En los momentos delicados necesitamos personas sabias y que nos quieran bien, Dios
mismo nos aconseja en nuestro interior en la intimidad con él y a través de la voz
y el testimonio de los hermanos, dijo Francisco
(RV).- (Con audio. Actualizado con audio completo de la catequesis en italiano)
Papa Francisco
contó una anécdota personal: “Recuerdo una vez que estaba en el confesionario en el
santuario de Luján y en la fila había un joven todo moderno con aros, tatuajes. Y
vino a decirme lo que le sucedía. Era un problema grande, difícil. Y ¿tú que harías?
le pregunté. Y el respondió: yo le conté todo esto a mi madre y mi madre me dijo andá
a la Virgen y ella te dirá lo que tenés que hacer. ¡Esta es una mujer que tenía el
don del consejo! No sabía cómo salir del problema del hijo, pero le indicó el camino
justo: andá a la Virgen y ella te dirá. ¡Este es el don de consejo! Dejar que el espíritu
hable. Y esta mujer humilde, simple, le dio al hijo el consejo más verdadero. Porque
este joven me dijo: “yo mire a la Virgen y sentí que debo hacer esto y esto y esto”.
Yo no tuve que hablar –expresó el papa-. Todo lo hizo la madre, la Virgen y el joven.
Ustedes madres que tienen este don pidan a Dios el don de aconsejar a los hijos”.
Papa
Bergoglio dijo que con el corazón iluminado por el don del Espíritu tomamos decisiones
concretas, siguiendo la lógica de Jesús y su Evangelio y no llevados por el egoísmo.
“El
Señor me aconseja, el Señor me habla en mi interior. Este es otro don del Espíritu,
el don de consejo. Sabemos cuánto es importante en los momentos más delicados poder
contar con sugerencias de personas sabias y que nos quieren bien. Ahora se trata de
Dios mismo que a través del don de consejo, con su espíritu ilumina nuestro corazón
a fin de hacernos comprender el modo justo de hablar, de comportarse y el camino
a seguir”, explicó el Obispo de Roma en su catequesis sobre el don de consejo, ante
una plaza de san Pedro desbordada de fieles y peregrinos.
El Papa expresó que
debemos preguntarnos ¿cómo actúa concretamente este don dentro de nosotros? El Espíritu
nos lleva a conformarnos cada vez más con Jesús, como modelo de nuestro obrar y de
nuestra relación con Dios y los hermanos, para que en nuestros pensamientos, sentimientos
e intenciones no nos dejemos llevar del egoísmo o de nuestro modo de ver las cosas,
sino del querer de Dios.
El Vicario de Cristo dijo que “esta sintonía profunda
con el Señor madura en la intimidad con el Señor y nos lleva a preguntarnos constantemente:
¿Qué es lo que el Señor desea? ¿Cuál es su voluntad? ¿Qué es lo que a él le gusta?
Dios nos habla también a través de la voz y el testimonio de fe de los hermanos, que
nos ayudan a ver más claro y a reconocer la voluntad del Señor.
Jesuita
Guillermo Ortiz de Radio Vaticana
Texto completo de la catequesis
del Papa traducida al español
(Audio):
Los
dones del Espíritu: el Consejo
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos
días!
Hemos escuchado en la lectura aquella parte del libro de los Salmos
que dice “el Señor me aconseja, el Señor me habla interiormente”. Y este es otro don
del Espíritu Santo: el don del consejo. Sabemos cuánto es importante, sobre todo en
los momentos más delicados, el poder contar con las sugerencias de personas sabias
y que nos quieren. Ahora, a través del don del consejo, es Dios mismo, con el Espíritu
Santo, que ilumina nuestro corazón, para hacernos comprender el modo justo de hablar
y de comportarse y el camino a seguir. Pero ¿cómo actúa este don en nosotros?
1.
En el momento en el cual lo recibimos y lo acogemos en nuestro corazón, el Espíritu
Santo comienza inmediatamente a hacernos sensibles a su voz y a orientar nuestros
pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras intenciones según el corazón de Dios.
Al mismo tiempo, nos lleva siempre más a dirigir la mirada interior sobre Jesús, como
modelo de nuestro modo de actuar y de relacionarnos con Dios Padre y con los hermanos.
El consejo, es entonces el don con el cual el Espíritu Santo hace que nuestra conciencia
sea capaz de hacer una elección concreta en comunión con Dios, según la lógica de
Jesús y de su Evangelio. Y de este modo, el Espíritu nos hace crecer interiormente,
nos hace crecer positivamente, nos hace crecer en la comunidad. Y nos ayuda a no
caer en posesión del egoísmo y del propio modo de ver las cosas. Así el Espíritu
nos ayuda a crecer y también a vivir en comunidad.
2. La condición esencial
para conservar este don es la oración. Pero siempre volvemos sobre lo mismo ¿no?
La oración. Pero es tan importante la oración, rezar. Rezar las oraciones que todos
nosotros sabemos desde niños, pero también rezar con nuestras palabras. Rezar al Señor:
Señor ayúdame, aconséjame, ¿qué tengo que hacer ahora?Y con la oración hacemos lugar
para que el Espíritu venga y nos ayude en aquel momento, nos aconseje sobre lo que
nosotros debemos hacer.La oración. Jamás olvidar la oración, jamás. Nadie se da cuenta
cuando nosotros rezamos en el autobús, en la calle: oramos en silencio, con el corazón.
Aprovechemos estos momentos para rezar. Rezar para que el Espíritu nos dé este don
del consejo. En la intimidad con Dios y en la escucha de su Palabra, poco a poco
dejamos de lado nuestra lógica personal, dictada la mayor parte de las veces por nuestra
cerrazón, por nuestros prejuicios y nuestras ambiciones, y en cambio, aprendamos a
preguntar al Señor: ¿cuál es tu deseo? ¡Pedirle consejo al Señor! Y esto lo hacemos
con la oración. De esta manera madura en nosotros una sintonía profunda, casi innata
con el Espíritu y comprobamos qué verdaderas son las palabras de Jesús citadas en
el Evangelio de Mateo: "No se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo
que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los
que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes" (Mt 10:19-20).
Es el Espíritu que nos aconseja. Pero nosotros debemos darle espacio al Espíritu para
que nos aconseje, y dar espacio es rezar. Rezar para que Él venga y nos ayude siempre.
3.
Y al igual que todos los otros dones del Espíritu, entonces, el consejo es también
un tesoro para toda la comunidad cristiana. El Señor nos habla no solamente en la
intimidad del corazón, nos habla sí, pero no solamente allí, sino también a través
de la voz y el testimonio de los hermanos. ¡Realmente es un gran don poder encontrar
hombres y mujeres de fe que, especialmente en los momentos más complicados e importantes
de nuestra vida, nos ayudan a iluminar nuestro corazón y a reconocer la voluntad del
Señor!
Yo recuerdo una vez que yo estaba en el confesionario - y había una
fila larga adelante - en el Santuario de Luján. Y estaba en la fila un muchacho todo
moderno, ¿no? Con aritos, tatuajes, todas las cosas. Y vino para decirme lo que le
sucedía a él. Era un problema grande, difícil. ¿Y tú qué harías? Y me dijo esto: yo
le he contado todo esto a mi madre y mi madre me dijo: anda a ver a la Virgen y Ella
te dirá lo que debes hacer. ¡Esta es una mujer que tenía el don del consejo! No sabía
cómo salir del problema del hijo, pero le ha indicado el camino justo: “anda a ver
a la Virgen y Ella te dirá”. Este es el don del consejo, dejar que el Espíritu hable.
Y esta mujer humilde y simple, ha dado al hijo el más verdadero consejo, el más verdadero
consejo. Porque este joven me dijo: “yo he mirado a la Virgen y he sentido que tengo
que hacer esto, esto y esto. Yo no tuve que hablar. Lo hicieron todo la madre, la
Virgen y el muchacho. ¡Éste es el don del consejo! Ustedes mamás, que tienen este
don, ¡pidan este don para sus hijos! El don de aconsejar a los hijos. Es un don de
Dios.
Queridos amigos, el Salmo 16 nos invita a orar con estas palabras: "Bendeciré
al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia! Tengo siempre
presente al Señor: él está a mi lado, nunca vacilaré". (vv. 7-8). Que el Espíritu
siempre pueda infundir en nuestro corazón esta certeza y nos llene así con su consuelo
y su paz! Pidan siempre el don del consejo.¡Gracias!
Traducción del
italiano: Eduardo Rubió y María Cecilia Mutual
Síntesis de esta
catequesis que el Papa Francisco pronunció en nuestro idioma:
Hoy consideramos
el don de Consejo. Éste es el don con el que el Espíritu Santo nos ayuda a tomar decisiones
en nuestra vida concreta, siguiendo la lógica de Jesús y su Evangelio. Ilumina nuestro
corazón y nos hace más sensibles a la voz del Espíritu, para que en nuestros pensamientos,
sentimientos e intenciones no nos dejemos llevar del egoísmo o de nuestro modo de
ver las cosas, sino de lo que Dios quiere.
Al mismo tiempo, nos lleva
a conformarnos cada vez más con Jesús, como modelo de nuestro obrar. ¿Qué podemos
hacer para ser más dóciles a este don de Consejo? La condición esencial es la oración.
Gracias a la intimidad con Dios y a la escucha de su Palabra va madurando en nosotros
una sintonía con el Señor, que nos lleva a preguntarnos constantemente: ¿Qué es lo
que el Señor desea? ¿Qué es lo que a él le gusta? ¿Cuál es su voluntad?
Por
otra parte, el don de consejo, como los demás dones, constituye un tesoro para toda
la comunidad cristiana.
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua
española, en particular a los grupos venidos de España, México, Guatemala, Colombia,
Perú, Uruguay, Venezuela, Argentina y otros países latinoamericanos. Que la intercesión
de la Virgen María, en este mes de mayo, nos ayude a vivir nuestra vida cristiana
con más docilidad a la voz y al amor del Espíritu Santo. Muchas gracias, que Dios
los bendiga y la Virgen los cuide.