Devoción a la Eucaristía manantial de vida para la humanidad: radiomensaje de Juan
XXIII
(RV).- (con audio) Ante el VI Congreso
Eucarístico Nacional del Perú, que se celebraba en Piura, el Papa Angelo Roncalli
hizo llegar su voz desde Roma, con un radiomensaje, destacando que «la unidad y la
fraternidad universal tienen su origen en la paternidad de Dios y encuentran su más
nutritivo alimento en la Mesa Eucarística, donde se recibe a Cristo ofrecido como
Víctima por la salvación de la humanidad y principio de vida sobrenatural para todos
los hombres». Y destacaba su alegría por ese Congreso «exaltación de aquel mutuo amor
de caridad divina que es capaz de unir ante una Custodia santa a los corazones de
todos». (CdM – RV)
Texto completo del radiomensaje del Papa Juan XXIII
al VI Congreso Eucarístico Nacional del Perú:
«¡Amadísimos Hijos del
Perú! ¡Sea por siempre bendito y alabado el Santísimo Sacramento del Altar!
Este es el grito de alegría que brota espontáneo de Nuestros labios al saber que en
estos momentos estáis con un solo corazón y una sola alma, rebosantes de fervor, ante
la Hostia Santa en número tan imponente y con un entusiasmo irrefrenable.
Henos
aquí, católicos peruanos, para deciros cuanto os amamos en las entrañas de Cristo
(cf. Flp 1, 8), para admirar vuestra fe, para exhortaros a la caridad y para ofrecer
al Dios, oculto en las especies del pan y del vino, vuestro acto de adoración.
La
fe que ilustra las páginas gloriosas de vuestra historia se ha desbordado estos días
por las calles y plazas de la hospitalaria Piura, alegrando al Cielo y edificando
a los hombres. Os felicitamos por este triunfo eucarístico.
Vuestro
Congreso quiere ser una exaltación de aquel mutuo amor de caridad divina que es capaz
de unir ante una Custodia santa a los corazones de todos. ¡Bendita unión que os conservara
en el camino de la paz y prosperidad! La unidad y la fraternidad universal tienen
su origen en la paternidad de Dios y encuentran su más nutritivo alimento en la Mesa
Eucarística, donde se recibe a Cristo ofrecido como Víctima por la salvación de la
humanidad y principio de vida sobrenatural para todos los hombres.
¿Cómo
no va a complacer al Señor de los Señores el culto que le habéis tributado pública
y solemnemente en este acto de reparación para compensarlo por las ofensas que le
causan los pecados del mundo? Con el pueblo del Perú, oh Señor, os alabamos, os bendecimos,
os adoramos, os glorificamos.
Vuestra devoción a la Eucaristía sea manantial
de vida que renueve las esencias cristianas de esa Nación. Bebed en este torrente
la firmeza de vuestra fe contra todo peligro de desviaciones, la pureza de costumbres
contra el materialismo amenazador, el debido respeto al sagrado vínculo conyugal contra
malsanas teorías. Pedid al Redentor Divino, presente en la Eucaristía como Sumo y
Eterno Sacerdote, santos y celosos sacerdotes que continúen su obra de salvación sobre
la tierra, que os enseñen el camino del Cielo y os distribuyan el pan de los Ángeles
con sus manos puras.
Dios bendiga vuestra Patria, con sus campos y hogares,
vuestras aldeas y ciudades, ese hermoso país, resumen gracioso y cifra de toda América.
Que vuestros Santos Toribio, Francisco y Rosa de Santa María, con los Beatos Martín
y Juan Masías, os impetren las gracias que, con Nuestra cordial y paterna Bendición
para Nuestro dignísimo Cardenal Legado, para el Episcopado con su Clero, para las
ilustres Autoridades y pueblo todo amadísimo, de corazón imploramos».