2014-04-08 11:49:34

Que no suceda nunca más, ni en Ruanda ni en otro lugar


(RV).- RealAudioMP3 (con audio) Cien días permanecerá encendida la llama ante el monumento dedicado a las víctimas del genocidio en Ruanda, el mismo tiempo que duró la masacre de 1994. El encendido de esa llama fue con una antorcha, que desde el pasado mes de enero, recorrió todas las aldeas ruandesas, simbolizando la memoria colectiva de la nación africana, llamada de las mil colinas. La conmemoración y comienzo del luto nacional tuvo lugar en la capital, Kigali, mientras no se apagan las polémicas a nivel internacional y el mundo sigue preguntándose cómo pudo suceder.

En el programa oficial de la trágica conmemoración se lee: “Un tiempo para recordar las vidas perdidas, para demostrar solidaridad con los sobrevivientes y para unirnos para que no vuelva a suceder nunca más, ni en Ruanda ni en otra parte”.

Hace tan sólo unos días, el Papa Francisco destacó la reconciliación nacional y el papel que la Iglesia puede desempeñar en esa tarea, cuando se cumplen veinte años del genocidio que devastó al país, en el discurso que entregó a los obispos de la Conferencia Episcopal de Ruanda al final de su visita “ad Limina”.

Recordando el sufrimiento de los ruandeses y las tantas heridas que todavía están lejos de cerrarse y, uniéndose de todo corazón al luto de la población, el Santo Padre aseguró sus oraciones por las comunidades eclesiales “a menudo desgarradas, por todas las víctimas y sus familias y por todos los ruandeses, independientemente de su religión, de su etnia o de su opción política”.

El Obispo de Roma encomendó Ruanda a la protección materna de la Virgen María. Con la ferviente esperanza de que del Santuario de Kibeho irradie aún más el amor de María por sus hijos, especialmente por los más pobres y perjudicados, y que sea para la Iglesia en Ruanda, y fuera de ella, una llamada a dirigirse con confianza a " Nuestra Señora de los Dolores ", para que acompañe a cada uno en su camino y obtenga el don de la reconciliación y la paz.


Como cada año, el duelo, “icyunamo” en lengua kinyarwanda, comenzó el 7 de abril, el Día Internacional de Conmemoración del genocidio de los Tutsis, que coincide con la fecha, de 1994, en que fue derribado el avión en que viajaba el presidente ruandés Juvenal Habyarimana.

El luto oficial terminará el 4 de julio, fecha en que hace 20 años ingresó a Kigali el Frente Patriótico Ruandés (FPR), liderado por Kagame, lo que puso fin a las masacres en las que murieron brutalmente asesinadas más de 800.000 personas, en su mayoría Tutsis, pero también Hutus moderados.









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