Pido perdón por todo el mal perpetrado por algunos sacerdotes contra menores. La Iglesia
no dará un paso atrás, afirma el Papa
(RV).- (se actualizó con
video, audio y texto completo con la voz del Papa) «Con los chicos no se juega». Al
recibir a una delegación de la Oficina Internacional Católica de la Infancia – BICE,
por su sigla en francés - el Papa Francisco alentó la defensa de los derechos de los
menores, la urgencia de impulsar proyectos contra «el trabajo esclavo, contra el reclutamiento
de niños soldado y cualquier tipo de violencia». En particular, el Obispo de Roma,
agradeciendo las amables palabras del presidente del BICE, expresó su dolor por los
abusos contra menores, por parte de hombres de Iglesia, pidió perdón y aseguró con
firmeza que la Iglesia no retrocede ante este mal:
«Me siento interpelado
a hacerme cargo de todo el mal que algunos sacerdotes, bastantes. Bastantes en número,
no en comparación con la totalidad. Hacerme cargo de pedir perdón del daño que han
hecho por los abusos sexuales de los niños. La Iglesia es conciente de este daño;
es un daño personal y moral de ellos, pero hombres de Iglesia. Y no vamos a dar un
paso atrás en lo que se refiere al tratamiento de estos problemas y a las sanciones
que se deben poner, al contrario. Creo que debemos ser muy fuertes. Con los chicos
no se juega».
Una vez más, el Santo Padre destacó también la importancia
de privilegiar a los niños y a los ancianos en la sociedad, pues el futuro de un pueblo
está en sus manos. Sin olvidar el derecho de crecer en una familia, con un padre y
una madre y rechazando firmemente todo tipo de experimentación educativa: «con niños
y jóvenes no se puede experimentar», el Obispo de Roma recordó los «horrores de la
manipulación educativa» perpetrados por las «dictaduras genocidas del siglo XX», poniendo
en guardia contra los peligros del «pensamiento único». Con su aprecio por los esfuerzos
en favor de los niños «expresión concreta y actual de la predilección que el Señor
Jesús tiene por ellos», en su saludo a los queridos amigos de esta ONG católica que
desde hace más de 60 años trabaja en todo el mundo al servicio de todos los niños,
sin discriminación ni proselitismo, el Papa Bergoglio señaló que «nació de la maternidad
de la Iglesia. En efecto, tuvo su origen a partir de la intervención del Papa Pío
XII en defensa de los niños, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces,
esta organización se ha comprometido siempre en promover la defensa de los derechos
del menor, contribuyendo también a la Convención de las Naciones Unidas de 1989. Y
en esta labor colabora constantemente con las oficinas de la Santa Sede en Nueva York,
en Estrasburgo y sobre todo en Ginebra». Para luego hacer hincapié en la urgente actualidad
de los importantes proyectos que realizan. (CdM – RV) Texto y audio completo
del discurso del Papa: Queridos
amigos, les doy las gracias por este encuentro. Aprecio sus esfuerzos en
favor de los niños: es una expresión concreta y actual de la predilección que el Señor
Jesús tiene por ellos. A mí me gusta decir que en una sociedad bien constituida
los privilegios sólo deben ser para los niños y los ancianos, porque el futuro de
un pueblo está en manos de ellos. Los niños porque ciertamente llevarán adelante la
fuerza de la historia. Los ancianos porque son la sede de la sabiduría de un pueblo
y tienen que aportar esa sabiduría ¿no? Podemos decir que el BICE nació
de la maternidad de la Iglesia. En efecto, tuvo su origen a partir de la intervención
del Papa Pío XII en defensa de los niños, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial.
Desde entonces, esta organización se ha comprometido siempre en promover la defensa
de los derechos del menor, contribuyendo también a la Convención de las Naciones Unidas
de 1989. Y en esta labor colabora constantemente con las oficinas de la Santa Sede
en Nueva York, en Estrasburgo y sobre todo en Ginebra. Usted, con delicado
espíritu de fineza, habló del buen trato. Le agradezco, esta expresión suave, pero
me siento interpelado a hacerme cargo de todo el mal que algunos sacerdotes, bastantes.
Bastantes en número, no en comparación con la totalidad. Hacerme cargo de pedir
perdón del daño que han hecho por los abusos sexuales de los niños. La Iglesia es
conciente de este daño; es un daño personal y moral de ellos, pero hombres de Iglesia.
Y no vamos a dar un paso atrás en lo que se refiere al tratamiento de estos problemas
y a las sanciones que se deben poner, al contrario. Creo que debemos ser muy fuertes.
Con los chicos no se juega. En nuestros días, es importante llevar adelante
los proyectos contra el trabajo esclavo, contra el reclutamiento de niños soldados
y cualquier tipo de violencia sobre los menores. Dicho en positivo, es preciso
reafirmar el derecho de los niños a crecer en una familia, con un padre y una madre
capaces de crear un ambiente idóneo para su desarrollo y su madurez afectiva. Seguir
madurando en la relación y confrontación con lo que es la masculinidad y la femineidad
de un padre y de una madre y a seguir así madurando, ir armando su madurez afectiva.
Esto comporta al mismo tiempo apoyar el derecho de los padres a la educación
moral y religiosa de sus hijos. Y en este punto quisiera manifestar mi rechazo a todo
tipo de experimentación educativa con los chicos. Con niños y jóvenes no se puede
experimentar. No son cobayas de laboratorio Los horrores de la manipulación educativa
que hemos vivido en las grandes dictaduras genocidas del siglo XX no han desparecido;
conservan su actualidad bajo ropajes diversos y propuestas que, con pretensión de
modernidad, fuerzan a caminar a niños y jóvenes por el camino dictatorial del “pensamiento
único”. Me decía hace un poco más de una semana un gran educador: a veces uno no sabe
si con estos proyectos – se refería a proyectos concretos de educación – uno manda
al chico a la escuela o a un campo de reeducación. Trabajar por los derechos
humanos presupone mantener siempre viva la formación antropológica, estar bien preparados
en la realidad de la persona humana, y saber responder a los problemas y desafíos
que plantean las culturas contemporáneas y la mentalidad difundida por los medios
de comunicación social. Obviamente no se trata de acurrucarnos en cobertizos de protección,
que hoy día son incapaces de dar vida, que dependen de culturas que ya está pasadas...
que... no eso no. Eso está mal. Pero enfrentar con los valores positivos de la persona
humana los nuevos desafíos que nos traen las culturas nuevas. Para ustedes,
se trata de ofrecer a sus dirigentes y funcionarios una formación permanente sobre
la antropología del niño, porque es ahí donde los derechos y las obligaciones tienen
su fundamento. De ella depende el planteamiento de los proyectos educativos, que obviamente
tienen que ir progresando tienen que ir madurando, tienen que acomodarse a los signos
de los tiempos. Respetando siempre la identidad humana y la libertad de conciencia.
Gracias de nuevo. Les deseo un buen trabajo. Me viene a la mente el logo
que la comisión de protección de niñez y adolescencia tenía en Buenos Aires, que Norberto
conoce muy bien. El logo de la Sagrada Familia arriba de un burrito, escapando a Egipto,
defendiendo ese Niño. A veces para defender hay que escapar. A veces hay que quedarse
y proteger. A veces hay que pelear. Pero siempre hay que tener ternura. Gracias por
lo que hacen»
(Transcripción Cecilia de Malak – Programa Español – Radio
Vaticano)