Anuncio del mensaje cristiano misión de la Iglesia en camino, con Francisco a partir
del gesto profético de Benedicto
(RV).- (con audio) La histórica renuncia de Benedicto XVI y la elección del Papa Francisco.
2013 ha sido un año realmente extraordinario para la vida de la Iglesia. Para un balance,
a partir, precisamente del gesto profético del Papa Benedicto, el Padre Federico Lombardi,
director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede y de nuestra emisora, ha sido entrevistado
por Alessando Gisotti. La entrevista abarca también una clave de lectura de los primeros
nueve meses del pontificado de Jorge Mario Bergoglio, las grandes expectativas y esperanzas,
el Consejo de Cardenales y su vivencia personal y colaboración con el primer Papa
jesuita de la historia Pero en primer lugar, el Padre Lombardi, destaca la visión
de largo alcance, clarividencia y humildad del Papa Raztinger: «Es
una decisión que ha marcado este año y que seguirá marcando también los próximos tiempos
de la Iglesia. Creo que, de hecho, tendrá sus consecuencias para los próximos pontificados.
Es la apertura de un camino, digamos, una posibilidad - como dijo muy bien Benedicto,
precisamente motivando su renuncia – enlazada con los tiempos que estamos viviendo.
No tanto, pues, con una simple situación personal, sino con una colocación en el tiempo
en que vivimos, con la aceleración y la acumulación de los problemas que surgen. Y
esto fue visto por el Papa con gran lucidez y con una gran humildad. Para dar la posibilidad
de una guía, que él calificó de renovado vigor a la Iglesia. Cosa que realmente ha
ocurrido y que ha sido de una manera impresionante e inesperada».
En
poco tiempo el Papa Francisco se ha vuelto una figura familiar en todo el mundo y
- lo que más llama la atención - no sólo entre los cristianos. El Padre Lombardi
responde a la pregunta de si es posible trazar un balance o al menos encontrar una
clave de lectura para estos nueve primeros meses de su pontificado:
«Ciertamente,
la respuesta a los gestos y a las palabras del Papa Francisco en el mundo de hoy
es absolutamente impresionante. Creo que ha respondido a un anhelo profundo y permanente
de la humanidad entera, que es el de la necesidad, del deseo de amor de la humanidad,
del perdón, de una relación sincera, cercana, que sea de consuelo y de aliento. Por
lo tanto, algo que ha tocado las cuerdas más profundas de la sensibilidad y de la
personalidad humana en general. Es lo que ha comprobado realmente en todos los continentes,
en todos los países, en todas las diferentes situaciones de la vida de los hombres
y mujeres de nuestro tiempo. Yo creo que la lectura más sencilla es también la más
verdadera. Es decir, el haber concentrado el anuncio en el amor de Dios, en su misericordia,
en su cercanía a todos, en su deseo de bien y de salvación para todas sus creaturas.
Es algo que se ha comprendido y que se ha comprendido también por la eficacia de los
gestos y de palabras sencillas con las que se ha dicho. La abolición, por lo tanto,
de las barreras entre la persona del Papa y la gente que él ha encontrado ha sido
comprendida por todos de forma simple y directa. Creo que se debe leer así esta respuesta.
El Papa responde porque él interpreta efectivamente el amor de Dios Padre hacia todas
sus creaturas».
Desde sus primeros gestos y sus primeras palabras,
el Papa Francisco ha suscitado expectativas inmensas, en ámbito eclesial y no sólo.
El Padre Lombardi responde a qué se puede esperar, por lo tanto, para el próximo año,
pensando asimismo en las importantes reuniones del Consejo de los Ocho:
«Yo
creo que debemos tener la expectativa y la esperanza de que este gran impulso de renovación,
de eficacia del anuncio del mensaje cristiano esencial, que el Papa Francisco ha puesto
en marcha, se puede difundir en la Iglesia, porque por ahora es algo que vemos en
Roma y que está muy concentrado en torno a su persona. Aunque sabemos que, en tantos
países del mundo, la gente ha vuelto a la confesión, a participar en las celebraciones
religiosas. Por lo tanto, hay una ola de propagación de este efecto de cercanía del
amor de Dios a través de la Iglesia. Esto, sin embargo, debe desarrollarse aún más:
debe llegar a ser verdaderamente un estilo con el que la Iglesia anuncia. Y el Papa
Francesco, en cierto sentido, da un ejemplo, da un modelo de relación pastoral, que
luego debe ser difundido y que debe llegar a ser habitual en todos los ámbitos de
la Iglesia. Esto es lo que debemos esperar y anhelar. Los fatídicos cambios estructurales,
las reformas de las que tanto se habla sirven o valen si ayudan a ello. Es decir,
si las estructuras, los instrumentos o las organizaciones están efectivamente al servicio
del espíritu y del anuncio del Evangelio. Esto es lo que el Papa Francisco entiende
como reforma: hacer que los instrumentos y las estructuras sean más adecuadas a la
misión de la Iglesia, Misión de la Iglesia de anuncio del Evangelio y de anuncio hasta
las fronteras de este mundo, en las periferias, de las que él tanto habla, en relación
con los pobres, con las personas que más necesitan la cercanía del Señor y del testimonio
de Dios. Es así, entonces, como podemos esperar que el Consejo de los ocho cardenales,
así como otras consultas que se puede conseguirlo. En mi opinión, sin embargo, debe
quedar absolutamente claro, que es un aspecto secundario, un aspecto que viene después
y al servicio de lo primero, que es el anuncio del Evangelio y la misión de la Iglesia.
Éste es un camino, en efecto. El Papa ha puesto en marcha varias consultas, varias
comisiones para hacer más transparente y más eficaz el testimonio de las estructuras,
también en lo que concierne al Vaticano, sus estructuras administrativas. El verdadero
problema, sin embargo, es la relación entre el espíritu y sus instrumentos de expresión:
las estructuras y las organizaciones».
Francisco es el primer Papa
jesuita de la historia. El Padre Lombardi explica qué significa para él ser uno de
sus más estrechos colaboradores y qué está recibiendo personalmente del Santo Padre:
«Yo percibo una sintonía muy profunda entre la espiritualidad del Papa
y su modo de dirigir la Iglesia y la espiritualidad ignaciana. Ello, especialmente
en el sentido de estar en camino, en el buscar y encontrar cada día la voluntad de
Dios, para servirlo mejor y para realizar lo que los jesuitas llaman su mayor gloria.
Es decir, el conocimiento más profundo del amor de Dios y traducir en nuestras vidas
esta profunda relación de amor entre Dios y el hombre y entre los hombres entre sí.
Entonces, el Papa Francisco, en realidad, ha puesto en camino a la Iglesia, con gran
fuerza, y lo ha hecho con su ejemplo, su compromiso y con tantos mensajes e iniciativas.
Pensemos en el nuevo Sínodo sobre la Familia; pensemos también en su exhortación a
renovar a la Iglesia y también nuestra vida concretamente. Por lo tanto, el hecho
de estar siempre en camino, tratando de encontrar cosas nuevas, que Dios pide de nosotros
en nuestra situación, en nuestra vida, es algo que caracteriza profundamente, me parece,
la espiritualidad y la forma de gobierno del Papa Francesco. Hemos entrado en una
situación en la que la Iglesia se ha puesto en marcha. No se presentan objetivos precisos,
imágenes precisas de cómo la Iglesia deberá organizarse mañana, para llegar a esta
meta. Debemos ponernos en camino, debemos convertirnos, debemos acoger las sorpresas
que Dios nos da en nuestras vidas y comprender dónde nos está llamando, incluso a
través de las situaciones y de las realidades en las que nos encontramos. Por lo tanto
el sentido de la Iglesia que se pone en marcha, en camino, que es peregrina, al cumplir
su misión, me parece que es uno de los aspectos espiritualmente más característicos
de este pontificado».