, la violencia se vence con la paz, con la
paz con el trabajo, con la dignidad de llevar la patria adelante. Muchas gracias por
haberme recibido. Pido a Dios que los bendiga y a ustedes les pido que recen por mi.
Muchas gracias…»
(CdM – RV)
El Niño
Jesús nacido en Belén, signo de Dios y de su presencia en el mundo, un “diagnóstico”
para medir la salud humana: Francisco en la misa de la plaza del Pesebre
(RV).-
(actualizado con video y audio) En la recoleta plaza
del pesebre de Belén, lugar donde nació Jesús, el Niño Dios, el Papa Francisco presidió
la santa misa, en la celebración eucarística de este domingo en Palestina.
En
su homilía, el Papa Francisco dio las gracias a Dios y también todos los que han preparado
la visita y a todos los que se esfuerzan por mantener viva la fe, la esperanza y la
caridad en estos territorios. El Niño Jesús, nacido en Belén, indicó el Papa, es la
señal dada por Dios a los que esperaban la salvación, y se mantiene como un signo
de su presencia en el mundo.
También hoy los niños son un signo de esperanza,
de vida, y también un signo "diagnóstico" para entender el estado de salud de una
familia, de una sociedad, del mundo entero. “Cuando los niños son amados, protegidos,
tutelados, la familia está sana, la sociedad mejora, el mundo es más humano”. En este
contexto, el Papa recordó el trabajo que el Instituto Effetà Pablo VI juega en favor
de los niños palestinos sordomudos, lo cual “es un signo concreto de la bondad de
Dios”,
“Jesús, la Palabra que se hizo carne, venida a cambiar los corazones
y las vidas de los hombres, como cada niño es débil y necesita ser ayudado y protegido.
También hoy, señaló Francisco, los niños necesitan ser acogidos y protegidos desde
el útero materno.
“En nuestro mundo que ha desarrollado las tecnologías más
sofisticadas, todavía hay muchos niños en condiciones inhumanas, que viven a los márgenes
de la sociedad, en los suburbios de las grandes ciudades o en zonas rurales”. Muchos
pequeños son explotados, maltratados, esclavizados, sometidos a la violencia y la
trata, subrayó el Santo Padre. O son prófugos, refugiados, y a veces se ahogan en
el mar, en las aguas del Mediterráneo. “De todo esto -dijo- nos avergonzamos hoy delante
de Dios, Dios que se hizo niño”.
¿Quienes somos -se preguntó Francisco- delante
del Niño Jesús, de los niños de hoy? Somos como María y José, que lo cuidaron con
amor maternal y paternal? O somos como Herodes, que quiso eliminarlo? ¿Somos como
los pastores que, de rodillas, le adoraron y le ofrecieron sus humildes dones? ¿O
somos indiferentes, retóricos y pietistas, personas que explotan las imágenes de los
niños pobres con fines de lucro? ¿Sabemos escucharlos, mantenerlos, orar por ellos
y con ellos? O los descuidamos, para ocuparnos de nuestros intereses?
“También
hoy los niños -afirmó el Papa en su homilía-, están llorando porque tienen hambre,
tienen frío, porque quieren permanecer en los brazos, y su clamor nos desafía. En
un mundo que rechaza todos los días, toneladas de alimentos y medicinas, hay niños
que lloran en vano por hambre y por enfermedades fácilmente curables. En un mundo
que proclama la protección de los menores, se comercia en armas que terminan en manos
de los niños soldados; se comercia con productos elaborados por pequeños trabajadores
esclavos".
"El Niño Jesús nació en Belén, cada niño que nace y crece en todas
partes del mundo -ha terminado diciendo el Papa Francisco- es signo diagnóstico,
que nos permite verificar el estado de salud de nuestra familia, nuestra comunidad,
nuestra nación. De este “diagnóstico franco y honesto, puede surgir un nuevo estilo
de vida, donde las relaciones ya no sean conflictivas, de opresión, de consumismo,
sino que sean relaciones de fraternidad, perdón y reconciliación, de participación
y de amor”.
ER - RV
Texto completo de la Homilía del Santo
Padre Francisco
«Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto
en pañales y acostado en un pesebre » (Lc 2,12). Es una gracia muy grande celebrar
la Eucaristía en el lugar en que nació Jesús. Doy gracias a Dios y a vosotros que
me habéis recibido en mi peregrinación: al Presidente Mahmoud Abbas y a las demás
autoridades; al Patriarca Fouad Twal, a los demás Obispos y Ordinarios de Tierra Santa,
a los sacerdotes, a los valerosos Franciscanos, las personas consagradas y a cuantos
se esfuerzan por tener viva la fe, la esperanza y la caridad en esta tierra; a los
representantes de los fieles provenientes de Gaza, Galilea y a los emigrantes de Asia
y África. Gracias por vuestra acogida. El Niño Jesús, nacido en Belén, es el signo
que Dios dio a los que esperaban la salvación, y permanece para siempre como signo
de la ternura de Dios y de su presencia en el mundo. El ángel dijo a los pastores:
«Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño…». También hoy los niños son un signo.
Signo de esperanza, signo de vida, pero también signo “diagnóstico” para entender
el estado de salud de una familia, de una sociedad, de todo el mundo. Cuando los niños
son recibidos, amados, custodiados, tutelados, la familia está sana, la sociedad mejora,
el mundo es más humano. Recordemos la labor que realiza el Instituto Effetà Pablo
VI en favor de los niños palestinos sordomudos: es un signo concreto de la bondad
de Dios. Es un signo concreto de que la sociedad mejora. Dios hoy nos repite también
a nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI: «Y aquí tenéis la señal», buscad al niño… El
Niño de Belén es frágil, como todos los recién nacidos. No sabe hablar y, sin embargo,
es la Palabra que se ha hecho carne, que ha venido a cambiar el corazón y la vida
de los hombres. Este Niño, como todo niño, es débil y necesita ayuda y protección.
También hoy los niños necesitan ser acogi
¡Palestinos
e israelíes emprendan el feliz éxodo hacia la paz! alienta el Papa (RV).- (se
actualizó con voz y texto completo del Papa y con video) Es hora de poner fin al sufrimiento
y tener la valentía de la paz, que traerá incontables beneficios para los pueblos
de esta región y para todo el mundo, los cristianos anhelan seguir contribuyendo al
bien común. En Belén, donde nació Jesús, el Príncipe de la Paz, el Papa desde lo más
profundo de su corazón, alentó, por el bien de todos, a poner fin a las dramáticas
consecuencias de la duración del conflicto en Oriente Medio. En la ceremonia de bienvenida,
agradeciendo al presidente del Estado de Palestina, Mahmoud Abbas, con un saludo cordial
a los representantes del Gobierno y a todo el pueblo palestino, exhortó a emprender
con sabiduría «el precioso camino de la paz, para que las espadas se transformen en
arados y esta Tierra vuelva a florecer en la prosperidad y en la concordia». Reiterando
su cercanía a los que sufren ante esta situación, cada vez más dolorosamente inaceptable,
el Papa señaló la apremiante necesidad de que «se redoblen pues los esfuerzos y las
iniciativas para crear las condiciones de una paz estable, basada en la justicia,
en el reconocimiento de los derechos de cada uno y en la recíproca seguridad. Ha llegado
el momento de que todos tengan la audacia de la generosidad y creatividad al servicio
del bien, el valor de la paz, que se apoya en el reconocimiento, por parte de todos,
del derecho de dos Estados a existir y a disfrutar de paz y seguridad dentro de unos
confines reconocidos internacionalmente». «Animo a los pueblos palestino e israelí,
así como a sus respectivas autoridades, a emprender este feliz éxodo hacia la paz
con la valentía y la firmeza necesaria para todo éxodo. La paz basada en la seguridad
y la mutua confianza será el marco de referencia estable para afrontar y resolver
los demás problemas y una ocasión para un desarrollo equilibrado, que sirva de modelo
para otras áreas en crisis», afirmó el Obispo de Roma. Y refiriéndose luego con
afecto a la activa comunidad cristiana, recordó que los cristianos desean seguir desempeñando
su significativa contribución al bien común de la sociedad, participando de las alegrías
y sufrimientos de todo el pueblo como ciudadanos de pleno derecho, junto con los demás
ciudadanos a los que consideran como hermanos. Poniendo de relieve asimismo las
buenas relaciones entre la Santa Sede y el Estado de Palestina, los trabajos para
elaborar un Acuerdo entre las Partes, abarcando diversos aspectos de la vida de la
comunidad católica, la libertad religiosa – una de las condiciones para la paz – así
como la hermandad y la armonía, el Papa destacó que las cosas que tenemos en común
son tantas y tan importantes que es posible encontrar un modo de convivencia serena,
ordenada y pacífica, acogiendo las diferencias y con la alegría de ser hermanos en
cuanto hijos de un único Dios. (CdM - RV)
Texto y audio completo
del discurso del Papa :
«Señor
Presidente, Queridos hermanos: Agradezco al Señor Presidente Mahmoud
Abbas su bienvenida y saludo cordialmente a los representantes del Gobierno y a todo
el pueblo palestino. Doy gracias al Señor por estar hoy aquí con ustedes en este lugar
donde nació Jesús, el Príncipe de la Paz, y les agradezco su calurosa acogida. Desde
hace decenios, Oriente Medio vive las dramáticas consecuencias de la duración de un
conflicto que ha causado heridas difíciles de cerrar y que, incluso cuando afortunadamente
no se desata la violencia, la incertidumbre de la situación y la incomprensión de
las partes producen inseguridad, negación de derechos, aislamiento y éxodo de comunidades
enteras, divisiones, carencias y sufrimientos de todo tipo. Desde lo más
profundo de mi corazón, y a la vez que manifiesto mi cercanía a cuantos sufren en
mayor medida las consecuencias de este conflicto, deseo decir que, por el bien de
todos, ya es hora de poner fin a esta situación, que se hace cada vez más inaceptable.
Que se redoblen pues los esfuerzos y las iniciativas para crear las condiciones de
una paz estable, basada en la justicia, en el reconocimiento de los derechos de cada
uno y en la recíproca seguridad. Ha llegado el momento de que todos tengan la audacia
de la generosidad y creatividad al servicio del bien, el valor de la paz, que se apoya
en el reconocimiento, por parte de todos, del derecho de dos Estados a existir y a
disfrutar de paz y seguridad dentro de unos confines reconocidos internacionalmente.
En este sentido, deseo que todos eviten iniciativas y actos que contradigan
la voluntad expresa de llegar a un verdadero acuerdo y que no se deje de perseguir
la paz con determinación y coherencia. La paz traerá consigo incontables beneficios
para los pueblos de esta región y para todo el mundo. Es necesario pues encaminarse
con resolución hacia ella, también mediante la renuncia de cada uno a algo. Animo
a los pueblos palestino e israelí, así como a sus respectivas autoridades, a emprender
este feliz éxodo hacia la paz con la valentía y la firmeza necesaria para todo éxodo.
La paz basada en la seguridad y la mutua confianza será el marco de referencia estable
para afrontar y resolver los demás problemas y una ocasión para un desarrollo equilibrado,
que sirva de modelo para otras áreas en crisis. Deseo referirme con afecto
a la activa comunidad cristiana, que ofrece su significativa contribución al bien
común de la sociedad y que participa de las alegrías y sufrimientos de todo el pueblo.
Los cristianos desean seguir desempeñando este papel como ciudadanos de pleno derecho,
junto con los demás ciudadanos a los que consideran como hermanos. Señor
Presidente, Usted es conocido como un hombre de paz y artífice de paz. El reciente
encuentro en el Vaticano con usted y mi presencia hoy en Palestina atestiguan las
buenas relaciones entre la Santa Sede y el Estado de Palestina, y espero que crezcan
para el bien de todos. En este sentido, expreso mi aprecio por el compromiso de elaborar
un Acuerdo entre las partes, que contemple diversos aspectos de la vida de las comunidades
católicas del País, con una atención especial a la libertad religiosa. En efecto,
el respeto de este derecho humano fundamental es una de las condiciones irrenunciables
de la paz, de la hermandad y de la armonía; proclama al mundo que es necesario y posible
encontrar un buen acuerdo entre culturas y religiones diferentes; atestigua que las
cosas que tenemos en común son tantas y tan importantes que es posible encontrar un
modo de convivencia serena, ordenada y pacífica, acogiendo las diferencias y con la
alegría de ser hermanos en cuanto hijos de un único Dios. Señor Presidente,
queridos hermanos reunidos aquí en Belén, Dios omnipotente los bendiga, los proteja
y les conceda la sabiduría y la fuerza necesaria para emprender el precioso camino
de la paz, para que las espadas se transformen en arados y esta Tierra vuelva a florecer
en la prosperidad y en la concordia. ¡Salam!
Papa
Francisco: encomendemos a la Madre de Dios Tierra Santa y toda la familia humana (RV).-
«¡Encomendemos a la Virgen Santa la suerte de la humanidad, para que se le abra al
mundo un horizonte nuevo y prometedor de fraternidad, solidaridad y paz!». Introduciendo
el rezo a la Reina del Cielo, al concluir la Santa Misa, en el lugar donde María dio
a luz a Jesús, el Papa hizo hincapié en que «la Virgen es la persona que más ha contemplado
a Dios en el rostro humano de Jesús. Ayudada por José, lo envolvió en pañales y lo
recostó en el pesebre». Encomendándole también a María todos los que habitan Tierra
Santa, los peregrinos, las familias, los jóvenes y los ancianos, el Santo Padre rogó
en particular por los que perdieron la fe y la esperanza, por los enfermos los encarcelados
y todos los que sufren; los Pastores y toda la Comunidad de los creyentes. Desde Belén,
dirigió su pensamiento a Nazaret, donde espera ir en otra ocasión, abrazó a los cristianos
que viven en Galilea y alentó la realización del Centro Internacional para la Familia
en Nazaret. (CdM – RV) Oración del Papa ante el muro de división
(RV).-
Durante el recorrido desde el Palacio presidencial, hasta la Plaza del Pesebre, lugar
de la Santa Misa de este domingo, el Papa Francisco bajó del jeep para acercarse al
muro que divide Belén de Israel, se detuvo en oración por algunos minutos y luego
apoyó su frente en dicho muro. (CdM - RV)
Papa
Francisco: el rostro de Jesús en los refugiados y discapacitados
(RV).-
(con audio de las palabras del Papa) En los refugiados
y los jóvenes discapacitados, Francisco ve el rostro de Jesús y su amor, que restituye
dignidad y dona salvación. En su tercer discurso, pronunciado en Bethany beyond the
Jordan - Betania más allá del Jordán, el Papa se mostró sensible a la difícil situación
que enfrentan personas golpeadas por las crueles situaciones del mundo, expresando
en primer lugar su especial interés en encontrar a quienes “a causa de sangrientos
conflictos, han tenido que abandonar su Patria y han encontrado refugio en la acogedora
tierra de Jordania y a los queridos jóvenes, que experimentan el peso de alguna limitación
física”.
Recordando el bautismo de Jesús en este mismo lugar, el Santo
Padre hizo hincapié en la humildad de Jesús quien, compartiendo la condición humana,
vino aquí para ser bautizado y “con su amor nos restituyó la dignidad y nos dio la
salvación”. En este contexto, el Obispo de Roma manifiestó su aflicción por “los dramas
y las heridas de nuestro tiempo, especialmente, por las que son fruto de los conflictos
todavía abiertos en Oriente Medio”. Su pensamiento se dirigió en primer lugar a la
tierra siria, lacerada por tres años de lucha fratricida y a sus innumerables víctimas:
un drama que ha obligado, recordó, a millones de personas a convertirse en refugiados
y a emigrar a otros países.
Las palabras del Papa peregrino se dirigieron
luego a las autoridades y al pueblo jordano, agradeciéndoles por la generosa acogida
de “un número elevadísimo de refugiados provenientes de Siria y de Iraq”, y a todos
los que prestan asistencia y solidaridad, como así también a las obras de caridad
desarrolladas por instituciones de la Iglesia que, “sin distinción de credo religioso,
pertenencia étnica o ideológica, manifiestan el esplendor del rostro caritativo de
Jesús misericordioso”.
El Obispo de Roma exhortó a la comunidad internacional
a que "no deje sola a Jordania ante la emergencia humanitaria”, sino que continúe
e incremente su apoyo y ayuda, al tiempo que renovó su llamamiento a la paz en Siria
insistiendo en que “nadie se empeñe en que las armas solucionen los problemas” y se
regrese al camino de las negociaciones, indicando como única solución el diálogo y
una solución política.
Francisco invitó también a los jóvenes a unirse
a su oración de paz y a colaborar en la construcción de una sociedad respetuosa de
los más débiles y a ser “signos de esperanza”.
(MCM-RV)
Estimadas
Autoridades, Eminencias, Excelencias,
Queridos hermanos y hermanas,
En
mi peregrinaje, tanto he querido encontrarme con ustedes que, a causa de sangrientos
conflictos, han tenido que abandonar sus casas y su Patria, y han encontrado refugio
en la acogedora tierra de Jordania; y al mismo tiempo, ustedes, queridos jóvenes,
que experimentan el peso de alguna limitación física.
El lugar en que
nos encontramos nos recuerda el Bautismo de Jesús. Viniendo aquí, al Jordán, para
hacer bautizar por Juan, Él mostró su humildad, y comparte la condición humana: se
rebajó hasta nosotros y con su amor nos restituye la dignidad y nos dona la salvación.
Nos sorprende siempre esta humildad de Jesús, cómo se inclina ante las heridas humanas
para sanarlas. ¡Este inclinarse de Jesús sobre todas las heridas humanas, para sanarlas!
Y, por nuestra parte, nos sentimos profundamente afectados por los dramas y por las
heridas de nuestro tiempo, especialmente por aquellas provocadas por los conflictos
todavía abiertos en Medio Oriente. Pienso, en primer lugar, en la amada Siria, lacerada
por una lucha fratricida que dura ya tres años y que ha cosechado innumerables víctimas,
obligando a millones de personas a convertirse en refugiados y a exilarse en otros
países. Todos queremos la paz, pero miren: ¡ésta es la raíz
del mal, el odio y la codicia del dinero, y las fábricas en la venta de las armas!
¡Esto nos debe hacer pensar! ¿Quién está detrás, que nos da a todos, a todos aquellos
que están en conflicto, las armas para continuar el conflicto? Pensemos desde nuestro
corazón, y digamos una palabra por esta pobre gente criminal, para que se convierta
Agradezco
a las Autoridades y al pueblo jordano por la generosa acogida de un número elevadísimo
de refugiados provenientes de Siria y de Iraq, y extiendo mi agradecimiento a todos
aquellos por su obra de asistencia y solidaridad con los refugiados. Pienso también
en la obra de caridad que desarrollan instituciones de la Iglesia como Caritas Jordania
y otras que, asistiendo a los necesitados sin distinción de credo religioso, pertenencia
étnica o ideológica, manifiestan el esplendor del rostro caritativo de Jesús, que
es misericordioso. Que Dios Omnipotente y Clemente los bendiga a todos ustedes y a
todos sus esfuerzos por aliviar los sufrimientos causados por la guerra.
Me
dirijo a la comunidad internacional para que no deje sola a Jordania, ¡que es tan
acogedora y valiente!, en el afrontar la emergencia humanitaria causada con la llegada
a su territorio de un número tan elevado de refugiados, sino que continúe e incremente
su acción de apoyo y ayuda. Renuevo mi ardiente llamado a la paz en Siria. Que cese
la violencia y se respete el derecho humanitario, garantizando la necesaria asistencia
a la población sufriente. Que de parte de todos se abandone la pretensión de dejar
a las armas la solución de los problemas y se vuelva al camino de las negociaciones.
De hecho, la solución sólo puede venir del diálogo y de la moderación, de la compasión
por quien sufre, de la búsqueda de una solución política y del sentido de la responsabilidad
para con los hermanos.
A ustedes jóvenes, les pido que se unan a mi
oración por la paz. Pueden hacerlo ofreciendo a Dios sus fatigas cotidianas, y así
su oración será particularmente preciosa y eficaz. Y les animo a colaborar, con su
esfuerzo y sensibilidad, en la construcción de una sociedad respetuosa de los más
débiles, de los enfermos, de los niños, de los ancianos. A pesar de las dificultades
de la vida, sean signo de esperanza. Ustedes están en el corazón de Dios; ustedes
están en mis oraciones, y les agradezco su calurosa, alegre y numerosa presencia.
¡Gracias!
Al final de este encuentro, renuevo mi deseo que prevalezca
la razón y la moderación y, con la ayuda de la comunidad internacional, Siria reencuentre
el camino de la paz. ¡Dios convierta a los violentos! ¡Dios convierta a aquellos que
tienen proyectos de guerra! ¡Dios convierta a aquellos que fabrican y venden armas!
Y fortalezca los corazones y las mentes de los agentes de paz y los recompense con
toda bendición. ¡Que el Señor los bendiga a todos ustedes!
Papa
Francisco: «¡Salam!» Jordania, tierra rica en historia y de gran significado religioso
para el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam
(RV).- (se actualizó
con el audio completo de la voz del Papa ) «Con la esperanza de que esta visita contribuya
a incrementar y promover relaciones buenas y cordiales entre Cristianos y Musulmanes».
En su primer discurso, en Amán, en la ceremonia de bienvenida, el Papa Francisco,
empezó agradeciendo a Dios el poder comenzar su peregrinación, visitando el Reino
Hachemita de Jordania - siguiendo las huellas de sus predecesores Pablo VI, Juan
Pablo II y Benedicto XVI - y agradeciendo al Rey Abdullah II, por sus cordiales palabras
de bienvenida, y por ser conocido como «hombre de paz», con el vivo recuerdo del reciente
encuentro en el Vaticano.
Abrazando al pueblo de Jordania, «tierra rica
en historia y de gran significado religioso para el Judaísmo, el Cristianismo y el
Islam», el Papa Bergoglio señaló que este País «acoge generosamente a una gran cantidad
de refugiados palestinos, iraquíes y de otras zonas en crisis, en especial de la vecina
Siria, destruida por un conflicto que está durando demasiado tiempo». Y,
alentando el reconocimiento y la ayuda de la comunidad internacional, reiteró el compromiso
de la Iglesia Católica, dentro de sus posibilidades, en la asistencia a los refugiados
y a los necesitados, sobre todo mediante Caritas Jordania.
Junto con
«su dolor, ante las fuertes tensiones en la región medio-oriental», y «su gratitud
a las autoridades jordanas», animándolas «a seguir esforzándose por lograr la tan
deseada paz duradera en toda la Región», el Obispo de Roma señaló que «para esto,
es necesario y urgente encontrar una solución pacífica a la crisis siria, además de
una justa solución al conflicto entre israelíes y palestinos».
Luego,
renovó su profundo respeto y consideración a la comunidad Musulmana, y expresó reconocimiento
por el liderazgo de Su Majestad el Rey en la promoción del entendimiento de las virtudes
proclamadas por el Islam y la serena convivencia entre los fieles de las diversas
religiones.
Un saludo lleno de afecto dirigió también el Papa a las
comunidades cristianas – ahora numéricamente minoritarias - presentes en el País desde
los tiempos apostólicos, que contribuyen al bien común de la sociedad en la que están
plenamente insertadas. Comunidades que pueden profesar con tranquilidad su fe, respetando
la libertad religiosa, que es un derecho humano fundamental, con el anhelo firme –
dijo el Obispo de Roma de que «sea tenido en gran consideración en todo Oriente Medio
y en el mundo entero».
(CdM - RV)
Texto y audio completo
del discurso del Papa Francisco :
Doy gracias a Dios por permitirme visitar el Reino Hachemita
de Jordania, siguiendo las huellas de mis predecesores Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto
XVI, y agradezco a Su Majestad el Rey Abdullah II sus cordiales palabras de bienvenida,
con el vivo recuerdo de nuestro reciente encuentro en el Vaticano. Extiendo mi saludo
a los miembros de la Familia Real, al Gobierno y al Pueblo de Jordania, tierra rica
en historia y de gran significado religioso para el Judaísmo, el Cristianismo y el
Islam.
Este País acoge generosamente a una gran cantidad de refugiados
palestinos, iraquíes y de otras zonas en crisis, en especial de la vecina Siria, destruida
por un conflicto que está durando demasiado tiempo. Majestad, esta acogida merece
el reconocimiento y la ayuda de la comunidad internacional. La Iglesia Católica, dentro
de sus posibilidades, quiere comprometerse en la asistencia a los refugiados y a los
necesitados, sobre todo mediante Caritas Jordania.
A la vez que constato
con dolor que sigue habiendo fuertes tensiones en la región medio-oriental, agradezco
a las Autoridades del Reino todo lo que hacen y les animo a seguir esforzándose por
lograr la tan deseada paz duradera en toda la Región; para esto, es necesario y urgente
encontrar una solución pacífica a la crisis siria, además de una justa solución al
conflicto entre israelíes y palestinos.
Aprovecho la ocasión para renovar
mi profundo respeto y consideración a la comunidad Musulmana, y expresar mi reconocimiento
por el liderazgo que Su Majestad el Rey ha asumido para promover un más adecuada entendimiento
de las virtudes proclamadas por el Islam y la serena convivencia entre los fieles
de las diversas religiones. ¡Usted es conocido como hombre de paz y artífice de la
paz: gracias! Manifiesto mi gratitud a Jordania por haber animado diversas iniciativas
importantes a favor del diálogo interreligioso para la promoción del entendimiento
entre judíos, cristianos y musulmanes, como el “Mensaje Interreligioso de Amán”, y
por haber promovido en el seno de la ONU la celebración anual de la “Semana de la
Armonía entre las Religiones”.
Quisiera ahora dirigir un saludo lleno
de afecto a las comunidades cristianas, cuidadas por este Reino, comunidades, presentes
en el País desde los tiempos apostólicos, que contribuyen al bien común de la sociedad
en la que están plenamente insertadas. A pesar de ser hoy numéricamente minoritarias,
tienen la posibilidad de desarrollar una cualificada y reconocida labor en el campo
educativo y sanitario, mediante escuelas y hospitales, y pueden profesar con tranquilidad
su fe, respetando la libertad religiosa, que es un derecho humano fundamental y que
espero firmemente que sea tenido en gran consideración en todo Medio Oriente y en
el mundo entero. Este derecho “abarca tanto la libertad individual como colectiva
de seguir la propia conciencia en materia religiosa como la libertad de culto… la
libertad de elegir la religión que se estima verdadera y de manifestar públicamente
la propia creencia” (BENEDICTO XVI, Exhort. Ap. Ecclesia in Medio Oriente, 26). Los
cristianos se sienten y son ciudadanos de pleno derecho y desean contribuir a la construcción
de la sociedad junto a sus conciudadanos musulmanes, con su aportación específica.
Dirijo,
finalmente, un deseo especial de paz, de paz y de y prosperidad al Reino de Jordania
y a su pueblo, con la esperanza de que esta visita contribuya a incrementar y promover
relaciones buenas y cordiales entre Cristianos y Musulmanes. Y que el Señor Dios nos
defienda a todos de ese miedo al cambio, al cual Su Majestad se ha referido.
Les
agradezco su cálida acogida y amabilidad. Que Dios omnipotente y misericordioso conceda
a Sus Majestades felicidad y larga vida, y colme a Jordania de sus bendiciones. ¡Salam!
El
Papa peregrino de la paz a Tierra Santa llegó a Amán (RV).- Siguiendo
las huellas de Jesús, el Papa Francisco, peregrino de la paz y la misericordia, llegó
a Tierra Santa. El avión, que lo llevaba desde Roma, aterrizó a mediodía en el aeropuerto
de Amán. Será la suya una peregrinación “de oración y penitencia” y pastoral, que
quiere ser también de contacto personal con las comunidades cristianas. Tras su llegada,
Francisco se trasladó en coche al palacio Real: donde primero tuvo lugar la ceremonia
de bienvenida, luego la visita de cortesía a los reyes de Jordania, en privado, y
finalmente, en un gran salón, el encuentro con las autoridades jordanas. Este
primer día de la peregrinación del Papa Tierra Santa, está dedicado a la etapa de
Amán. A las tres de esta tarde, hora en Jordania, tendrá lugar la Santa Misa multitudinaria,
presidida por el Papa en el estadio internacional de la misma capital. Antes de la
celebración, el Obispo de Roma, en jeep descubierto, pasando entre las numerosas personas
presentes, impartirá su bendición apostólica y saludará a la multitud. El
Papa durante la celebración eucarística impartirá también la Primera Comunión a 1.400
niños. Más tarde, se trasladará a Betania más allá del Jordán, el lugar del Bautismo
de Jesús, en la orilla jordana del mismo río. Allí tendrá lugar la bendición de las
aguas por parte del Papa Francisco, como 50 añas atrás hiciera Pablo VI. Después,
en la Iglesia latina, seguirá el encuentro con refugiados y con jóvenes discapacitados,
para finalmente regresar a Amán.
Telegramas del Pontífice durante
el vuelo a Amán El avión papal, antes de llegar al aeropuerto internacional
‘Reina Alia’, de la capital del Reino Hachemita de Jordania, sobrevoló Italia, Grecia,
Chipre e Israel. Países a los que el Pontífice hizo llegar sendos telegramas. Al
presidente de la República Italiana, en el momento en el que empieza su «peregrinación
a Tierra Santa, cincuenta años después del histórico viaje del venerable Pablo VI,
con el fin de rezar por la justicia y la paz y para alentar el diálogo ecuménico e
interreligioso». El Obispo de Roma, extiende su cordial saludo al pueblo italiano,
que acompaña con «sincero anhelo de bienes espirituales y sociales». Sobrevolando
Grecia, el Papa envió un telegrama al presidente de la República helénica, asegurando
sus oraciones a Dios Todopoderoso, para que guíe los esfuerzos del pueblo griego en
favor de una sociedad cada vez más justa y pacífica. Así como la invocación de abundantes
bendiciones del Señor. En el telegrama enviado al presidente de la República
de Chipre, también sobrevolada en su peregrinación a Tierra Santa, el Obispo de Roma,
con su cordial saludo a todos los chipriotas, invoca asimismo las bendiciones divinas
de alegría y paz. Al presidente del Estado de Israel, junto con sus cordiales
y mejores deseos de bien en vísperas ya del anhelado encuentro en su visita a Tierra
Santa, el Papa Francisco asegura en su telegrama que ruega a Dios Todopoderoso sus
abundantes bendiciones abrazando a todo el pueblo de Israel.
Charla
del Papa en el avión con los periodistas Durante el vuelo rumbo a Amán,
el Santo Padre saludó a los más de 70 periodistas que viajan con él, agradeciéndoles
su ayuda y servicio y señalando que será un viaje de mucho trabajo, compromiso, pues
tendrán que ver, escribir y pensar, es decir, hacer tantas cosas y añadió, bromeando,
que alguien había escrito que será un ‘viaje matador’ debido a la intensidad y densidad
de la agenda prevista. Para luego asegurar que durante el vuelo de regreso a Roma
dará una conferencia de prensa
Tweet del Papa publicado y en su cuenta
@pontifex Queridos amigos, les pido que me acompañen con su oración
durante mi peregrinación a Tierra Santa, invitó el Papa en su tweet de este sábado.
ER
RV
Justicia, paz y diálogo en la oración del Papa peregrino a Tierra
Santa (RV).- Como es tradicional en los Viajes Apostólicos, el Papa Francisco
envió el primer telegrama, de los que se envían a los países que sobrevuela el avión
en el que viaja, al presidente de la República Italiana, en el momento en el que empieza
su «peregrinación a Tierra Santa, cincuenta años después del histórico viaje del venerable
Pablo VI, con el fin de rezar por la justicia y la paz y para alentar el diálogo ecuménico
e interreligioso». El Obispo de Roma, extiende su cordial saludo al pueblo italiano,
que acompaña con «sincero anhelo de bienes espirituales y sociales». (CdM – RV)
Francisco
rumbo a la Tierra de Jesús
(RV).- El Papa Francisco emprendió puntual
la mañana de este sábado, 24 de mayo, su peregrinación a Tierra Santa. El avión despegó
alrededor de las 8.25 del aeropuerto de Roma-Fiumicino con destino a Amman, Jordania,
primera etapa de su viaje de tres días, en los que visitará también Palestina e Israel.
Se trata de la segunda visita internacional de su pontificado después de la JMJ de
Rio, en julio de 2013. Igual que hicieron sus predecesores, el Papa Bergoglio viaja
a la tierra de Jesús como "peregrino". Y bajo este signo del espíritu afronta el viaje,
que desea que sea estrictamente religioso. El gran objetivo de Francisco es conmemorar
la visita de Pablo VI a la región en 1964, el primer viaje de un pontífice al extranjero,
que incluyó el histórico abrazo en Jerusalén al patriarca ortodoxo de Constantinopla,
Atenágoras, máximo representante de esta confesión, tras mil años de cisma. 50 años
después, Francisco hará lo mismo con el actual patriarca Bartolomé. Ambos se encontrarán
cuatro veces en tres días y firmarán una declaración común. Al abrazo ecuménico
y de unidad, hay que añadir el abrazo fraternal que Francisco quiere regalar a las
comunidades cristianas de Tierra Santa: una minoría de 450 mil almas, tentada por
la emigración por carecer de espacio y futuro. A esto hay que añadir la dimensión
de paz con la que Francisco llega a Tierra Santa, tierra de sufrimiento y controversia
entre pueblos, estados y religiones. Un viaje con muchos momentos intensos, 14
discursos en italiano previstos y con una agenda repleta de citas y visitas que ha
exigido largas horas de reunión para limar susceptibilidades y fijar un itinerario
lo más tranquilo y lo más seguro posible. En una iniciativa sin precedentes, al Santo
Padre le acompañan en el séquito esta vez un rabino y un líder musulmán de Argentina,
amigos suyos.
ER- RV
Peregrinación de oración del Papa
a la Tierra de Jesús: memoria, encuentro, diálogo
(RV).- (con audio) Con el
himno oficial de la Peregrinación del Papa Francisco a Tierra Santa, nos preparamos
a acompañar al Obispo de Roma durante su «peregrinación de oración», como dijo él
mismo anunciando el segundo Viaje Apostólico internacional de su Pontificado, con
motivo del 50 aniversario del histórico encuentro en Jerusalén entre Pablo VI y el
Patriarca Atenágoras. Tres días intensos – del 24 al 26 de mayo - de celebración de
la memoria, encuentro, diálogo. El lema - «Para que todos sean uno» - se inspira
en el ruego de Jesús al Padre (Jn 17,21) y el logo presenta el abrazo de los santos
hermanos Pedro y Andrés, los primeros dos discípulos llamados por Jesús, en Galilea.
Tres etapas: la primera, Jordania, Amman y Betania más allá del Jordán. La
segunda, Belén, Estado de Palestina, y la tercera, Jerusalén. Esta peregrinación
del Papa Bergoglio tiene un ‘compás ternario’, dijo el Director de la Oficina de Prensa
de la Santa Sede Padre Federico Lombardi. Se organizó alrededor del domingo, con la
Misa, por la mañana, en la Plaza del Pesebre en Belén, y el encuentro ecuménico con
el Patriarca Bartolomé y con los demás representantes cristianos, por la tarde. El
día antes, el sábado, al ser shabbat está dedicado a Jordania y el lunes al Estado
de Israel.
Además de la celebración, otra característica de este viaje es también
la dimensión interreligiosa. El Papa Francisco ha querido que lo acompañen, como miembros
de su séquito, en este momento tan importante, el rabino Skorka y el Secretario General
del Instituto del diálogo interreligioso de la República de Argentina, Omar Ahmed.
Dos personas, que el Santo Padre conoce bien, habiendo cultivado relaciones de diálogo
y de amistad.