"Sigan la vía de la verdad, la bondad y la belleza", el Papa a la Asociación Coral
(RV).- (audio y video) Papa Francisco recibió
al final de la mañana del sábado, en la Sala Clementina, a unos 400 miembros de la
Asociación Coral, que representa a empresas radiofónicas y televisiva locales analógicas
y digitales, vía internet, así como agencias de información radiotelevisiva y concesionarias
publicitarias radiotelevisivas. El Santo Padre resaltó el valor del trabajo de los
medios de comunicación y les pidió que siguieran tres caminos para hacer bien su misión:
la vía de la verdad, la vía de la bondad y la vía de la belleza. También resaltó
el tema del clericalismo en la Iglesia, “a los sacerdotes les gusta la tentación de
clericalizar a los laicos. El laico tiene que ser laico, bautizado; tiene la fuerza
que viene de su bautismo. Servidor, pero con su vocación laica, y aquello no se vende,
no se negocia, no se es cómplice con el otro porque…¡No! ¡Yo soy así! Porque allí
está la identidad”, dijo.
Palabras del Papa a la Asociación Coral Agradezco
mucho esto que ha dicho, y les agradezco por el trabajo que hacen. Aquella verdad...
buscar la verdad con los medios. Pero no sólo la verdad, ¿eh? Verdad, bondad y belleza,
las tres juntas. Vuestro trabajo debe desarrollarse en estas tres vías: la vía de
la verdad, la vía de la bondad y la vía de la belleza. Pero, aquella verdad, bondad
y belleza que son consistentes, ¿eh? Que vienen de dentro, que son humanas. Y, en
el camino de la verdad, en las tres vías podemos encontrar fallos, también trampas.
“Pero, yo pienso, busco la verdad...”: pero estate atento eh? No te conviertas en
un intelectual sin inteligencia. “Pero, yo voy, busco la bondad...”: pero estate atento,
no te conviertas en un fanático de la ética sin bondad. “ A mí me gusta la belleza”:
si, pero está atento, no hagas eso que se hace tanto, ¿no? Maquillar la belleza, buscar
los cosméticos para hacer una belleza artificial que no existe. La verdad, la bondad,
y la belleza como vienen de Dios, y están en el hombre. Y esto es el trabajo de los
medios, el suyo. Usted ha mencionado dos cosas: yo querría retomarlas. Primero de
todo, la unidad armónica de su trabajo. Pero, hay medios grandes, otros más pequeños...
Pero si nosotros leemos el capítulo XII de la Carta de San Pablo a los Corintios,
vemos que en la Iglesia no hay ni grande ni pequeño: cada uno tiene su función, su
ayuda al otro, la mano no puede existir sin la cabeza... Todos somos miembros, y también
vuestros medios, que sean más grandes o más pequeños, son miembros y armonizan la
vocación del servicio en la Iglesia. Ninguno debe sentirse pequeño, muy pequeño respecto
a otro más grande. Todos pequeños delante de Dios, en la humildad cristiana, pero
todos tenemos una función. ¡Todos, todo! Como en la Iglesia.... Yo haría esta pregunta:
¿Quién es más importante en la Iglesia: El Papa o aquella viejecita que todos los
días reza el Rosario por la Iglesia?. Que lo diga Dios: Yo no puedo decirlo. La importancia
de cada uno es esta armonía, porque la Iglesia es la armonía de la diversidad. El
cuerpo de Cristo es esta armonía de la diversidad, y aquello que hace la armonía es
el Espíritu Santo: eso es lo más importante de todo. Esto y lo otro que usted ha dicho:
yo lo quiero subrayar. Es importante: buscar la unidad, y no seguir la lógica que
el pez grande se come al pequeño.
Usted ha dicho otra cosa, que
la menciono también yo en la Exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”. Ha
hablado de clericalismo. Es uno de los males, es uno de los males de la Iglesia. pero
es un mal cómplice, ¿eh?, porque a los sacerdotes les gusta la tentación de clericalizar
a los laicos. Pero, tantos laicos, de rodillas, piden ser clericalizados, porque es
más cómodo: es más cómodo ¿eh? y esto es un pecado a dos manos, ¡eh! Y tenemos que
vencer esta tentación. El laico tiene que ser laico, bautizado; tiene la fuerza que
viene de su bautismo. Servidor, pero con su vocación laica, y aquello no se vende,
no se negocia, no se es cómplice con el otro porque…¡No! ¡Yo soy así! Porque allí
está la identidad. Tantas veces he escuchado esto, ¿eh? en mi tierra: “pero
yo, en mi parroquia, ¿sabe?, tengo un laico buenísimo: este hombre sabe organizar…Eminencia,
¿por qué no lo hacemos diácono?” y la propuesta del cura inmediatamente es: clericalizar.
Este laico…hagámoslo. Y ¿por qué? Porque ¿es más importante el diácono, el cura, del
laico? ¡No! ¡Esto es un error! Ah, ¿es un buen laico? Que continúe así y
que crezca así. Porque está la identidad de la pertenencia cristiana allí. Para mí,
el clericalismo impide el crecimiento del laico. Pero tengan presente lo que he dicho
¿eh? Es una tentación cómplice entre los dos, ¿eh? Porque no habría clericalismo
si no existieran laicos que quieren ser clericalizados. ¿Es claro esto? Por esto
agradezco por lo que hacen. Armonía: también esta es otra armonía, porque la función
del laico no puede ejercerla el sacerdote y el Espíritu Santo está libre: algunas
veces inspira al cura a hacer una cosa, otras veces inspira al laico.
Se
habla en el Consejo pastoral, tan importantes son los Consejos pastorales, una parroquia
– y en esto cito el Código Canónico – una parroquia que no tenga Consejo pastoral
y Consejo de los asuntos económicos no es una buena parroquia: falta la vida. Luego,
son tantas las virtudes. Lo indiqué al comienzo: ir por el camino de la bondad, de
la verdad y de la belleza y son tantas virtudes en estos caminos. Pero también hay
pecados de los medios, ¿eh? Me permito hablar un poco de esto, ¿no? Para mí, los pecados
de los medios de comunicación, los más grandes, son los que van por el camino de la
mentira, de la falsedad, y son tres: la desinformación, la calumnia y la difamación.
Estas dos últimas son graves, ¿eh? pero no tan peligrosas como la primera.
¿Por qué? Les explico. La calumnia es pecado mortal, pero se puede aclarar y llegar
a conocer que aquella es una calumnia. La difamación es pecado mortal, pero se puede
llegar a decir: “pero esta es una injusticia porque esta persona ha hecho aquello
en aquel tiempo, después se ha arrepentido, ha cambiado de vida”. Pero la desinformación
es decir la mitad de las cosas, las que son para mí más convenientes y no decir la
otra mitad. Es así, de lo que se ve en la televisión o aquello que se escucha en
la radio no se puede dar un juicio perfecto, porque no se tiene los elementos y no
se los dan. De estos tres pecados, por favor, huyan. Desinformación, calumnia y difamación. Les agradezco por lo que hacen y le he dicho a mons. Sanchirico que les
entregue el discurso que tenía escrito: pero sus palabras me han inspirado a decirles
esto espontáneamente y lo he dicho con un lenguaje del corazón: les agradezco tanto,
y ahora los invito a rezar un Ave María a la Virgen para darles la bendición. Ave
María….