Francisco: purificar los ojos de nuestro espíritu para poder entender lo que nos dice
Jesús
(RV).- (audio) El Obispo de Roma,
cumpliendo con su misión de visitar las parroquias de su diócesis, acudió la tarde
de este domingo a la parroquia romana de Santa María de la Oración, donde volvió a
recordar el pasaje de la Transfiguración del Señor y pidió a los fieles "escuchar
a Jesús" y "purificar los ojos" para entender qué es lo que nos quiere decir la Palabra.
"El Señor, cuando se transfigura delante de Pedro, Juan y Santiago, está oyendo la
voz de su Padre, que dice: Éste es mi hijo" apuntó el Papa, quien incidió en la necesidad
de "escuchar a Jesús, para nutrir nuestra fe con la Palabra de Dios".
"Este
es el principal deber de un cristiano.... El primer deber del cristiano es escuchar
a Jesús, que nos habla, robustece nuestra fe y nos salva con su palabra", dijo Francisco,
el párroco del mundo, quien añadió que dejemos algo de tiempo, cada día, para escuchar
la palabra de Jesús". "El Evangelio es el alimento más importante para el alma". Así
lo hacían los primeros cristianos. Porque es lo que nutre nuestra fe".
"Os
sugiero que leáis un pasaje del Evangelio cada día. Sentid qué cosa sucede allí, sentiréis
a Jesús. Y veréis cómo entra en nuestro corazón y renueva nuestra fe. Llevad un pequeño
Evangelio, para ir leyendo en el autobús. "Llevad siempre con vosotros el Evangelio”.
La
segunda gracia "es la de la purificación de los ojos de nuestro espíritu, para prepararlo
a la vida eterna. Purificar los ojos", pidió el párroco Francisco. Estamos "invitados
a escuchar a Jesús, y Jesús se manifiesta con su transfiguración nos invita a mirarlo.
Mirar a Jesús nos prepara para la vida eterna".
"Quizá ahora nuestros ojos
están un poco enfermos porque vemos tantas cosas, no sólo de Jesús, sino también
contra Jesús, cosas mundanas que no nos hacen bien. Y así esta luz se apaga lentamente,
y sin saberlo acabamos en la oscuridad interior, en la oscuridad espiritual, en la
oscuridad de la fe, porque no estamos acostumbrados a guardar las cosas de Jesús".
El
Santo Padre invitó a mirar a Jesús para preparar nuestros ojos para la visión de lo
Absoluto.
"Pidamos al Padre que nos ayuda a escuchar a Jesús y a imaginar cómo
era Jesús. Así nuestro corazón seguirá el camino de la esperanza". "Escuchar a Jesús
para hacer más fuerte nuestra fe”.
(ER RV)
Texto completo
de la homilía de la misa que el Papa Francisco celebró en la parroquia Santa María
de la Oración
En la oración, al inicio de la Misa, hemos pedido al
Señor dos gracias: “Escuchar a tu amado Hijo, para que nuestra fe se nutra de la Palabra
de Dios”, y – la otra gracia – “purificar los ojos de nuestro espíritu, para que
podamos gozar un día la visión de la gloria”. Escuchar. La gracia de escuchar y la
gracia de purificar los ojos. Esto es propiamente con relación al Evangelio que hemos
escuchado. Cuando el Señor se transfigura delante de Pedro, Santiago y Juan, ellos
sienten la voz de Dios Padre, que dice: “Éste es mi Hijo, ¡escúchenlo!”. La gracia
de escuchar a Jesús. ¿Para qué? Para nutrir nuestra fe con la Palabra de Dios. Y ésta
es una tarea del cristiano. ¿Cuáles son las tareas del cristiano? Quizás me dirán:
ir a Misa los domingos, hacer ayuno y abstinencia en Semana Santa, hacer esto… Pero
la primera tarea del cristiano es escuchar la Palabra de Dios, escuchar a Jesús, porque
Él nos habla y Él nos salva con su Palabra; y Él también hace más robusta, más fuerte
nuestra fe con esta palabra. ¡Escuchar a Jesús!
“¡Pero Padre, yo escucho a
Jesús, lo escucho tanto!” – “¿Sí? ¿Qué escuchas?” – “Escucho la radio, escucho la
televisión, escucho los comentarios de la gente…”. Tantas cosas escuchamos nosotros
durante la jornada, tantas cosas… Pero yo les hago una pregunta: ¿Tomamos un poco
de tiempo, cada día, para escuchar a Jesús, para escuchar la Palabra de Jesús? En
casa, ¿tenemos el Evangelio? Y cada día escuchamos a Jesús en el Evangelio, ¿leemos
un párrafo del Evangelio? ¿O tenemos miedo de esto, o no estamos acostumbrados?
¡Escuchar
la Palabra de Jesús para nutrirnos! Esto significa que la Palabra de Jesús es el alimento
más fuerte para el alma: ¡nos nutre el alma, nos nutre la fe! Yo les sugiero, cada
día, de tomar algunos minutos y leer un pasaje del Evangelio y escuchar qué pasa allí.
Sentir a Jesús, y esa Palabra de Jesús, cada día, entra en nuestro corazón y nos hace
más fuertes en la fe.
También les sugiero tener un pequeño Evangelio, uno
chiquitito, que se puede llevar en el bolsillo, en la cartera, y cuando tenemos un
poco de tiempo, tal vez en el autobús… cuando se puede en el autobús, porque tantas
veces en el bus estamos un poco presionados para mantener el equilibrio y también
para cuidar los bolsillos, ¿no?... Pero cuando tú estas sentado aquí o allá, puedes
leer también durante la jornada, tomar el Evangelio y leer dos palabritas. ¡El Evangelio
siempre con nosotros!
Se decía de algunos mártires de los primeros tiempos
– por ejemplo de santa Cecilia – que llevaban siempre el Evangelio con ellos: ellos
llevaban el Evangelio; ella, Cecilia, llevaba el Evangelio; justamente porque es
nuestro primer alimento, es la Palabra de Jesús, lo que nutre nuestra fe.
Y
después, la segunda gracia que hemos pedido es la gracia de la purificación de los
ojos, de los ojos de nuestro espíritu, para preparar los ojos de nuestro espíritu
a la vida eterna. ¡Purificar los ojos! Yo estoy invitado a escuchar a Jesús; y Jesús
se nos manifiesta y con su Transfiguración nos invita a mirarlo; y mirar a Jesús purifica
nuestros ojos y los prepara a la vida eterna, a la visión del Cielo. Quizás nuestros
ojos están un poco enfermos porque vemos tantas cosas que no son de Jesús, o en contra
de Jesús: cosas mundanas, cosas que no hacen bien a la luz del alma. Y así esta luz
se apaga lentamente y, sin saberlo, terminamos en la oscuridad interior, en la oscuridad
espiritual, en la oscuridad de la fe, oscuridad porque no estamos acostumbrados a
mirar, a imaginar las cosas de Jesús.
Esto es lo que hoy nosotros hemos pedido
al Padre, que nos enseñe a escuchar a Jesús y a mirar a Jesús. Escuchar su palabra,
y piensen en lo que les decía del Evangelio: ¡es muy importante! Y mirar: cuando leo
el Evangelio, imaginar y mirar cómo era Jesús, cómo hacía las cosas. Y así nuestra
inteligencia, nuestro corazón, van adelante en el camino de la esperanza, en el que
el Señor nos pone, como hemos escuchado que hizo con nuestro padre Abrahám. Recuerden
siempre: escuchar a Jesús, para hacer que nuestra fe sea más fuerte. Mirar a Jesús,
para preparar nuestros ojos a la bella visión de su rostro, donde todos nosotros –
que el Señor nos de siempre la gracia – nos encontraremos en una Misa sinfín. Así
sea.