No se puede comprender a Jesucristo solo, ni a un cristiano solo, sin Iglesia, recuerda
el Papa
(RV).- (con audio) No existe un cristiano
sin Iglesia, un cristiano que camina solo, porque el mismo Jesús entró en el camino
de su pueblo, señaló el Papa Francisco en la Misa matutina, de este jueves, en la
capilla de la Casa de Santa Marta. Reflexionando sobre la primera lectura del día,
el Papa Bergoglio explicó que los apóstoles cuando anunciaron a Jesús, no comenzaron
a partir de Él, sino de la historia del pueblo. En efecto, «no se comprende a Jesús
sin esta historia», porque Él «es precisamente el fin de esta historia, hacia el cual
va esta historia». Por ello, «no se puede comprender un cristiano fuera del pueblo
de Dios. El cristiano no es una mónada», sino que pertenece a un pueblo: la Iglesia.
El cristiano sin Iglesia es una cosa meramente ideal, no es real»:
«Pero,
no se puede comprender un cristiano solo, como no se puede comprender a Jesucristo
solo. Jesucristo no cayó del cielo como un héroe que viene a salvarnos y llega. No.
Jesucristo tiene historia. Y podemos decir – y es verdad – esto: Dios tiene historia,
porque ha querido caminar con nosotros. Y no se puede comprender a Jesucristo sin
historia. Así como no se puede comprender un cristiano sin historia, un cristiano
sin pueblo, un cristiano sin Iglesia. Es una cosa de laboratorio, una cosa artificial,
una cosa que no puede dar vida».
«El pueblo de Dios camina con una promesa»,
reiteró Francisco, añadiendo que «es importante que tengamos presente en nuestra vida
esta dimensión: la dimensión de la memoria»:
«Un cristiano es un memorioso
de la historia de su pueblo, es memorioso del camino que el pueblo ha cumplido, es
memorioso de su Iglesia. La memoria... la memoria de todo el pasado... Después, este
pueblo ¿a dónde va? Hacia la promesa definitiva. Es un pueblo que camina hacia la
plenitud; un pueblo elegido que tiene una promesa en el futuro y camina hacia esta
promesa, hacia el cumplimiento de esta promesa. Y, por ello, un cristiano en la Iglesia
es un hombre, una mujer con esperanza: esperanza en la promesa. Que no es expectativa:
¡no, no! Es otra cosa: es esperanza. ¡Esa que no defrauda!»
«Mirando hacia
atrás, el cristiano es una persona memoriosa: pide la gracia de la memoria, siempre.
Mirando hacia adelante, el cristiano es un hombre y una mujer de esperanza. Y en el
presente, el cristiano sigue el camino de Dios y renueva la Alianza con Dios. Le dice
continuamente al Señor: ‘Sí, yo quiero los mandamientos, yo quiero tu voluntad, yo
quiero seguirte’. Es un hombre de alianza y la alianza la celebramos todos los días
en la Misa», destacó luego el Obispo de Roma, añadiendo que el cristiano es ‘una mujer,
un hombre eucarístico’ y concluyendo con este ruego:
«Pensemos – nos hará
bien esto hoy – cómo es nuestra identidad cristiana. Nuestra identidad cristiana es
pertenencia a un pueblo: la Iglesia. Sin esto no somos cristianos. Hemos entrado en
la Iglesia con el bautismo: allí somos cristianos. Y por ello es importante tener
la costumbre de pedir la gracia de la memoria, la memoria del camino que ha cumplido
el pueblo de Dios. También de la memoria personal: qué ha hecho Dios conmigo, en mi
vida, como me hizo caminar... Pedir la gracia de la esperanza, que no es optimismo:
¡no, no! Es otra cosa. Y pedir la gracia de renovar todos los días la Alianza con
el Señor que nos ha llamado. Que el Señor no dé estas tres gracias, que son necesarias
para la identidad cristiana».