(RV).- La
Iglesia con su estilo de madre que da vida a muchos por medio del Bautismo,
busca acompañar a sus hijos a un crecimiento integral en su fe en el Señor Jesús,
es el camino de los Sacramentos de Iniciación Cristiana. Al mismo tiempo, procura
servir para que cada cristiano desarrolle su vocación en la Iglesia y en la sociedad.
La opción preferencial por los pobres y sufrientes integra la acción evangelizadora.
La Iglesia, acompaña a todos los hermanos en sus situaciones de sufrimiento,
particularmente quienes sufren más la marginalidad social y la lejanía de los medios
de salvación. E ilumina yanima a todos a colaborar con su compromiso
para ayudar a encontrar las respuestas que buscan tantas familias para la buena educación
de sus hijos, el trabajo digno, la cobertura en su salud, poder ejercitar sus derechos
y deberes en la vida social y política. Refiriéndose al proceso evangelizador, Aparecida
en el número 399, afirma:
“Asumiendo con nueva fuerza esta opción por los
pobres, ponemos de manifiesto que todo proceso evangelizador implica la promoción
humana y la auténtica liberación `sin la cual no es posible un orden justo en
la sociedad´…Para la Iglesia, el servicio de la caridad, igual que el anuncio y la
celebración de los Sacramentos, `es expresión irrenunciable de la propia esencia´”
(DA 399).
En una perspectiva creativa, el Papa Francisco en el número 236
de La alegría delEvangelio (EG) mueve a asumir las actitudes de Jesús
Buen Pastor que viene a ofrecer vida en plenitud a su pueblo:
“El modelo no
es la esfera, que no es superior a las partes, donde cada punto es equidistante del
centro y no hay diferencias entre unos y otros. El modelo es el poliedro, que
refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservan su originalidad.
Tanto la acción pastoral como la acción política procuran recoger en ese poliedro
lo mejor de cada uno. Allí entran los pobres con su cultura, sus proyectos y sus propias
potencialidades. Aun las personas que puedan ser cuestionadas por sus errores, tienen
algo que aportar que no debe perderse. Es la conjunción de los pueblos que, en el
orden universal, conservan su propia peculiaridad; es la totalidad de las personas
en una sociedad que busca un bien común que verdaderamente incorpora a todos”.
Con
belleza expresa en el número 237 que Jesús para comunicar su Evangelio a lo largo
de la historia, necesita de muchas personas de las diversas realidades sociales para
proponerlo a la mayoría del pueblo.
“La mística popular acoge a su modo
el Evangelio entero, y lo encarna en expresiones de oración, de fraternidad, de justicia,
de lucha y de fiesta. La Buena Noticia es la alegría de un Padre que no quiere que
se pierda ninguno de sus pequeñitos. Así brota la alegría en el Buen Pastor que encuentra
la oveja perdida y la reintegra a su rebaño. El Evangelio es levadura que fermenta
toda la masa y ciudad que brilla en lo alto del monte iluminando a todos los pueblos.
El Evangelio tiene un criterio de totalidad que le es inherente: no termina de ser
Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas
las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa
del Reino”. (EG 237).