Papa Francisco: ¿Tenemos un corazón firme en el Espíritu Santo o un corazón bailarín?
(RV).- (se actualizó con video - con audio) Pensemos en el hermoso
don que nos ha dejado Jesús, el Espíritu de fortaleza y de consejo – nos enseña y
nos recuerda el mensaje de salvación - para afrontar los acontecimientos de cada día,
con un corazón firme, sin miedo a testimoniar a Jesucristo, reiteró el Papa Francisco,
en su homilía de la Misa matutina que presidió este lunes, en la capilla de la Casa
de Santa Marta. Reflexionando sobre la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles,
el Obispo de Roma destacó el admirable compromiso evangelizador de San Pablo, cuyo
corazón «está siempre firme y en continuo movimiento». Huyendo de Iconio, donde lo
querían matar, llega a Licaonia para evangelizar y, en el nombre del Señor, cura a
un paralítico. Y al ver ese milagro los paganos piensan que Pablo y Bernabé, que lo
acompañaba, son dioses bajados a la tierra. A Bernabé le dan el nombre de Júpiter,
y a Pablo el de Mercurio. Y a Pablo le costó mucho lograr convencerlos de que eran
hombres, recordó el Santo Padre, añadiendo que «éstas eran las vivencias humanas que
vivía Pablo»:
«Nosotros tenemos tantas vivencias, estamos entre tantas
vivencias que nos mueven de un lado a otro... Pero hemos pedido la gracia de tener
el corazón firme, como lo tenía Pablo, que, para no lamentarse de esa persecución
fue a buscar a otra ciudad; a empezar a predicar allí; a curar a un enfermo, darse
cuenta de que ese hombre tenía la fe suficiente para ser curado. Luego, calmar a esa
gente entusiasmada que quería ofrecer un sacrificio. Proclamar que hay un solo Dios
con el lenguaje cultural de ellos. Una cosa detrás de otra. Y esto sólo viene de
un corazón firme».
Preguntando dónde tenía Pablo su corazón para lograr
tantos cambios en poco tiempo y afrontar de forma adecuada las situaciones, el Papa
Bergoglio recordó que en el Evangelio, «Jesús nos dice que el Espíritu Santo, enviado
por el Padre nos enseñará todo y nos recordará todo lo que Él nos ha dicho». Y Pablo
tenía «su corazón firme en el Espíritu Santo, ese don que Jesús nos ha enviado», reiteró
Francisco, haciendo hincapié en que «si queremos encontrar firmeza en nuestra vida,
debemos ir a Él. El Espíritu Santo está en nuestro corazón y nosotros lo recibimos
en el Bautismo. El Espíritu Santo nos da fortaleza, firmeza para ir hacia adelante
en la vida entre tantos acontecimientos, como vemos en Pablo:
«Con este
ejemplo, nos podemos preguntar hoy ¿cómo es mi corazón? ¿es un corazón que parece
un bailarín, que va de aquí para allá, que parece una mariposa... que hoy le gusta
eso.. y va para allá? ¿que está siempre en movimiento? ¿Es un corazón que se asusta
de los acontecimientos de la vida? Y ¿que se esconde y tiene miedo de dar testimonio
de Jesucristo? ¿Es un corazón valiente? O ¿es corazón que tiene tanto miedo y trata
siempre de esconderse? ¿A qué cosa le presta atención nuestro corazón? ¿Cuál es el
tesoro al cual está apegado nuestro corazón? ¿Es un corazón firme en las criaturas,
en los problemas que todos tenemos? ¿Es un corazón firme en los dioses de cada día?
O ¿es un corazón firme en el Espíritu Santo?».
El Papa invitó a preguntarnos
dónde está firme nuestro corazón:
«¿Me dejo llevar por las vivencias o
voy hacia esos acontecimientos con el corazón firme, que sabe dónde está? Y el único
que da firmeza a nuestro corazón es el Espíritu Santo. Nos hará bien pensar que nosotros
tenemos un hermoso don que nos ha dejado Jesús: este Espíritu de fortaleza, de consejo,
que nos ayuda a ir hacia adelante, en medio de los acontecimientos de cada día. Hagamos
este ejercicio hoy de preguntarnos cómo es nuestro corazón ¿es firme o no? Y si es
firme ¿dónde está firme, en las cosas o en el Espíritu Santo?»